EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
sábado 13 Julio 2013
Sábado de la decimocuarta semana del tiempo ordinario
Libro de Génesis 49,29-32.50,15-26a.
Luego les dio esta orden: "Yo estoy a punto de ir a reunirme con los míos.
Entiérrenme junto con mis padres, en la caverna que está en el campo de Efrón, el
hitita,
en el campo de Macpelá, frente a Mamré, en la tierra de Canaán, el campo que
Abraham compró a Efrón, el hitita, para tenerlo como sepulcro familiar.
Allí fueron enterrados Isaac y Rebeca, su esposa; y allí también sepulté a Lía.
Ese campo y la caverna que hay en él fueron comprados a los hititas".
Al ver que su padre había muerto, los hermanos de José se dijeron: "¿Y si José nos
guarda rencor y nos devuelve todo el mal que le hicimos?".
Por eso le enviaron este mensaje: "Antes de morir, tu padre dejó esta orden:
"Díganle a José: Perdona el crimen y el pecado de tus hermanos, que te hicieron
tanto mal. Por eso, perdona el crimen de los servidores del Dios de tu padre". Al oír
estas palabras, José se puso a llorar.
Luego sus hermanos fueron personalmente, se postraron ante él y le dijeron: "Aquí
nos tienes: somos tus esclavos".
Pero José les respondió: "No tengan miedo. ¿Acaso yo puedo hacer las veces de
Dios?
El designio de Dios ha transformado en bien el mal que ustedes pensaron hacerme,
a fin de cumplir lo que hoy se realiza: salvar la vida a un pueblo numeroso.
Por eso, no teman. Yo velaré por ustedes y por las personas que están a su cargo".
Y los reconfortó, hablándoles afectuosamente.
José permaneció en Egipto junto con la familia de su padre, y vivió ciento diez
años.
Así pudo ver a los hijos de Efraím hasta la tercera generación; y los hijos de
Maquir, hijo de Manasés, también nacieron sobre las rodillas de José.
Finalmente, José dijo a sus hermanos: "Yo estoy a punto de morir, pero Dios los
visitará y los llevará de este país a la tierra que prometió con un juramento a
Abraham, a Isaac y a Jacob".
Luego hizo prestar un juramento a los hijos de Israel, diciéndoles: "Cuando Dios los
visite, lleven de aquí mis restos".
José murió a la edad de ciento diez años. Fue embalsamado y colocado en un
sarcófago, en Egipto.
Salmo 105(104),1-2.3-4.6-7.
¡Den gracias al Señor, su nombre invoquen, entre los pueblos anuncien sus
hazañas!
Cántenle y toquen para él, y mediten todos sus prodigios.
Siéntanse orgullosos de su santo nombre, y alégrense los que buscan al Señor.
¡Busquen al Señor, esto será su fuerza, busquen su cara sin cesar!
raza de Abrahán, su servidor, hijos de Jacob, su elegido!
El es el Señor, es nuestro Dios, sus decisiones tocan a toda la tierra.
Evangelio según San Mateo 10,24-33.
El discípulo no es más que el maestro ni el servidor más que su dueño.
Al discípulo le basta ser como su maestro y al servidor como su dueño. Si al dueño
de casa lo llamaron Belzebul, ¡cuánto más a los de su casa!
No les teman. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no
deba ser conocido.
Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al
oído, proclámenlo desde lo alto de las casas.
No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más
bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena.
¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo
de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo.
Ustedes tienen contados todos sus cabellos.
No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros.
Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi
Padre que está en el cielo.
Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí
ante los hombres.
Comentario del Evangelio por:
Carta de la Iglesia de Esmirna sobre el martirio de San Policarpo (69-155),
obispo
(trad. cf breviario 23/02)
“No temáis a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma”
Por tanto, no le sujetaron con los clavos, sino que lo ataron. Ligadas las manos a la
espalda como si fuera una víctima insigne seleccionada de entre el numeroso
rebaño para el sacrificio, como ofrenda agradable a Dios, mirando al cielo, Policarpo
dijo:
“Señor, Dios todopoderoso, Padre de nuestro amado y bendito Jesucristo, Hijo tuyo,
por quien te hemos conocido; Dios de los ángeles, de los arcángeles, de toda
criatura y de todos los justos que viven en tu presencia: te bendigo, porque en este
día y en esta hora me has concedido ser contado entre el número de tus mártires,
participar del cáliz de Cristo y, por el Espíritu Santo, ser destinado a la resurrección
de la vida eterna en la incorruptibilidad del alma y del cuerpo. ¡Ojalá que sea yo
también contado entre el número de tus santos como un sacrificio enjundioso y
agradable, tal como lo dispusiste de antemano, me lo diste a conocer y ahora lo
cumples, oh Dios veraz e ignorante de la mentira! Por esto te alabo, te bendigo y te
glorifico en todas las cosas por medio de tu Hijo amado Jesucristo, eterno y
celestial Pontífice. Por él a ti, en unión con él mismo y el Espíritu Santo, sea la
gloria ahora y en el futuro, por los siglos de los siglos. Amén”
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”