¿QUÉ ES ECHAR LAS REDES?
EMILIO RODRIGUEZ ASCURRA / contactoconemilio@gmail.com
“Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras,
y yo con mis obras te mostraré la fe” Santiago, 2, 18
“Por tu palabra echaré las redes”, dice Sim￳n Pedro a Jesús ante su pedido, aun
habiendo sobrellevado la noche entera esperando pescar algo y habiendo sido pescador
durante gran parte de su vida, no duda en confiar en el Señor y hace lo que este le pide.
Su acción deja de estar centrada en su propio pensamiento, en su voluntad, para dejar la
iniciativa a Dios, es decir, para caminar guiado por sus palabras.
Así echar las redes es en primer lugar una invitación a salir de nosotros mismos, a
abandonar esquemas caducos, siendo católicos esperanzados y no nostálgicos del
pasado, en palabras del Papa Francisco: dejar de ser autorreferenciales superando
prejuicios, comodidades y temores para, en segundo lugar, salir al encuentro del
hermano: de aquel que sufre, del que busca un sentido a su vida, de quien anhela a
Cristo.
Este cambio de actitud no parte sino de la convicci￳n de que “no se comienza a ser
cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un
acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una
orientación decisiva 1 ”, esto hace de nuestra fe no una mera afirmaci￳n intelectual sino
que nos impulsa a la acción, a remar mar adentro, como nos enseña Juan Pablo II en
Novo millennio ineunte . No podemos dar aquello de lo que no somos portadores, al
mismo tiempo que quien lleva en sí un gran tesoro no puede dejar de compartirlo, pues
encuentra en ello su mayor gozo.
Una Iglesia que echa las redes es una Iglesia que no tiene miedo a equivocarse sino a
morir en el error, a dejar de dar un mensaje concreto a hombres concretos, siendo
infieles al mensaje del Se￱or que nos mueve a la misi￳n. “No podemos dejar que la sal
se vuelva sosa y la luz permanezca oculta” 2 . Así una iglesia comunidad se sabe
portadora de este gran mensaje y busca todos los medios que el Señor pone a su
disposición para proclamarlo, privilegiando el más eficaz de todos: la propia persona,
siendo testigos y testimonio, pues todos los cristianos estamos llamados a hacer
resplandecer la Palabra que el Señor nos enseñó contagiando a otros la alegría y la paz
que nos movilizan para atraerlos a suIglesia.
“El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado”, nos exhorta
Benedicto XVI en su convocatoria al Año de la fe 2012-2013, estamos invitados a hacer
de nuestras vidas auténticos testimonios de la presencia del Señor en nosotros y de
nuestras comunidades verdaderos espacios de encuentro en los que el amor, la fe y la
1 Deus caritas est, SS Benedicto XVI, 2006.
2 Porta fidei, SS Benedicto XVI, 2012.
esperanza sean actitudes de acogida de todos aquellos que aun no han descubierto al
Señor.-