XIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
Abrirse a lo nuevo que quiere nacer
La Palabra: “Poneos en camino” (evangelio).
1. La Iglesia, comunidad de quienes tratan de recrear en su propia vida la conducta
de Jesucristo, es entidad referencial, tiene por objetivo el reino de Dios o
fraternidad que se va construyendo en este mundo. Su gran tentación es olvidar
que no está totalmente hecha y que debe hacerse en el transcurso de la historia
humana donde continuamente va surgiendo lo nuevo, también obra del Espíritu.
2. Ser cristiano significa estar abiertos a lo nuevo, leer las características de
nuestro tiempo y discernir en ellas los signos del Espíritu, para en la nueva
situación actualizar la fe cristiana o encuentro personal con el Dios que nos
acompaña en la historia. Jesús de Nazaret fue un profeta itinerante. Tuvo que
avanzar descubriendo la voluntad del Padre en los acontecimientos de cada hora, y
finalmente entregó la propia vida con amor y libertad, confiando en ese Amor que
fue alimento e impulso a lo largo de su vida.
3. El evangelio nos dice que Jesús envió a setenta y dos, no solo a doce. Envió a
todos sus seguidores para que transmitieran esa buena nueva: el destino de los
seres humanos es recibir la paz del Resucitado y construir en este mundo la
convivencia pacífica en el amor y la justicia, dejando a un lado los individua-lismos
y las falsas seguridades, saliendo de la propia tierra y poniéndonos en camino;
itinerancia radical que descarta cualquier instalación; estar siempre en la frontera,
allí donde se juega la vida de los seres humanos, haciendo lo posible para que
todos tengan vida. No es fácil esta misión porque los discípulos han de ponerse
continuamente en camino. La existencia cristiana es una peregrinación que
iniciamos con el bautismo, animados por la presencia de Dios que nos transforma y
nos alienta.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net