XVI Semana del Tiempo Ordinario, Ciclo C. (Año Impar)
Sábado
Padre Julio González Carretti O.C.D
Lecturas bíblicas
a.- Jr.7,1-11: ¿Creéis que es una cueva de bandidos el templo que lleva mi
nombre?
b.- Mt. 13, 24-30: Dejadlos crecer juntos hasta la siega.
Este evangelio sigue con el tema de la vida del campo, pero desde otra perspectiva,
imágenes todas para mostrarnos cómo Dios envía su palabra a los hombres de ayer
y hoy. Esta parábola se asemeja a la parábola del sembrador (Mt.13,3-9.18-23),
como a la de la red (Mt.13,47s); tenemos otros ejemplos: el grano de mostaza y la
levadura (13,31-33; el tesoro y la perla (Mt.31,44-46), la oveja perdida y la
dracma perdida (15,4-10). Esta parábola nos presenta el obrar del labrador y de un
vecino que lo odia, lo que nos confirma la existencia del mal. El ambiente nocturno,
y el sueño de los criados, describen el accionar del sembrador de la cizaña.
Crecerán juntas las espigas de trigo y la de cizaña, y nadie lo nota la presencia de
ésta última, por tener un parecido sorprendente con el trigo. Los criados proponen
arrancarla pero es demasiado tarde, porque se está formando la espiga (v. 26);
admirable la decisión del dueño del campo de no arrancar la cizaña, sino que
crezcan juntos, para no dañar el trigo. Solo que al tiempo de la siega, se recogerá
primero la cizaña, para ser atada en gavillas y quemada, para luego, guardar el
trigo en el granero. El sentido profundo de la parábola, está en la presencia de Dios
junto al otro sembrador un enemigo, es el gran antagonista y rival, el malo y
enemigo por autonomasia (cfr. Mt.13, 18.38); el que sembró cizaña está junto al
que sembró el trigo, es decir, donde siembre Dios, también lo hará Satanás. Es una
llamada a estar atentos, vigilantes, porque el tiempo de la siega se avecina. La
separación se producirá el día del Juicio, el día de la siega, imagen de la
consumación final (cfr. Mt. 9, 37; Mc. 4, 29; Jn. 4, 35). Ese día llegará sin tardar,
cuando venga el Hijo del Hombre a juzgar a vivos y muertos, pero el hombre no lo
puede adelantar por más que quiera. Hay que destacar la decisión del Dueño del
campo, que se debe respetar: el trigo y la cizaña deberán crecer juntos hasta la
siega, toda separación y juicio es una intromisión en la voluntad del Señor. ÉL se ha
reservado el juicio, soporta la cizaña y el posible perjuicio que sufra el trigo. De la
convivencia entre buenos y malos, siempre necesaria, trigo y cizaña, se pasa a lo
más importante, como es el destino que les espera a ambos. Uno se podría
preguntar: ¿por qué hay gente mala en la comunidad eclesial? Porque, se ofrece a
ellos un tiempo para su conversión, su presencia en medio de la Iglesia, la gente
menos buena, no debe ser causa de pesimismo, porque si no cambian, conocemos
su destino final; al contrario, debe ser un estímulo, para practicar las virtudes que
faltan a la comunidad. El día de la siega, del Juicio desaparecerá el tormento para
los buenos y los malos, conocerán el destino que les corresponde. Dios sabe que
todo será llevado según su voluntad: el trigo no se perderá sino que será guardado
en los graneros celestiales. El discípulo deberá evitar la tentación de juzgar a su
prójimo y obedecer la voluntad divina. Nos debe dar ánimos, el hecho que de
vernos todos pecadores y necesitados de misericordia, pero muy preocupados de la
salvación eterna, por la que debemos trabajar día a día. No podemos convertirnos
en jueces de los demás, porque el Bien y el mal, están también dentro de nosotros
(cfr. Mt. 7,1). Todos tenemos mucho de trigo santo, pero con humildad debemos
confesar que también hay cizaña en nuestra vida. Se necesita mucha fe y bondad,
sabiduría creciente, para desear para nosotros y la comunidad eclesial, fruto de la
oración. Sólo Dios es bueno, confiesa Jesús (cfr. Mc. 10, 18).
Todos los bienes del alma para Santa Teresa de Jesús, vienen de revivir el misterio
Pascual de Cristo en la liturgia, en la oración, en la vida. Algo parecido debemos
hacer todos nosotros si participamos en la Eucaristía, la oración y en Cristo se
encaminan los días, las horas, los minutos… “La Pasión y vida de Cristo, es de
donde nos ha venido y viene todo bien” (V 13,13).