"Sígueme”
Mt 8, 18-22
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. MAESTRO, TE SEGUIRÉ ADONDE VAYAS
El fragmento del Evangelio de hoy, nos muestra un primer ofrecimiento, que se
los hace un escriba a Jesús diciéndole; Maestro, te seguiré adonde vayas. Jesús
no le rechaza, el escriba es el que se invita, sin embargo, le pone la perspectiva
ardua del apostolado: sólo tiene asegurado, en comparación con los zorros y
aves, el incesante ir y venir para anunciar la Buena Nueva.
Nuestro hogar en un lugar que nos da cierta seguridad, como a los animales su
madriguera, es allí donde se esconden del peligro. Pero el hogar además es un
sitio de descanso, con ciertas comodidades, protegidos del frío, tenemos
nuestros alimentos y allí podemos dormir con tranquilidad.
Es así, como Jesús nos advierte, que para caminar junto a Él, debemos
desprendernos de lo bienes terrenales, debemos olvidarnos de la comodidad,
como así también, seguirlo a Él, no es para conseguir ventajas terrenales, ni
económicas ni de posición social, aún más, se debe estar dispuesto a todo y en
todo tipo de lugar. Así es, donde haya que llevar el mensaje del Evangelio, ahí
hay que ir sin pensar en el camino, si este será fácil o difícil.
2. EL HIJO DEL HOMBRE NO TIENE DÓNDE RECLINAR LA
CABEZA
Dice Jesús; El Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza, debe de
referirse a esta vida de incesante caminar apostólico más que al no tener
alguna morada para descansar, como en Nazaret y Cafarnaúm. Es aquí donde
por vez primera sale en los evangelios el título que se da Jesús de Hijo del
hombre. Jesús frecuentemente lo utilizará para nombrarse. Esta expresión sólo
aparece en los Evangelios en boca de Jesús. Es El quien se designa con ella. En
algunos textos en los que se usa esta expresión, es para designar
calificativamente, al Mesías humilde, despreciado, y que irá a la muerte, en
otros textos se designa con esta expresión al Mesías en su aspecto glorioso y
triunfal, o para destacar su potestad.
3. SÍGUEME, Y DEJA QUE LOS MUERTOS ENTIERREN A SUS
MUERTOS.
Luego este mismo fragmento, trae un segundo ofrecimiento, ahora es un
discípulo, pero éste antes le ruega; Señor, permíteme que vaya antes a
enterrar a mi padre. A éste, Jesús le da la orden-invitación; Sígueme, y deja
que los muertos entierren a sus muertos. No era esta invitación para
incorporarlo a ser uno de los Doce. Era invitarle a seguirle más de cerca, y
acaso más habitualmente, en sus correrías apostólicas, como le acompañaban
sus discípulos en otras ocasiones. Sin embargo, este discípulo, en lugar de
seguir al punto la invitación del Maestro, le suplicó un espacio de tiempo para
cumplir un deber sagrado: Enterrar a mi padre.
La frase y el ruego no se refieren, manifiestamente, a que el padre de este
discípulo acabase de morir o estuviese muy grave y le pidiese licencia para ir a
cumplir sus deberes de piedad. Sería una coincidencia aquí increíble. Y más
increíble aún el que Jesús le hubiese negado lo que era un deber incluido en el
mandamiento del Decálogo: “Honra a tu padre y a tu madre” Debe, pues, de
tratarse de un discípulo que, antes de seguir a Jesús en su apostolado de una
manera total y habitual, rogó que se le permitiese antes esperar a la muerte de
su padre, de este modo ya sin tener que preocuparse de estos deberes,
entregarse entonces a esta misión. Pero esto era incierto, y la llamada del
Señor para acompañarle en la mies, que era mucha y los operarios pocos, urgía
más
4. LOS QUE VIVEN EN EL MUNDO DESPREOCUPADOS DE LA
VIDA ETERNA, ESTÁN COMO MUERTOS
Quizás no sea fácil comprender esta lección del supremo amor a Jesús sobre
nuestros padres, que los muertos entierren a sus muertos, sin embargo si no
concentramos en la idea de que la obra del apostolado es la predicación del
reino, es decir la vida eterna, todo lo demás es como la muerte, porque los que
viven en el mundo despreocupados de la vida eterna, están como muertos.
Entonces decimos que ellos cuiden de sí mismos: que los muertos entierren a
sus muertos. En otras palabras, los que no han encontrado la vida del Reino en
Jesús
Fuerte paradoja para expresar los derechos de Dios sobre nosotros, que no está
por sobre los mismos de los padres de manera afectiva, sino efectiva. Por qué
el mismo Jesús nos dijo “si alguno viene a mí y no aborrece a su padre,
madre., no puede ser mi discípulo” (Lc 14:26). Por este procedimiento, Jesús
evoca su trascendencia divina.
5. ¿TENEMOS QUE HACER ESPERAR A JESÚS?
Pero también debemos comprender, que una situación es, si el padre acaba de
morir, entonces hay que enterrarlo y otra situación es que debo preocuparme
del mientras viva hasta que muera, ¿Por cuánto tiempo?, ¿tenemos que hacer
esperar a Jesús?, el Señor quiere una respuesta inmediata, sin retrasos, y
acordándose que debemos amar a Dios por sobre todas las cosas, y esto es
claro, es anteponer todo por El, es así, que cuando el Señor no pide un servicio,
esto va primero a todo lo demás.
Ahora, preocupémonos de llevar el mensaje para anunciar el Reino de Dios a
los vivos, y por supuesto, especialmente a los que no están cerrados a la
salvación y no hayan muerto espiritualmente o a la gracia.
Es de esta forma, es como Jesús nos pide que lo sigamos, con decisión
absoluta, dispuesto a peregrinar en la vida, sin comodidades, desprendidos, es
una forma exigente, no es un camino fácil, es ir cuesta arriba, pero peor es ir
con una mochila a la espalda, es fatigarse, por tanto es necesario estar con el
corazón limpio, habrán en este caminar decaimiento, desaliento,
incomprensiones y persecuciones, pero al final, la recompensa, la vida eterna.
6. ¿POR QUE ES TAN DIFÍCIL SEGUIR A CRISTO SIN
CONDICIONES?
¿Por qué es tan difícil seguir a Cristo sin condiciones? ¿Será porque seguir es
un verbo que indica ir detrás?, ¿será porque es ir por un determinado camino
sin apartarse de él?, o ¿porque es actuar conforme a determinadas pautas?
Seguir también es proseguir con lo empezado y permanecer o mantenerse en lo
comenzado, ¿es difícil mantenerse leal a Cristo? También es imitar a alguien
como modelo, ¿Hay algún modelo a seguir mejor que Jesús?
Cada uno de nosotros debe responder a estas preguntas en conciencia, aunque
tengamos que hacer un sobreesfuerzo. Confiemos en la misericordia del Señor.
Pidámosle su ayuda, rogándole que nos aumente la fe y la fuerza, para
seguirle, porque en el seguimiento a Jesús, no hay lugar para ser cristianos a
medias, no se puede ser más o menos cristianos, esto es “sin medias tintas”,
hay que entregarse con todo.
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant