DOMINGO XVI. TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.
Lc. 10, 38 - 42
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo
recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a
los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar
abasto con el. servicio; hasta que se paró y dijo:- «Señor, ¿no te importa
que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una
mano.»Pero el Señor le contestó:- «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa
con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y
no se la quitarán.»
CUENTO: EL PESCADOR SATISFECHO
Un rico industrial del norte se horrorizó cuando vio a un pescador del sur
tranquilamente recostado contra su barca y fumando en pipa. - ¿Por qué no
has salido a pescar? - le preguntó el industrial. – Porque ya he pescado
bastante por hoy- respondió el pescador. - ¿Y por qué no pescas más de lo
que necesitas? – insistió el industrial. - ¿Y qué iba yo a hacer con ello? –
preguntó a su vez el pescador. – Ganarías más dinero - fue la respuesta. De
ese modo podrías poner un motor a tu barca. Entonces podrías ir a aguas
más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para
comprarte unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más
dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas y hasta una verdadera flota.
Entonces serías rico como yo. - ¿Y qué haría entonces? – preguntó de nuevo
el pescador. – Podrías sentarte y disfrutar de la vida – respondió el
industrial. - ¿Y qué crees que estoy haciendo en este precioso momento ¿ -
respondió el satisfecho pescador.
ENSEÑANZA PARA LA VIDA:
Es quizá la queja de todo el mundo en esta sociedad de las prisas: “No
tengo tiempo, no me da el tiempo, no hay tiempo para nada”. ¿Qué nos
está pasando?. Porque lo curioso es que tenemos tiempo para lo que
queremos y nos importa. Pero no tenemos tiempo muchas veces para lo
más importante: la familia, los amigos, Dios. Eso siempre lo relegamos para
más tarde, para otro día. Ni siquiera tenemos tiempo para nosotros
mismos. Y cuando llegan las vacaciones o el fin de semana seguimos
ocupados, muchas veces hasta por el mismo trabajo que no sabemos sacar
de nuestras mentes. Y así vivimos la vida corriendo, nunca viviendo el
presente, pensando siempre en el mañana, en el qué haré, qué pasará, sin
disfrutar del hoy, de quienes nos rodean. Y vivimos como exiliados de
nosotros mismos, como fuera de nuestro corazón, a merced del viento del
momento, de la moda, de la apariencia, de qué dirán, del cómo vestiré, del
cuánto peso o qué coche nuevo me compraré, olvidándonos muchas veces
de cómo trato a mi familia, cuánto tiempo de calidad dedico a mis amigos,
qué momentos de silencio, reflexión y tranquilidad me dedico a mí mismo. Y
sin eso, dejo de preocuparme de los demás, no me importan los problemas,
“paso” de rollos solidarios, no me mueve a compasión ningún drama
humano por cercano que esté.
Por eso, el evangelio de hoy es más actual que nunca. Parece que ya en los
tiempos de Jesús existía la misma tentación del activismo, incluso entre sus
mismos apóstoles. Marta es el reflejo de ese “nerviosismo estresante” que
nos invade también a los cristianos, reduciendo nuestra fe el “hacer” más
que al ser. Cristo no critica lo que hace Marta sino el lo nerviosa que está.
No está en lo que hacemos sino en cómo lo hacemos. Porque una parte
fundamental del cristianismo es la acción. Somos cristianos para
transformar el mundo y hacer que llegue a él el Reino de Dios, y eso exige
tiempo, entrega, energías, proyectos, acciones. Pero no es ésa la única ni la
más importante dimensión de la fe cristiana. No somos una ONG que hace
cosas solidarias. La solidaridad y el amor para un cristiano brotan de la fe
en Cristo, de su relación con Dios. El cristianismo es profundamente
humano, pero no es sólo un humanismo. Sin la oración, sin la celebración,
sin lo gratuito, la fe puede derivar en pura acción y degenerar en activismo.
Tampoco la vida humana es sólo hacer cosas, trabajar, proyectar, ingeniar.
Debe haber tiempo para lo lúdico, la familia, los amigos, la lectura, la
contemplación gratuita de la naturaleza y de las cosas. ¡ Qué frío e
inhumano sería un mundo despojado de la emoción, del sentimiento, del
corazón, del intercambio gratuito del amor!. Pero Marta y María no son
dimensiones contrapuestas de la fe, sino absolutamente complementarias.
Marta debe aprender de María la escucha, la oración, el tiempo de la
gratuidad, lo místico y lo estético. María debe aprender de Marta que la las
obras de la fe, la caridad en acción, el tiempo de lo ascético y de lo ético.
En muchos lugares del mundo estamos en verano, en otros son vacaciones
de invierno, un tiempo privilegiado para vivir esa parte lúdica, estética,
gratuita y contemplativa de la vida y de la fe. Un tiempo para descansar
más, tener relaciones humanas y familiares de más calidad, para renovar
mente y corazón con lecturas, viajes, paseos, deporte, visitas culturales, y
para renovar el espíritu con silencio, contemplación de la naturaleza,
oración.
Elijamos para este tiempo la actitud de María, porque elegir esa manera de
estar en el mundo y con las personas es el tiempo mejor empleado, que
nada ni nadie nos quitará, porque será un tiempo desde dentro y ese cultivo
de la interioridad ancla sus raíces en lo más profundo de nuestra existencia,
esa raíz que no está sujeta a los vaivenes de la vida que cambia.
Aprendamos del pescador del cuento, que nos enseña a disfrutar de la vida
sin tanto agobio, sin tanto estrés materialista, valorando las cosas sencillas
de la vida y siendo en verdad felices. Y RECEMOS POR EL PAPA FRANCISCO
Y POR EL ÉXITO DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD QUE SE
CELEBRA EN RÍO DE JANEIRO!
¡OS DESEO UNA FELIZ SEMANA Y UNAS DESCANSADAS VACACIONES!.