Domingo X del Tiempo Ordinario
Jesús durante su vida da pruebas de todas las señales mesiánicas contenidas en el Antiguo Testamento,
especialmente en el libro de los Profetas. Los ciegos verán, los sordos oirán, los lisiados caminarán, y entonces el
rengo saltará como la gacela y la lengua del mudo lanzará gritos de jubilo (ls.35, 5-6). El mismo Jesús manda a decir al
Bautista como testimonio de su Mesianidad "los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son curados,
los muertos resucitan" (Lc.7, 22). Hay una gran diferencia entre Jesús y los Profetas, que curan en nombre de Dios, ellos
invocan al Señor que descienda su gracia sobre alguien. Sobre el hijo de la viuda de Sarepta, Elías, el gran Profeta del
Antiguo Testamento, tipo de Jesús, eleva una súplica al Señor, luego se tendió tres veces sobre el cadáver del niño
diciendo "Señor y Dios mío que vuelva por favor el alma de este niño a él" (1 Re. 17,21).
Jesús no necesita súplicas porque "él se sabe Dios" sino que con la autoridad de quien obra por virtud propia da una
orden sencilla "¡levántate!" Recordemos el milagro que señalábamos al principio; la resurrección del hijo único de la
viuda de Naín. Al ver Jesús la comitiva del entierro y a la pobre viuda que llora Jesús se enternece y le dice "Mujer no
llores más" y dice "Muchacho, a ti te hablo, “¡levante ya"! y el Joven se levantó (14).
Fijémonos algo, solamente quien tiene potestad sobre la vida y la muerte puede obrar con esa autoridad, no lo hacen
los Profetas, ni lo harán los discípulos, sólo lo hace el Señor y quien con fe y amor lo invoque, con profunda fe en Dios y
amor puro por el hombre.
Pero la "resurrección a la vida" no se trata sólo de la muerte física, sino también de la muerte "moral"...Jesús cambió
la vida de tantos ...Fijémonos en lo que dice San Pablo a los Gálatas "Habéis oído hablar de mi conducta
pasada....con cuánta saña perseguí a la Iglesia, hasta que caí del caballo, Dios me derribó..". El cambió de ruta y se
consagró enteramente al Evangelio y a Jesucristo. Pablo estaba muerto y volvió a la vida.... Hoy vemos tantas
personas que están muertas y no quieren volver a la vida, tantos que se creen dueños de la vida y de la muerte, de la
pobreza y la riqueza. ¡Hay tantos que están muertos, el pecado los ciega y no les deja ver la realidad como es,
aunque sean conscientes de que esa actitud de ceguera produce la muerte física de muchos.
El Demonio no es ajeno a esta realidad, más bien la provoca, pues él es el padre de la mentira y del engaño, los que
quieren hacernos creer que el aborto es bueno y que la madre es la dueña de la vida....¡Si vieran cuántas mujeres ya
entradas en edad siguen sufriendo por haber matado a un niño en su vientre! Sufrimiento que no tiene consuelo. Los
jóvenes engañados por los mercaderes de la droga...que se encuentran después, cuando casi no hay remedio, en un
solo lamento, los niños vendidos por madres confundidas por la labia de los mercaderes y la desesperación de la
pobreza.
La Iglesia Católica mantiene desde Roma 123.000 centros de asistencia, drogadicción, enfermedades venéreas,
lepra, centros de atención a los enfermos de sida, tuberculosis, sin contar los centros diocesanos en todos los
continentes y la mayoría de ellos frutos de la vida misma o de los mercaderes de la muerte que están
sobreabundando en el mundo. Pero Ella, la Iglesia, para algunos gobernantes no tiene autoridad para hablar de estas
cosas...¡quizás debiéramos ostentar el título de legislador o gobernante! Dios nos ha dado autoridad -para quienes la
tenemos- para cuidar de la vida y procurar el bien común entre los habitantes de un Pueblo y no para obrar como si
fuésemos dueños de la verdad.
Jesucristo mismo dice "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida" No nos creamos dueños de la vid y aún menos hacer
creer a los demás que somos el camino verdadero y que lo que decimos no admite contradicción....¡cuidado!
Que la Virgen nos ampare de la mentira y el engaño, y nos conduzca por los caminos del bien y de la vida.
+ Marcelo Raúl Martorell
Obispo de Puerto Iguazú