XIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
La motivación es el amor
La Palabra: “No temáis, peque￱o reba￱o, porque vuestro Padre ha tenido a bien
daros el reino” (evangelio).
1. Jesús de Nazaret trae la buena noticia: Dios es amor, continuamente nos está
creando por amor, y nunca nos abandona. La vida de felicidad que anhelamos ya
está garantizada por ese amor gratuito y sin retorno. No debemos caer en el miedo
y en la desconfianza pues en Jesucristo Dios se ha manifestado como amor a favor
nuestro. Es necesario que esta buena e inesperada noticia cale a fondo en nosotros,
muchas veces atormentados por el miedo a los dioses que continuamente nos
fabricamos a nuestra medida.
2. Cuando vivimos esta experiencia, ya relativizamos posesiones, poderes y
prestigios que como ídolos o falsos absolutos continuamente nos salen al camino:
“vended vuestros bienes y dad limosna”. La desapropiaci￳n y el compartir cuanto
somos y tenemos con los demás no es un empeño ascético para hacer méritos ante
una divinidad justiciera; es la expresión y consecuencia normal de una experiencia
mística o encuentro con el misterio de Dios cuyo amor garantiza el sentido de
nuestra existencia y nos abre a los demás con amor.
3. Dios está viniendo siempre y en cada momento a nosotros, desde nuestra propia
intimidad y desde la mirada que los otros nos dirigen. Lo importante, según el
evangelio, es no cerrar los ojos, estar en vela, ser contemplativos de ojos abiertos
para discernir esa Presencia de amor encarnado que nos sostiene, nos permite
mirar a los otros de nueva forma, compartir amigablemente con ellos y abrirnos al
porvenir confiadamente.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net