EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 8,18-22.
Jesús, al verse rodeado por la multitud, dio orden de cruzar a la otra orilla.
Entonces se le acercó un maestro de la Ley y le dijo: «Maestro, te seguiré
adondequiera que vayas.»
Jesús le contestó: «Los zorros tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo
del Hombre ni siquiera tiene dónde recostar la cabeza.»
Otro de sus discípulos le dijo: «Señor, deja que me vaya y pueda primero enterrar
a mi padre.»
Jesús le contestó: «Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos.»
comentario del Evangelio por
San Alfonso María de Ligorio (1696-1787),obispo y doctor de la Iglesia
Discurso para la Novena de navidad, nº 8
“El Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”
Por supuesto, hay sobre la tierra príncipes compasivos, para los que es una
alegría dedicar sus tesoros al alivio de los pobres; ¿pero hemos encontrado alguna
vez, un rey que para aliviar a los pobres, hubiera adoptado su condición, como lo
hizo Jesucristo? Contamos como un prodigio de caridad que el rey san Eduardo,
encontrando sobre su camino a un mendigo paralítico y abandonado por todos, lo
tomó afectuosamente sobre sus hombros y lo llevó a la iglesia. Por cierto, esto fue
un gran acto de caridad, que llenó a los pueblos de admiración; pero, después de
este acto, San Eduardo no abandonó la realeza, ni las riquezas que poseía.
Jesús, al contrario, Rey del cielo y de la tierra, no se contenta, para salvar al
hombre, su oveja perdida, con descender del cielo en su búsqueda y de ponerla
sobre su hombro (Lc 15,5): no vacila en librarse de su majestad, de sus riquezas y
de sus honores. Se hace pobre, el más pobre de todos los hombres.
San Pedro Damián dice que esconde su púrpura, es decir su majestad divina,
bajo la apariencia de un pobre obrero. Santo Gregorio Nacianceno exclama: "el
mismo que da a los ricos sus riquezas, escoge la pobreza, con el fin de obtenernos
por sus méritos, no los bienes terrenales y perecederos de aquí abajo, sino los
bienes celestes que son inmensos y eternos". Su ejemplo nos invita a
desprendernos de riquezas de este mundo que nos ponen en peligro de perdernos
para siempre (cf Mc 10,23).
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”