Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 10, Sábado
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Al que no había pecado Dios lo hizo expiación por nuestro
pecado * El Señor es compasivo y misericordioso. * Yo os digo que no juréis en
absoluto
Textos para este día:
2 Corintios 5,14-21:
Hermanos: Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por
todos, todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan
para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. Por tanto, no valoramos a nadie
según la carne. Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no. El que
es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.
Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos
encargó el ministerio de la reconciliación. Es decir, Dios mismo estaba en Cristo
reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros
nos ha confiado la palabra de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como
enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por nuestro medio. En
nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado
Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él,
recibamos la justificación de Dios.
Salmo 102 :
Bendice, alma mía, al Señor, / y todo mi ser a su santo nombre. / Bendice, alma
mía, al Señor, / y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas / y cura todas tus enfermedades; / él rescata tu vida de
la fosa / y te colma de gracia y de ternura. R.
El Señor es compasivo y misericordioso, / lento a la ira y rico en clemencia; / no
está siempre acusando / ni guarda rencor perpetuo. R.
Como se levanta el cielo sobre la tierra, / se levanta su bondad sobre sus fieles; /
como dista el oriente del ocaso, / así aleja de nosotros nuestros delitos. R
Mateo 5,33-37:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habéis oído que se dijo a los
antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor". Pues yo os digo
que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra,
que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni
jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A vosotros
os basta decir "sí" o "no". Lo que pasa de ahí viene del Maligno."
Homilía
Temas de las lecturas: Al que no había pecado Dios lo hizo expiación por nuestro
pecado * El Señor es compasivo y misericordioso. * Yo os digo que no juréis en
absoluto
1. Valor de la muerte de Cristo
1.1 Hemos escuchado hoy en la primera lectura una de las frases más conocidas de
san Pablo: "Nos urge el amor de Cristo". ¡Bienaventurado el corazón que tiene
gratitud suficiente para percibir la grandeza de lo que hemos recibido con el
sacrificio redentor de Jesucristo!
1.2 La muerte de Cristo es buena noticia en esa primera lectura del día de hoy, y
ello por dos razones: primera, porque la muerte marca un final. Y ello no
necesariamente es malo. ¿Por qué no darle un final, un final definitivo, al pecado en
nuestra vida?
1.3 En segundo lugar, porque más allá de la muerte nada pueden los poderes de
esta tierra. La muerte marca una dirección en el sentido de la vida. Los que
creemos en Cristo vivimos "para Cristo" y sabemos cuál es nuestro desenlace, que
no acaba en muerte sino en vida eterna.
2. Volver las palabras a su sentido
2.1 Un análisis profundo de lo que significa jurar nos muestra cuán razonable es la
propuesta de Cristo en el evangelio de hoy. Jurar es decir unas palabras para
asegurar que otras palabras son verdad. ¿Y cómo sabemos que las palabras que
aseguran la verdad de otras son en realidad verdaderas? La solución usual es un
nuevo juramento, y en ello se ve el absurdo del asunto. En realidad sucede así: la
gente que se acostumbra a asegurar que dice lo cierto cada vez tiene que asegurar
más cosas. Y por eso alguien dijo: "el que habla mucho de sinceridad, suele ser un
mentiroso".
2.2 En los juramentos tomamos como testigo a Dios. En sí mismo esto no es
pecado y de hecho santo Tomás de Aquino nos hace ver que en el Nuevo
Testamento aparecen varios juramentos. Cuando Pablo dice: "yo invoco a Dios
como testigo sobre mi alma, que por ser indulgente con vosotros no he vuelto a
Corinto" (2 Cor 1,23), es evidente que está haciendo un modo de juramento.
Repito, y así nos lo asegura la Iglesia: no es pecado en sí mismo este jurar, pero
entraña una grave responsabilidad de la que es fácil olvidarse. Podemos incluso
pretender manipular el Nombre de Dios ofendiendo seriamente su santidad y
majestad.
2.3 Volver las palabras a su sentido: tal es el mandato de Cristo. No agregar, no
maquillar, no encubrir. Por vía de sencillez vuelve el lenguaje a ser confiable y
vuelve la comunicación humana a ser espacio de vida y de encuentro.