Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 15, Miércoles
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: El ángel del Señor se apareció en una llamarada entre las
zarzas * El Señor es compasivo y misericordioso. * Has escondido estas cosas a los
sabios y se las has revelado a la gente sencilla
Textos para este día:
Éxodo 3,1-6.9-12:
En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de
Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte
de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés
se fijó: la zarza ardía sin consumirse. Moisés se dijo: "Voy a acercarme a mirar este
espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza."
Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: "Moisés,
Moisés." Respondió él: "Aquí estoy." Dijo Dios: "No te acerques; quítate las
sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado." Y añadió: "Yo soy
el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob."
Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios. El Señor le dijo: "El clamor de los
israelitas ha llegado a mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios. Y ahora
marcha, te envío al Faraón para que saques a mi pueblo, a los israelitas." Moisés
replicó a Dios: "¿Quién soy yo para acudir al Faraón o para sacar a los israelitas de
Egipto?" Respondió Dios: "Yo estoy contigo; y ésta es la señal de que yo te envío:
cuando saques al pueblo de Egipto, daréis culto a Dios en esta montaña."
Salmo 102:
Bendice, alma mía, al Señor, / y todo mi ser a su santo nombre. / Bendice, alma
mía, al Señor, / y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas / y cura todas tus enfermedades; / él rescata tu vida de
la fosa / y te colma de gracia y de ternura. R.
El Señor hace justicia / y defiende a todos los oprimidos; / enseñó sus caminos a
Moisés / y sus hazañas a los hijos de Israel. R.
Mateo 11,25-27:
En aquel tiempo, exclamó Jesús: "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a
la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi
Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el
Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar."
Homilía
Temas de las lecturas: El ángel del Señor se apareció en una llamarada entre las
zarzas * El Señor es compasivo y misericordioso. * Has escondido estas cosas a los
sabios y se las has revelado a la gente sencilla
1. "Ven" y "No te acerques"
1.1 El llamado que Dios hace a Moisés nos sirve de modelo para apreciar algunos
rasgos preciosos de las llamadas de Dios. Por eso, antes de continuar, apreciemos
en su medida lo que esto significa: que Dios llame al hombre. Nada más natural
que el hombre llame a Dios, porque nuestra condición de creaturas nos hace
prontos al dolor y la indigencia, y por ello, prontos a la súplica. Hay que considerar
en cambio como "sobrenatural" que Dios llame al hombre, que lo implique en sus
planes, que cuente con él y haga un camino junto a él.
1.2 Dios atrae a Moisés. Lo llama por su nombre, mostrando ya en ello que lo
conoce de modo singular, así como conoce en su singularidad, urgencia y agudeza
el dolor de su pueblo.
1.3 Y sin embargo Dios también le pone un límite a Moisés: "el lugar que pisas es
tierra sagrada." Notemos el papel de lo sagrado aquí. Los dolores de los israelitas
son concretos y aparentemente "terrenales": falta de descanso, sobrecarga de
trabajo, maltrato de los capataces. Para solucionarlos, Dios marca una frontera,
define una tierra como sagrada. No es un detalle que sobre en la Biblia, pues en
ella nada sobra.
1.4 Lo que sucede es que Faraón se ha considerado dueño y señor de la tierra.
Moisés está en el Horeb, y Dios está diciendo: "esta montaña es mía." La montaña
misma, con sus rocas, arena, zarzas y piedras no es lo más importante, sino el
hecho de que Dios afirme que hay un límite a las pretensiones de los reyes,
también del que se creía todopoderoso en aquella época. Lo que Dios dice es: "Lo
sagrado existe; vuestra tierra no es unívocamente vuestra." Entendemos así que,
con el llamado a Moisés, Dios está de hecho restaurando el orden original de la
creación: las cosas serán nuestras si nosotros somos de Dios.
2. El Reino revelado a los pequeños
2.1 Así como uno puede pasar por encima de un tronco viejo sin descubrir sus
retoños nuevos, así uno puede pasar por el mundo sin descubrir los brotes del
Reino. Hablando en términos generales, que son los términos de los grandes
teoréticos, los grandes estrategas y los grandes comerciantes, el Reino no importa
mucho. En términos generales y en una visión de bulto el Reino hace poco y pesa
poco. Mas hay gente, la gente sencilla, la gente pequeña, que no tiene una vida
grande sino una vida pequeña, y por eso tienen ojos para descubrir el misterio, la
belleza y la fecundidad de lo pequeño. Así nos lo muestra Jesús en el evangelio de
hoy.
2.2 Los "sabios y entendidos" buscan la verdad en aquello que se impone.
Necesitan ser abrumados por el poder de algo para desear comprenderlo. El Reino
de Dios se les escurre entre los dedos y travieso se oculta a sus ojos. El que se
impone es débil porque no puede vencer la verdadera fortaleza del hombre, que es
su corazón. Allá, en esa fortaleza, es donde nos encerramos a odiar a los que nos
oprimen y a maldecir a los que pretenden imponerse sobre nosotros. Por eso el
Reino no se impone, porque el que tiene que imponerse en ello mismo demuestra
que nada puede frente a la muralla interior que cada uno construye en su corazón.
2.3 Los sencillos y humildes, en cambio, han aprendido otro lenguaje. Saben
distinguir las señales de auxilio del que padece necesidad quizá porque han tenido
que utilizarlas en su momento. Saben que todos pasamos por horas difíciles en las
que nada podemos y todo necesitamos. Ese es el lenguaje del Reino de Dios. Ese es
el lenguaje de Jesús. Ese es la atmósfera que irradia, discreta y humilde y pura, la
Eucaristía.