Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 13, Martes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: El Señor hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y
Gomorra * Tengo ante los ojos, Señor, tu bondad. * Dio una orden terminante a los
vientos y al mar, y sobrevino una gran calma
Textos para este día:
Génesis 19, 15-29:
En aquellos días, los ángeles urgieron a Lot: "Anda, toma a tu mujer y a esas dos
hijas tuyas, para que no perezcan por culpa de Sodoma." Y, como no se decidía, los
agarraron de la mano, a él, a su mujer y a las dos hijas, a quienes el Señor
perdonaba; los sacaron y los guiaron fuera de la ciudad. Una vez fuera, le dijeron:
"Ponte a salvo; no mires atrás. No te detengas en la vega; ponte a salvo en los
montes, para no perecer." Lot les respondió: "No. Vuestro siervo goza de vuestro
favor, pues me habéis salvado la vida, tratándome con gran misericordia; yo no
puedo ponerme a salvo en los montes, el desastre me alcanzará y moriré. Mira, ahí
cerca hay una ciudad pequeña donde puedo refugiarme y escapar del peligro. Como
la ciudad es pequeña, salvaré allí la vida." Le contestó: "Accedo a lo que pides: no
arrasaré esa ciudad que dices. Aprisa, ponte a salvo allí, pues no puedo hacer nada
hasta que llegues." Por eso la ciudad se llama La Pequeña. Cuando Lot llegó a La
Pequeña, salía el sol. El Señor, desde el cielo, hizo llover azufre y fuego sobre
Sodoma y Gomorra. Arrasó aquellas ciudades y toda la vega con los habitantes de
las ciudades y la hierba del campo. La mujer de Lot miró atrás y se convirtió en
estatua de sal.
Abrahán madrugó y se dirigió al sitio donde había estado con el Señor. Miró en
dirección a Sodoma y Gomorra, toda la extensión de la vega, y vio humo que subía
del suelo, como el humo de un horno. Así, cuando Dios destruyó las ciudades de la
vega, arrasando las ciudades donde había vivido Lot, se acordó de Abrahán y libró a
Lot de la catástrofe.
Salmo 25 :
Escrútame, Señor, ponme a prueba, / sondea mis entrañas y mi corazón, / porque
tengo ante los ojos tu bondad, / y camino en tu verdad. R.
No arrebates mi alma con los pecadores, / ni mi vida con los sanguinarios, / que en
su izquierda llevan infamias, / y su derecha está llena de sobornos. R.
Yo, en cambio, camino en la integridad; / sálvame, ten misericordia de mí. / Mi pie
se mantiene en el camino llano; / en la asamblea bendeciré al Señor. R.
Mateo 8, 23-27:
En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De pronto, se
levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía.
Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole: "¡Señor, sálvanos, que nos
hundimos!" Él les dijo: "¡Cobardes! ¡Qué poca fe!" Se puso en pie, increpó a los
vientos y al lago, y vino una gran calma. Ellos se preguntaban admirados: "¿Quién
es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!"
Homilía
Temas de las lecturas: El Señor hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y
Gomorra * Tengo ante los ojos, Señor, tu bondad. * Dio una orden terminante a los
vientos y al mar, y sobrevino una gran calma
1. Azufre y Fuego
1.1 La impresionante escena de la primera lectura impacta nuestra imaginación. No
es difícil representarse el cuadro patético que además ha dibujado más de un
artista: un diluvio de llamas que castigan las ruinas humeantes de lo que un día
fuera lugar de seres humanos. Pero vayamos más allá de la escena como tal.
Busquemos la enseñanza: la palabra detrás del acontecimiento.
1.2 Por una parte, este drástico castigo revela de modo dramático el estado de
gravedad a que conduce el pecado como estructura. En efecto, nos hemos
acostumbrado tal vez a mirar al pecado como un hecho personal que involucra sólo
una responsabilidad individual ante Dios. Pero esto no es cierto. El pecado tiende a
institucionalizarse. Va creando un tejido de complicidades que se vuelve pegajoso y
casi omnipresente, hasta producir asfixia en los que no admitan inmiscuirse en él.
1.3 Es un poco lo que vemos también en nuestra sociedad. La prostitución o la
corrupción administrativa, por citar sólo dos ejemplos, no son eventos aislados en
vidas aisladas, sino verdaderas redes que se adueñan de sectores de ciudades y de
amplias tajadas del presupuesto de un país. Estamos en ambos casos frente a
pecados "estructurales", que no deberían ser evaluados simplemente como una
colección de faltas personales, pues de hecho implican procesos, manejo de
recursos e incluso leyes oficiales que hacen extraordinariamente difícil erradicar su
presencia y su obra.
1.4 En otro sentido, la escena del Génesis en el día de hoy nos invita a saber
superar el hecho mismo del castigo, cualquiera que sea su expresión concreta. Lo
más interesante del pecado no es quedarnos viendo cómo se castiga sino
permanecer buscando cómo superarlo. Cosa útil de aprender porque a veces nos
preocupamos más de castigar culpables que de hacer bien a los inocentes.
2. La tormenta calmada
2.1 Si la primera lectura nos deja ver una espantosa tormenta de fuego, el
evangelio de hoy hace el contraste mostrándonos a Jesús sosegando una tormenta
de lluvia y viento en el Mar de Galilea.
2.2 De donde podemos aprender que el mismo Dios que manda la tormenta trae
también la paz. Dios no deja de ser Dios ni en la guerra ni en la paz, ni en la
tribulación ni en el consuelo, ni en la confusión ni en la claridad.
2.3 A nuestros ojos Dios puede parecer escondido cuando hay guerra o adormilado
en la pereza de la inacción y la paz. Puede parecernos lejano en horas de
tribulación o cariñoso en horas de consuelo. Distante cuando hay confusión y
presente cuando vuelve la claridad.
2.4 Pero todas estas son interpretaciones NUESTRAS. Como muestra el evangelio
de este día, hemos de saber en fe que Él es siempre Dios, y que su soberanía no
tiene eclipses ni hay párpados en sus ojos. Todo lo conoce y en todo está su
gobierno, sea que lo entendamos o que no nos lo parezca.