EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 9,14-17.
Entonces se acercaron los discípulos de Juan y le dijeron: "¿Por qué tus discípulos
no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?".
Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el
esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y
entonces ayunarán.
Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el
pedazo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande.
Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, el vino se
derrama y los odres se pierden. ¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así
ambos se conservan!".
Comentario del Evangelio por :
Beato Juan Pablo II (1920-2005), papa
Carta apostólica “Mulieris dignatatem”, §26-27 (trad. © Libreria Editrice
Vaticana)
La Eucaristía: el don que da Cristo/Esposo a la Iglesia/Esposa
En la Eucaristía se expresa de modo sacramental el acto redentor de Cristo Esposo
en relación con la Iglesia Esposa. El Concilio Vaticano II ha renovado en la Iglesia la
conciencia de la universalidad del sacerdocio. En la Nueva Alianza hay un solo
sacrificio y un solo sacerdote: Cristo. De este único sacerdocio participan todos los
bautizados, ya sean hombres o mujeres, en cuanto deben “ofrecerse a sí mismos
como una víctima viva, santa y agradable a Dios” (cf. Rom 12, 1), dar en todo lugar
testimonio de Cristo y dar razón de su esperanza en la vida eterna (1P 3,15)…
Todos los miembros de la iglesia… participan no solamente de la misión sacerdotal,
sino también en la misión profética y real de Cristo Mesías. Esta participación
determina, además, la unión orgánica de la Iglesia, como Pueblo de Dios, con
Cristo. Con ella se expresa a la vez el “gran misterio” de la Carta a los Efesios
(5,32): la Esposa unida a su Esposo; unida, porque vive su vida; unida, porque
participa de su triple misión… Unida de tal manera que responda con un “don
sincero” de sí al inefable don del amor del Esposo, Redentor del mundo. Esto
concierne a todos en la Iglesia, tanto a las mujeres como a los hombres, y
concierne obviamente también a aquellos que participan del “sacerdocio
ministerial”, que tiene el carácter de servicio. En el ámbito del “gran misterio” de
Cristo y de la Iglesia todos están llamados a responder —como una esposa— con el
don de la vida al don inefable del amor de Cristo, el cual, como Redentor del
mundo, es el único Esposo de la Iglesia.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”