Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 13, Lunes
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: ¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? * El
Señor es compasivo y misericordioso. * Sígueme
Textos para este día:
Génesis 18,16-33:
Cuando los hombres se levantaron de junto a la encina de Mambré, miraron hacia
Sodoma; Abrahán los acompañaba para despedirlos. El Señor pensó: "¿Puedo
ocultarle a Abrahán lo que pienso hacer? Abrahán se convertirá en un pueblo
grande y numeroso, con su nombre se bendecirán todos los pueblos de la tierra; lo
he escogido para que instruya a sus hijos, su casa y sucesores, a mantenerse en el
camino del Señor, haciendo justicia y derecho; y así cumplirá el Señor a Abrahán lo
que le ha prometido." El Señor dijo: "La acusación contra Sodoma y Gomorra es
fuerte, y su pecado es grave; voy a bajar, a ver si realmente sus acciones
responden a la acusación; y si no, lo sabré."
Los hombres se volvieron y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en
compañía de Abrahán. Entonces Abrahán se acercó y dijo a Dios: "¿Es que vas a
destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los
destruirás y no perdonarás al lugar por los cincuenta inocentes que hay en él?
¡Lejos de ti tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del
inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará
justicia?" El Señor contestó: "Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta
inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos." Abrahán respondió: "Me
he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Si faltan cinco para el
número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?" Respondió
el Señor: "No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco." Abrahán
insistió: "Quizá no se encuentren más que cuarenta." Le respondió: "En atención a
los cuarenta, no lo haré." Abrahán siguió: "Que no se enfade mi Señor, si sigo
hablando. ¿Y si se encuentran treinta?" Él respondió: "No lo haré, si encuentro allí
treinta." Insistió Abrahán: "Me he atrevido a hablar a mi Señor. ¿Y si se encuentran
sólo veinte?" Respondió el Señor: "En atención a los veinte, no la destruiré."
Abrahán continuó: "Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se
encuentran diez?" Contestó el Señor: "En atención a los diez, no la destruiré."
Cuando terminó de hablar con Abrahán, el Señor se fue; y Abrahán volvió a su
puesto.
Salmo 102:
Bendice, alma mía, al Señor, / y todo mi ser a su santo nombre. / Bendice, alma
mía, al Señor, / y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas / y cura todas tus enfermedades; / él rescata tu vida de
la fosa / y te colma de gracia y de ternura. R.
El Señor es compasivo y misericordioso, / lento a la ira y rico en clemencia; / no
está siempre acusando / ni guarda rencor perpetuo. R.
No nos trata como merecen nuestros pecados / ni nos paga según nuestras culpas.
/ Como se levanta el cielo sobre la tierra, / se levanta su bondad sobre sus fieles.
R.
Mateo 8, 18-22:
En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de atravesar
a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le dijo: "Maestro, te seguiré adonde
vayas." Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos,
pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza." Otro, que era discípulo,
le dijo: "Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre." Jesús le replicó: "Tú,
sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos."
Homilía
Temas de las lecturas: ¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? * El
Señor es compasivo y misericordioso. * Sígueme
1. Encuentro de Dos Rostros del Amor
1.1 Podemos decir, hermanos, que en la primera lectura de hoy se encuentran dos
rostros del amor. Porque, si bien a primera vista el relato nos parece una especie
de "contienda", pronto nos damos cuenta que Abraham y Dios están ambos del
mismo lado.
1.2 Es muy hermoso ver a Abraham en su actitud de intercesor. Le habíamos visto
en su esterilidad, en su soledad, en el aparente fracaso de su existencia,
considerada individualmente. Es maravilloso descubrir que este hombre no se
encierra en su frustración ni se ahoga en su amargura. Muy al contrario, abre el
alma y vela por los intereses de Dios y por la salvación de cuantos puede, aun en
medio del fango de aquellas ciudades de tan triste memoria, Sodoma y Gomorra.
Esta es una lección para nosotros: no encerrarnos en lo que no nos ha salido bien;
aun en medio de nuestras derrotas podemos hacer que triunfe la causa de Dios.
1.3 Dios, por su parte, nos muestra un rostro distinto del amor. Es el amor que,
como un rayo de infinita claridad, separa al mal voluntario del bien inocente. Bien
muestra el Señor que no está dominado por la ira. Escucha con paciente caridad a
aquel en quien ha despertado tan generosa intercesión y atiende a cada uno de sus
ruegos. Dios no está temblando de rabia. Está protegiendo al bien que todavía es
débil del mal que se pretende fuerte. Y esto también es amar.
1.4 Necesitamos del amor que nos manifiesta Abraham, ciertamente inspirado y
movido por Dios, para descubrir los tesoros de la compasión. Necesitamos también
del amor celoso que Dios mismo manifiesta en la escena que hemos visto hoy para
cuidar del que no puede cuidarse aún.
2. No es tan fácil
2.1 Jesús despierta entusiasmo, pero también lo tiempla, como se tiempla el metal
con agua helada después de sacarlo del horno encendido. El metal que se deja
enfriar a su propio ritmo se endurece, claro está, pero no alcanzará su mejor
dureza si no es templado.
2.2 Así obra también Jesucristo, como vemos en el evangelio de hoy. A aquel que le
dice: "te seguiré adondequiera que vayas" le echa un poco de agua fría, no para
desanimarlo sino para templar su carácter y mejorar la calidad de su decisión.
2.3 No nos extrañe entonces que al seguir a Cristo nos pasen tantas cosas que nos
desagradan o que tratan de desanimarnos. Muchas veces es voluntad del mismo
Cristo que seamos probados no para que retrocedamos sino para que demos con
mejor vigor cada paso.
2.4 Conviene decir una palabra sobre el otro encuentro que nos presenta el
evangelio de hoy. Cuando el otro entusiasta, o mejor: medio entusiasta, manifiesta
su condición, "permíteme ir primero a enterrar a mi padre", Jesús le dice una frase
que puede costarnos entender: "deja que los muertos entierren a sus muertos". No
es que el hombre estuviera en trance de duelo y Cristo le pidiera que abandonara
los asuntos del funeral. La expresión de aquel hombre, sepámosla entender, alude
a "déjame esperar a que mi padre muera", cosa que no implicaba unas horas ni
unos días, sino seguramente años enteros. Cristo le hace ver ese tiempo y lo
contrasta con la urgencia del anuncio del reino de Dios.