Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 11, Viernes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Aparte de todo lo demás, la carga de cada día, la
preocupación por todas las Iglesias * El Señor libra a los justos de sus angustias. *
Donde está tu tesoro, allí está tu corazón
Textos para este día:
2Corintios 11,18.21b-30:
Hermanos: Son tantos los que presumen de títulos humanos, que también yo voy a
presumir. Pues, si otros se dan importancia, hablo disparatando, voy a dármela yo
también. ¿Que son hebreos?, también yo; ¿que son linaje de Israel?, también yo;
¿que son descendientes de Abrahán?, también yo; ¿que sirven a Cristo?, voy a
decir un disparate: mucho más yo.
Les gano en fatigas, les gano en cárceles, no digamos en palizas, y en peligros de
muerte, muchísimos; los judíos me han azotado cinco veces, con los cuarenta
golpes menos uno; tres veces he sido apaleado, una vez me han apedreado, he
tenido tres naufragios y pasé una noche y un día en el agua. Cuántos viajes a pie,
con peligros de ríos, con peligros de bandoleros, peligros entre mi gente, peligros
entre gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar,
peligros con los falsos hermanos. Muerto de cansancio, sin dormir muchas noches,
con hambre y sed, a menudo en ayunas, con frío y sin ropa. Y, aparte de todo lo
demás, la carga de cada día, la preocupación por todas las Iglesias. ¿Quién enferma
sin que yo enferme?; ¿quién cae sin que a mí me dé fiebre? Si hay que presumir,
presumiré de lo que muestra mi debilidad.
Salmo 33:
Bendigo al Señor en todo momento, / su alabanza está siempre en mi boca; / mi
alma se gloría en el Señor: / que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor, / ensalcemos juntos su nombre. / Yo
consulté al Señor, y me respondió, / me libró de todas mis ansias. R.
Contempladlo, y quedaréis radiantes, / vuestro rostro no se avergonzará. / Si el
afligido invoca al Señor, él lo escucha / y lo salva de sus angustias. R.
Mateo 6, 19-23:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No atesoréis tesoros en la tierra,
donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los
roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los
coman, ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro, allí
está tu corazón.
La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si
tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes
está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!"
Homilía
Temas de las lecturas: Aparte de todo lo demás, la carga de cada día, la
preocupación por todas las Iglesias * El Señor libra a los justos de sus angustias. *
Donde está tu tesoro, allí está tu corazón
1. Presumir de las debilidades
1.1 Pablo concluye su alegato contra los "super-apóstoles" con una frase llena de la
sabiduría de la Cruz: "si se trata de presumir, presumiré de mis debilidades".
1.2 En efecto, es por lo menos extraña esa carta de presentación de este hombre
que por lo visto sólo tiene para contar infortunios, traiciones padecidas,
enfermedades y cárceles, dolores y desconciertos.
1.3 Pero si lo pensamos, mejor encontraremos una profunda lógica en todo esto.
¿En dónde nos mostró Dios la fuerza de su amor, si no fue en la debilidad de la
carne rota de Cristo en la Cruz? ¿En dónde aprendimos la ciencia del perdón y el
canto de la misericordia, si no fue en la locura de la Sangre y en el escandaloso
silencio del Madero?
1.4 Si pues la cátedra de Cristo tiene tales señales y si esos son los capítulos de su
doctrina, ¿por qué extrañarnos d la frase de su apóstol, cuando se mira a sí mismo
y se reconoce tan cercano al padecimiento de amor de su Señor?
2. Tesoros en el cielo
2.1 La frase de Jesús se comprende especialmente bien ante el misterio de la
muerte. Cuando llega la hora de partir y nos encontramos con que es muy, muy
poco el equipaje que podemos llevar. Sin este horizonte de finitud y de final resulta
incomprensible una restricción a nuestra capacidad de gozar el mundo o de
llenarnos de bienes y de poder.
2.2 De lo cual podemos aprender algo muy profundo: la vida cristiana es un
navegar sobre la verdad de nuestra muerte, o más hondamente, sobre la verdad de
nuestra condición finita, ligada sin embargo y sostenida por el amor gratuito de
Dios.
2.3 Los "tesoros en el cielo" no son "escapes de la tierra", entonces, sino
expresiones naturales de una vida que toma conciencia de su propio límite y se
concentra entonces en aquello que realmente permanece y vence al tiempo. Vivir,
para el cristiano, no es aplazar la muerte, sino vencerla.