Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 11, Lunes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Damos prueba de que somos ministros de Dios * El Señor
da a conocer su victoria. * Yo os digo: No hagáis frente al que os agravia
Textos para este día:
2 Corintios 6,1-10:
Hermanos: Secundando su obra, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia
de Dios, porque él dice: "En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine
en tu ayuda"; pues mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación.
Para no poner en ridículo nuestro ministerio, nunca damos a nadie motivo de
escándalo; al contrario, continuamente damos prueba de que somos ministros de
Dios con lo mucho que pasamos: luchas, infortunios, apuros, golpes, cárceles,
motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza,
saber, paciencia y amabilidad, con dones del Espíritu y amor sincero, llevando la
palabra de la verdad y la fuerza de Dios. Con la derecha y con la izquierda
empuñamos las armas de la justicia, a través de honra y afrenta, de mala y buena
fama. Somos los impostores que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de
sobra, los moribundos que están bien vivos, los penados nunca ajusticiados, los
afligidos siempre alegres, los pobretones que enriquecen a muchos, los necesitados
que todo lo poseen.
Salmo 97 :
Cantad al Señor un cántico nuevo, / porque ha hecho maravillas: / su diestra le ha
dado la victoria, / su santo brazo. R.
El Señor da a conocer su victoria, / revela a las naciones su justicia: / se acordó de
su misericordia y su fidelidad / en favor de la casa de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado / la victoria de nuestro Dios. / Aclamad al
Señor, tierra entera; / gritad, vitoread, tocad. R.
Mateo 5,38-42: Damos prueba de que somos ministros de Dios * El Señor da a
conocer su victoria. * Yo os digo: No hagáis frente al que os agravia
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo,
diente por diente". Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al
contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera
ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera
para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide
prestado, no lo rehuyas."
Homilía
Temas de las lecturas: Damos prueba de que somos ministros de Dios * El Señor
da a conocer su victoria. * Yo os digo: No hagáis frente al que os agravia
1. Vida y Drama de un Apóstol
1.1 En el contexto de las tensas relaciones entre Pablo y la comunidad de Corinto
hubo diversas fases, podríamos decir. A su llegada, según cuenta él mismo, fue
sobre todo la acción sensible del Espíritu Santo la que le abrió puerta en la atención
y luego en el corazón de los corintios.
1.2 Acostumbrados a oír toda clase de discursos religiosos y filosóficos, y a
presenciar todo tipo de prácticas que hoy llamaríamos mentales o mágicas, su
mente curiosa y voluble quedó fascinada por el tema de los carismas del Espíritu
Santo, de modo que Pablo tuvo que reconvenirlos e instruirlos ampliamente sobre
el sentido de estos dones, para que pudieran dar a cada uno su valor propio y sobre
todo para que entendieran que lo primero es la edificación de la comunidad de
creyentes y el ejercicio sincero y continuo de la caridad. Tal fue el tema de los
capítulos 12 a 14 de la que nosotros llamamos "Primera Carta a los Corintios".
2. Primacía de la Cruz
2.1 Decididamente los corintios veían en los carismas especies de "poderes" en los
que primaba los extraordinario, lo vistoso o lo que diera realce en medio de los
demás hermanos. No fue poca tarea para el apóstol enfatizar en su enseñanza que
el gran "poder" que buscamos no es el que halaga la vanidad o el que sirve para
conseguir seguidores.
2.2 El gran poder es el de la Cruz, es el del amor hasta el extremo, pues sólo en la
sorprendente y casi escandalosa humillación de la Cruz hemos recibido la
posibilidad de creer a fondo y sin reservas en el amor de Dios. El Señor Jesús nos
ha manifestado qué significa un amor incondicional, sublime, puro y eficaz, y esto
no es fruto de una obra que hayamos hecho ni es algo que pueda aprenderse como
se aprenden las artes de la magia o los capítulos de las iniciaciones filosóficas que
los corintios conocían.
3. La Cruz en la vida del Apóstol
3.1 Semejante doctrina no podía quedarse en palabras. Los corintios estaban, por
decirlo así, "indigestos" de palabras. Pablo habla, entonces, en esta que nosotros
llamamos "Segunda Carta a los Corintios" un lenguaje de testimonios y de hechos,
mostrando claramente que su vida es una vida signada y sellada por el misterio de
la misma Cruz que él predica.
3.2 Todos los tormentos padecidos, las incomprensiones y cárceles, los naufragios y
azotes, las humillaciones y burlas, todo ello es a los ojos de Pablo una "prueba" de
su propio apostolado, en dos sentidos: primero, porque muestra la sinceridad y
pureza de su intención; segundo, porque le une y abraza al contenido de su propia
predicación.
3.3 Esto nos ayuda a entender el lenguaje dramático y, sin embargo, desprovisto
de ostentación o vanidad, con que Pablo relata sus infortunios. En ellos siente que
le "persigue" el misterio del amor más grande, el misterio del amor crucificado.