“SOBRE LA CONVIVENCIA”
Carta monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el domingo de la Santísima Trinidad (26 de mayo de 2013)
En este domingo celebramos a la Santísima Trinidad. Si hay algo esencial de nuestra fe
como cristianos es creer que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Creemos en la Trinidad
por la revelación que Jesucristo, el Señor, realizó y que leemos en los textos de la Palabra
de Dios. El texto bíblico de este domingo (Jn. 16, 12-15), nos ayuda a profundizar la
revelacin Trinitaria hecha por Jesucristo del padre y del Espíritu Santo: “Cuando venga el
Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo,
sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. Él me glorificará porque
recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes”. Es importante que comprendamos la
significación que tiene para nuestra vida esta verdad que confesamos los cristianos. Nuestra
época va relativizando todo y a veces hasta lo revelado por Jesucristo. Algunos dirán que
reflexionar sobre esto de la Trinidad no tiene ninguna importancia e implicancia en la
realidad, y sin embargo la confesión en el Dios Uno y Trino no es accidental a la fe y tiene
consecuencias espirituales, y hasta en la manera de vivir, de concebir el mundo y a nuestra
Patria. En estos días hemos celebrado el 25 de mayo, quiero retomar algunas expresiones en
este domingo de la Trinidad que sealaba el documento del episcopado argentino “Navega
mar adentro” sobre “la comunin de la Trinidad, fundamento de nuestra convivencia
social”.
La celebración del bicentenario y nuestra Fiesta Patria es una oportunidad para
mejorar la calidad de vida ciudadana e institucional, o transcurrirá “solo” con algunos
fogoneos y chispazos de fiestas, sin significación para este deseo de los argentinos que
“queremos ser Nacin”. El Diálogo y la convivencia social y política es una clave para que
seriamente desde la necesaria diversidad de pensamiento, tengamos la capacidad de
sentarnos a plantear temas que para los unos y los otros hacen al bien común, por encima de
las pujas de poder. Dañaría la participación y a la misma organización republicana
equivocarnos y creer que la convivencia debe “uniformar”, o creer que solo se puede
progresar con un “pensamiento único”. Esto sería “achatarnos” e implicaría una tremenda
pobreza cultural. Pero la diversidad que enriquece, no puede ser una lucha irracional,
desinteresada de la búsqueda de la verdad y alimentada solo por la ambición y el egoísmo.
Seguramente estos seis años pueden ser una oportunidad para ganar en magnanimidad y
grandeza para acordar en temas “ejes”, que hagan al bien común. Lamentablemente
transcurrió ya la mitad de los años de celebración del bicentenario y la magnanimidad y el
diálogo están casi ausentes en nuestra Patria.
“Navega mar adentro” nos seala al respecto: “El existir con otros y el vivir juntos,
no es el fruto de una desgracia a la que haya que resignarse, ni un hecho accidental que se
deba soportar; ni siquiera se trata de una mera estrategia para sobrevivir. Toda la vida en
sociedad tiene para las personas un fundamento más hondo. Dios mismo. La Santísima
Trinidad es fuente, modelo y fin de toda forma de comunicación humana. A partir de la
comunión trinitaria hemos de recrear los vínculos de toda comunidad: a nivel familiar,
vecinal, provincial, nacional e internacional. En el diálogo y en el intercambio libre de
dones, animado por el amor, se construye el nosotros “de la comunin solidaria” (65).
Resulta asombroso ver como por un lado crece la búsqueda de la valoración de los
derechos humanos. Instituciones, organismos, medios de comunicación, acentúan los
derechos de las personas y en la realidad muchas veces nos encontramos con actitudes
individuales o sectoriales que se desinteresan gravemente por la situación de las personas,
de la familia, de su dignidad, de la misma valoracin de “la vida humana”, de la vida por
nacer… y por supuesto por el bien común. Hasta parece utpico hablar de “recrear vínculos
de convivencia social”, y ni hablar de considerarlo desde “la dimensin trinitaria”, aún
cuando casi todos los actores sociales se denominan cristianos. En realidad es importante
advertir que “lo utpico” es creer que podemos mejorar y progresar fundamentados
“solamente” en estrategias sectoriales, omitiendo la cuestión ética y el bien común.
Al celebrar este domingo a la Trinidad, la comunión del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo, le pedimos por nuestra Patria, para que podamos ser Nación.
¡Les envío un saludo cercano y hasta el próximo domingo!
Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas