Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Junio 29
Solemnidad de los Apóstoles Pedro y Pablo
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Era verdad: el Señor me ha librado de las manos de
Herodes * El Señor me libró de todas mis ansias. * Ahora me aguarda la corona
merecida * Tú eres Pedro, y te daré las llaves del Reino de los cielos
Textos para este día:
Hechos 12,1-11:
En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la
Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto
agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó
prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando su custodia a cuatro piquetes de
cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las
fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia
oraba insistentemente a Dios por él.
La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos
soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel.
De repente, se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda. Tocó a Pedro en
el hombro, lo despertó y le dijo: "Date prisa, levántate." Las cadenas se le cayeron
de las manos, y el ángel añadió: "Ponte el cinturón y las sandalias." Obedeció, y el
ángel le dijo: "Échate el manto y sígueme." Pedro salió detrás, creyendo que lo que
hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda
guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y
al final de la calle se marchó el ángel. Pedro recapacitó y dijo: "Pues era verdad: el
Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la
expectación de los judíos."
Salmo 33:
Bendigo al Señor en todo momento, / su alabanza está siempre en mi boca; / mi
alma se gloría en el Señor: / que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor, / ensalcemos juntos su nombre. / Yo
consulté al Señor, y me respondió, / me libró de todas mis ansias. R.
Contempladlo, y quedaréis radiantes, / vuestro rostro no se avergonzará. / Si el
afligido invoca al Señor, él lo escucha / y lo salva de sus angustias. R.
El ángel del Señor acampa / en torno a sus fieles y los protege. / Gustad y ved qué
bueno es el Señor, / dichoso el que se acoge a él. R.
2 Timoteo 4,6-8.17-18:
Querido hermano: Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi partida
es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he
mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez
justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a
su venida. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje,
de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor
seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la
gloria por los siglos de los siglos. Amén .
Mateo 16,13-19:
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo Jesús preguntó a sus
discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?" Ellos contestaron:
"Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas."
Él les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Simón Pedro tomó la
palabra y dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo." Jesús le respondió:
"¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne
y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y
sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te
daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el
cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo."
Homilía
Temas de las lecturas: Era verdad: el Señor me ha librado de las manos de
Herodes * El Señor me libró de todas mis ansias. * Ahora me aguarda la corona
merecida * Tú eres Pedro, y te daré las llaves del Reino de los cielos
1. Dos modos de ser "primero"
1.1 En cada una de las listas de los Doce Apóstoles que aparecen en los Evangelios,
Pedro va de primero (véase por ejemplo Mateo 10,2-4; Marcos 3,16-19; Lucas
6,13-16). San Pablo lo considera una de las "columnas" de la Iglesia (Gálatas 2,9),
y es él quien, en el día de Pentecostés, anuncia de primero abiertamente el triunfo
del Crucificado y Resucitado (Hechos 2,14-40). En todos estos casos la primacía de
Pedro es clara, y es una muestra de la solidez que Cristo ha dado a su Cuerpo, que
somos nosotros los creyentes; pues él dijo que sobre la firmeza de la fe de Pedro
habría de edificar su Iglesia.
1.2 Pablo se sintió llamado a ser "primero" de otra manera. La intensidad de su
compromiso con el Evangelio no fue ocasión de que él pretendiera usurpar la misión
de Pedro. Los conocimientos de Pablo, la solidez de su virtud puesta a prueba en
las persecuciones, el ardor de su amor por Cristo no fueron pretextos para
pretender una primacía como la de Pedro, al que de algún modo buscó y con el que
quiso hablar para tener la certeza de no estar predicando en vano (Gálatas 2,2). En
esto se ve que Pablo reconoció el don de Pedro y la necesidad de que Pedro lo
confirme a uno en la fe que uno tiene y también en la propia misión.
1.3 Y sin embargo, Pablo sí quiso ser "primero" pero de otra manera: quiso ser el
que primero llevara la Buena Nueva a los que nunca la habían oído. Estas son sus
palabras en Romanos 15,18-20: "Pues no me atreveré a hablar de cosa alguna que
Cristo no haya realizado por medio de mi para conseguir la obediencia de los
gentiles, de palabra y de obra, en virtud de señales y prodigios, en virtud del
Espíritu de Dios, tanto que desde Jerusalén y en todas direcciones hasta el Ilírico he
dado cumplimiento al Evangelio de Cristo; teniendo así, como punto de honra, no
anunciar el Evangelio sino allí donde el nombre de Cristo no era aún conocido, para
no construir sobre cimientos ya puestos por otros."
2. La firmeza y el arrojo
2.1 El hecho de celebrar a estos dos gigantes del Evangelio y de la santidad en una
misma fiesta se presta para descubrir dimensiones complementarias de nuestra fe.
Pedro nos habla de firmeza; Pablo irradia el arrojo. Las dos cosas son necesarias.
2.2 La fe ha de ser firme, y por eso tiene que ser cierta, clara, contrastable, y en
plena comunión con lo que hemos recibido de los primeros testigos, empezando por
Pedro.
2.3 Pero la fe ha de ser también valiente y al practicarla no puede faltar un arrojo
como el que mostró Pablo en su propia vida. La fe muestra su verdad también en el
hecho de querer y poder abrazar con solícito amor a todas las culturas, todos los
pueblos, todos los hombres.
3. Diversidad que concurre en la unidad
3.1 Un mismo Cristo, un mismo Evangelio, un mismo celo unió a Pedro y a Pablo
durante su vida. Su relación como personas no fue fácil todo el tiempo. Alguna vez
Pablo tuvo que enfrentarse a Pedro y corregirlo en público (Gálatas 2,11-14). Pero
luego es Pedro quien testifica que en los escritos de Pablo alienta el mismo Espíritu
que inspiró "el resto de las Escrituras" (véase 2 Pedro 3,15-17).
3.2 Al final, y separados por poco tiempo, ambos apóstoles dieron el mismo y
supremo testimonio de la fe, entregando su sangre por Aquel que los redimió--y
nos redimió--con su Sangre. Mártires en una misma ciudad también, Roma, desde
el corazón del cristianismo su testimonio sigue gritando la grandeza y la belleza del
amor que los sostuvo en su ministerio, y que nos guiará en nuestro propio camino.