Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 7, Miércoles
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: El Señor ama a aquellos que aman la sabiduría * Mucha
paz tienen los que aman tus leyes, Señor. * El qué no está contra nosotros está a
favor nuestro
Textos para este día :
Eclesiástico 4,12-22:
La sabiduría instruye a sus hijos, estimula a los que la comprenden. Los que la
aman aman la vida, los que la buscan alcanzan el favor del Señor; los que la
retienen consiguen gloria del Señor, el Señor bendecirá su morada; los que la
sirven sirven al Santo, Dios ama a los que la aman. Quien me escucha juzgará
rectamente, quien me hace caso habitará en mis atrios; disimulada caminaré con
él, comenzaré probándolo con tentaciones; cuando su corazón se entregue a mí,
volveré a él para guiarlo y revelarle mis secretos; pero, si se desvía, lo rechazaré y
lo encerraré en la prisión; si se aparte de mí, lo arrojaré y lo entregaré a la ruina.
Salmo 118
Mucha paz tienen los que aman tus leyes, / y nada los hace tropezar. R.
Guardo tus decretos, / y tú tienes presentes mis caminos. R.
De mis labios brota la alabanza, / porque me enseñaste tus leyes. R.
Mi lengua canta tu fidelidad, / porque todos tus preceptos son justos. R.
Ansío tu salvación, Señor; / tu voluntad es mi delicia. R.
Que mi alma viva para alabarte, / que tus mandamientos me auxilien. R.
Marcos 9,38-40:
En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que echaba
demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los
nuestros." Jesús respondió: "No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi
nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a
favor nuestro."
Homilía
Temas de las lecturas: El Señor ama a aquellos que aman la sabiduría * Mucha
paz tienen los que aman tus leyes, Señor. * El qué no está contra nosotros está a
favor nuestro
1. Necesitamos Sabiduría
1.1 El texto de la primera lectura nos invita hoy a buscar la sabiduría con amor y
dedicación. Y es paradójico escuchar hoy esa invitación porque estamos repletos de
información superficial:
Ahora tenemos edificios más altos,
pero templos más pequeños;
autopistas más anchas,
pero puntos de vista más estrechos.
Gastamos más dinero,
y nos gastamos cada vez más;
compramos más,
pero disfrutamos menos.
Tenemos casas más grandes
y familias más pequeñas
cosas más útiles
y menos tiempo para usarlas.
Tenemos más educación
y menos sentido común;
más conocimientos
y menos juicio;
más expertos
y más problemas;
más medicinas
y menos bienestar.
Tomamos mucho, fumamos mucho
gastamos sin medida;
reímos muy poco,
manejamos muy rápido,
nos enfurecemos demasiado rápido;
nos acostamos muy tarde,
nos levantamos muy cansados;
casi no leemos;
vemos demasiada TV,
y casi nunca rezamos.
Hemos multiplicado nuestras posesiones,
pero reducido nuestros valores;
hablamos demasiado, amamos muy poco
y mentimos casi todo el tiempo.
Hemos aprendido a ganarnos la vida,
pero no a disfrutarla;
le hemos sumado años a la vida
y no vida a los años.
Hemos ido y vuelto a la luna,
pero no podemos cruzar la calle
para conocer a un vecino.
Hemos conquistado el espacio exterior,
pero no el interior.
Hacemos cosas más grandes,
pero no mejores.
Hemos limpiado el aire,
pero no el alma.
Hemos dividido al átomo,
pero no a nuestros prejuicios.
Escribimos mucho,
pero aprendemos poco.
Planeamos todo,
pero no conseguimos casi nada.
Hemos aprendido a hacer las cosas más rapido,
pero no a tener más paciencia,
tenemos ganancias más altas,
pero moral más baja;
más alimento y menos paz.
Construimos más computadores
y no sabemos reconstruir nuestras vidas.
Guardamos información,
y perdemos nuestras raíces.
Hacemos redes fantásticas
pero nos comunicamos menos.
Cada vez tenemos más cantidad y menos calidad.
Esta es la época de la comida rápida
y de la digestión lenta.
Hombres altos,
de bajo carácter.
Profundas ganancias
y relaciones superficiales.
Esta es la época de la paz mundial
y la guerra doméstica.
Más tiempo libre
y menos diversión.
Más tipos de comida
y menos nutrición.
Fusionamos empresas
y fracturamos parejas;
tenemos casas más bellas
pero más hogares rotos.
Esta es la época de viajes rápidos,
pañales desechables,
moralidad en decadencia,
pasiones de una noche,
cuerpos con sobrepeso,
pastillas que hacen todo,
desde alegrarte, hasta calmarte o matarte.
Esta es la época donde tenemos todo en exhibición
pero quizá nada en el inventario.
Fr. Nelson Medina, O.P.