EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
viernes 12 Julio 2013
Viernes de la decimocuarta semana del tiempo ordinario
Libro de Génesis 46,1-7.28-30.
Israel partió llevándose todos sus bienes. Cuando llegó a Berseba, ofreció sacrificios
al Dios de su padre Isaac.
Dios dijo a Israel en una visión nocturna: "¡Jacob, Jacob!". El respondió: "Aquí
estoy".
Dios continuó: "Yo soy Dios, el Dios de tu padre. No tengas miedo de bajar a
Egipto, porque allí haré de ti una gran nación.
Yo bajaré contigo a Egipto, y después yo mismo te haré volver; y las manos de
José cerrarán tus ojos".
Cuando Jacob salió de Berseba, los hijos de Israel hicieron subir a su padre, junto
con sus hijos y sus mujeres, en los carros que el Faraón había enviado para
trasladarlos.
Ellos se llevaron también su ganado y las posesiones que habían adquirido en
Canaán. Así llegaron a Egipto, Jacob y toda su familia
- sus hijos y sus nietos, sus hijas y sus nietas - porque él había llevado consigo a
todos sus descendientes.
Israel hizo que Judá se le adelantara y fuera a ver a José, para anunciarle su
llegada a Gosen. Cuando llegaron a la región de Gosen,
José hizo enganchar su carruaje y subió hasta allí para encontrarse con su padre
Israel. Apenas este apareció ante él, José lo estrechó entre sus brazos, y lloró un
largo rato, abrazado a su padre.
Entonces Israel dijo a José: "Ahora sí que puedo morir, porque he vuelto a ver tu
rostro y que vives todavía".
Salmo 37(36),3-4.18-19.27-28.39-40.
Confía en el Señor y haz el bien, habita en tu tierra y come tranquilo.
Pon tu alegría en el Señor, él te dará lo que ansió tu corazón.
El Señor cuida los días de los buenos, su herencia será eterna.
Cuando haya escasez no tendrán problemas y tendrán qué comer cuando arrecie el
hambre.
Apártate del mal y haz el bien, y tendrás una casa para siempre.
Porque el Señor ama lo que es justo y no abandona jamás a sus amigos.
Los pecadores perecerán para siempre y se acabará la raza de los malos.
La salvación de los justos viene del Señor, él es su refugio en tiempos de angustia.
El Señor los ayuda y los libera, salva a cuantos confiaron en él.
Evangelio según San Mateo 10,16-23.
Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como
serpientes y sencillos como palomas.
Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en
las sinagogas.
A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio
delante de ellos y de los paganos.
Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo
que deban decir se les dará a conocer en ese momento,
porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará
en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a
su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir.
Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere
hasta el fin se salvará.
Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan
a una tercera. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel,
antes de que llegue el Hijo del hombre.
Comentario del Evangelio por :
San Ignacio de Antioquía (?-c. 110), obispo y mártir
Carta a Policarpo (69-155, santo, obispo y mártir), 1-3; SC 10
“Como corderos en medio de lobos”
Te exhorto por la gracia de la cual estás revestido que sigas adelante en tu curso y
en exhortar a todos los hombres para que puedan ser salvos. Reivindica tu cargo
con toda diligencia de carne y de espíritu. Procura que haya unión, pues no hay
nada mejor que ella. Soporta a todos, como el Señor te soporta. Toléralo todo con
amor, tal como haces. Entrégate a oraciones incesantes. Pide mayor sabiduría de la
que ya tienes. Sé vigilante, y evita que tu espíritu se adormile. Habla a cada
hombre según la manera de Dios. Sobrelleva las dolencias de todos, como un atleta
perfecto. Allí donde hay más labor, hay mucha ganancia. Si amas a los entendidos,
esto no es nada que haya que agradecérsete. Más bien somete a los más
impertinentes por medio de la mansedumbre. No todas las heridas son sanadas por
el mismo ungüento. Suaviza los dolores agudos con fomentos. Sé prudente como la
serpiente en todas las cosas e inocente siempre como la paloma. Por esto estás
hecho de carne y espíritu, para que puedas desempeñar bien las cosas que
aparecen ante tus ojos; y en cuanto a las cosas invisibles, ruega que te sean
reveladas, para que no carezcas de nada, sino que puedas abundar en todo don
espiritual. Los tiempos te lo requieren, como los pilotos requieren vientos, o un
marino zarandeado por la tormenta (busca) un asilo, para poder llegar a Dios. Sé
sobrio, como atleta de Dios. El premio es la incorrupción y la vida eterna, con
respecto a la cual ya estás persuadido. En todas las cosas te soy afecto, yo y mis
cadenas, que tú estimaste. No te desmayes por los que parecen ser dignos de
crédito y, pese a todo, enseñan doctrina extraña. Mantente firme como un yunque
cuando lo golpean. A un gran atleta le corresponde recibir golpes y triunfar. Pero
por amor de Dios hemos de soportar todas las cosas, para que El nos soporte a
nosotros. Sé, pues, más diligente de lo que eres. Marca las estaciones. Espera en
Aquel que está por encima de toda estación, el Eterno, el Invisible, que se hizo
visible por amor a nosotros, el Impalpable, el Impasible, que sufrió por amor a
nosotros, que sufrió en todas formas por amor a nosotros.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”