Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 10, Jueves
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Dios ha brillado en nuestros corazones, para que nosotros
iluminemos, dando a conocer la gloria de Dios el resplandor de su gloria * La gloria
del Señor habitará en nuestra tierra. * Todo el que esté peleado con su hermano
será procesado
Textos para este día:
2 Corintios 3,15-4,1.3-6:
Hermanos: Hasta hoy, cada vez que los israelitas leen los libros de Moisés, un velo
cubre sus mentes; pero cuando se vuelvan hacia el Señor, se quitará el velo. El
Señor del que se habla es el Espíritu; y donde hay el Espíritu del Señor hay
libertad. Y nosotros todos, que llevamos la cara descubierta, reflejamos la gloria del
Señor y nos vamos transformando en su imagen con resplandor creciente; así es
como actúa el Señor, que es Espíritu.
Por eso, encargados de este ministerio por misericordia de Dios, no nos
acobardamos. Si nuestro Evangelio sigue velado, es para los que van a la perdición,
o sea, para los incrédulos: el dios de este mundo ha obcecado su mente para que
no distingan el fulgor del glorioso Evangelio de Cristo, imagen de Dios. Nosotros no
nos predicamos a nosotros mismos, predicamos que Cristo es Señor, y nosotros
siervos vuestros por Jesús. El Dios que dijo: "Brille la luz del seno de la tiniebla", ha
brillado en nuestros corazones, para que nosotros iluminemos, dando a conocer la
gloria de Dios, reflejada en Cristo.
Salmo 84 :
Voy a escuchar lo que dice el Señor: / "Dios anuncia la paz / a su pueblo y a sus
amigos." / La salvación está ya cerca de sus fieles, / y la gloria habitará en nuestra
tierra. R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran, / la justicia y la paz se besan; / la
fidelidad brota de la tierra, / y la justicia mira desde el cielo. R.
El Señor nos dará la lluvia, / y nuestra tierra dará su fruto. / La justicia marchará
ante él, / la salvación seguirá sus pasos. R.
Mateo 5,20-26:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si no sois mejores que los escribas y
fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los
antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el
que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano
"imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado",
merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el
altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu
ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces
vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de
camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la
cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último
cuarto."
Homilía
Temas de las lecturas: Dios ha brillado en nuestros corazones, para que nosotros
iluminemos, dando a conocer la gloria de Dios el resplandor de su gloria * La gloria
del Señor habitará en nuestra tierra. * Todo el que esté peleado con su hermano
será procesado
1. Un velo que cubre el corazón
1.1 Era algo que tenía que suceder. Pablo tuvo como estrategia básica de
evangelización, durante años enteros, cada vez que llegaba a un lugar comenzar su
obra de predicación en las sinagogas, básicamente con un anuncio maravilloso: "las
promesas hechas a nuestros padres han sido cumplidas en Jesucristo, muerto y
resucitado".
1.2 Esta estrategia tuvo resultados ambiguos. Junto a algunas, más bien pocas,
conversiones del judaísmo, un número muy sólido y más bien creciente de
hermanos de raza se resistió con dureza a la predicación del Evangelio. Esa
resistencia era un reto a la inteligencia y al amor; al celo apostólico tanto como a la
paciencia y a la oración.
1.3 Pero el reto desbordó finalmente los esfuerzos de Pablo, Bernabé, Silvano, Juan
Marcos, y toda aquella primera generación de predicadores. El balance es
desilusionante entre los judíos, y por ello tuvimos que escuchar alguna vez a Pablo
diciendo a los de su raza y religión: "ustedes son responsables de lo que les
suceda... nosotros nos volvemos a los gentiles" (Hch 13,46).
1.4 Era pues inevitable que surgiera la pregunta que de algún modo subyace a la
primera lectura de hoy: ¿por qué esta resistencia? Pablo nos habla de una especie
de "velo"; es algo que no les permite reconocer la gracia que Dios otorga en virtud
del sacrificio redentor de Jesucristo.
1.5 ¿Y en qué consiste ese "velo"? Las palabras del gran apóstol resuenan con
firmeza: se trata de "incrédulos cuyas inteligencias cegó el dios de este mundo"; y
también: "sólo cuando se conviertan al Señor, desaparecerá el velo".
1.6 Estas expresiones no deben movernos a violencia contra los judíos, pero
tampoco a una actitud neutra o de simple conciliación superficial. La situación del
judaísmo, como grupo humano que peregrina en esta tierra, es moralmente grave
en cuanto supone una ceguera que tiene su fuente en el "dios de este mundo", y
por eso, así como hemos de prohibir toda forma de violencia contra nuestros
antepasados en la fe, así también hemos de conservar clara y viva conciencia de la
pésima situación en que se encuentran y el grave riesgo que pesa sobre sus almas.
2. Una justicia mejo
2.1 Hay una relación entre estas reflexiones sobre el judaísmo y la lectura que la
Iglesia nos ofrece en el evangelio de hoy.
2.2 En efecto, a veces se piensa, no sin una especie de comodidad irresponsable,
que la condición moral en que nos encontramos después de Cristo es más laxa o
menos exigente que la que tocó al pueblo de la alianza de Moisés. La lectura de hoy
viene a sacarnos de se engaño.
2.3 Cristo no viene a exigir menos sino mucho más, pero para ese "más" nos da
una sobreabundancia de fuerza interior y de luz de gracia que convierte lo que sería
del todo imposible en algo no sólo posible sino "normal".
2.4 Que Cristo exige más es claro en las palabras que hemos escuchado: "Si no son
mejores que los maestros de la ley y los fariseos, no entrarán en el Reino de los
cielos".
2.5 Pero esa exigencia mayor va acompañada de algo que no está dicho en la
lectura de hoy pero que es bien sabido por todo cristiano que haya recibido en
forma su iniciación a la fe, a saber, que para nosotros el ser humano no tiene por
sus propias fuerzas la capacidad de vivir lo que pedía Moisés. Esa ley es posible a
nuestro entendimiento, que se goza en ella, pero imposible a nuestra voluntad, que
termina atascándose en los lodazales de sus intereses, gustos y vanaglorias.
2.6 Una vez que entendemos esto, entendemos también que nuestro Divino
Maestro, más que exigir imposibles, está dejando bien establecida en nuestra
mente una enseñanza: es grande sobre toda grandeza lo que Dios trae a quienes
son en Cristo.