Comentario al evangelio del Sábado 06 de Julio del 2013
Queridos amigos y amigas:
En ocasiones, las cosas ordinarias de la vida nos ayudan a entender cómo pueden funcionar otras, para
manejarnos mejor en la vida. Todo consiste en saber observar.
Jesús, que era buen observador, predicó la mayoría de las veces partiendo de cosas ordinarias de la
vida: unas semillas, unos lirios del campo, una moneda que se pierde… Y a partir de esas cosas, nos fue
enseñando quién es Dios y qué proyecto tiene para nosotros.
En el evangelio de hoy, Jesús se ha dado cuenta que cuando se pone un remiendo de paño sin remojar
en un manto viejo, el remiendo tira del manto y deja un roto peor. Y que cuando se echa el vino nuevo
en unos recipientes viejos, la fuerza de ese nuevo vino revienta los viejos recipientes, estropeándose los
odres y el vino.
La propuesta del Reino que viene a traer Jesús es como ese paño nuevo o ese vino joven que viene con
fuerza a renovar todo lo que existe. Como Hijo del Dios que “hace nuevas todas las cosas”. Y por eso,
las estructuras con las que acojamos ese Reino han de ser estructuras renovadas. Que no busquen el
provecho, ni la fama, ni la ganancia propia… sino que dejen espacio para que la acción de Dios se pueda
llevar adelante.
El Papa Francisco, en sus variadas intervenciones, está haciendo continuas llamadas a renovar las
estructuras de la Iglesia y del mundo, para que dejemos espacio a esa acción de Dios. Tenemos en
nuestras manos un gran tesoro en forma de Evangelio, de humanidad… Que nuestras organizaciones,
grupos, maneras de proceder sean lo más transparentes de lo que queremos transmitir, y que seamos
conscientes de todo aquello que necesita ser renovado.
¡Venga tu Reino!... y que nosotros lo acojamos.
Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez, cmf (luismanuel@claretianos.es)
Luis Manuel Suarez, cmf