EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 13,1-9.
Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar.
Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y
sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa.
Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: "El
sembrador salió a sembrar.
Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las
comieron.
Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en
seguida, porque la tierra era poco profunda;
pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron.
Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron.
Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras
treinta.
¡El que tenga oídos, que oiga!".
Comentario del Evangelio por:
Isaac el Sirio (siglo VII), monje cercano a Mossoul
Discursos ascéticos, serie 1ª, n° 32
“El ciento por uno”
De igual manera que toda la fuerza de la ley y los mandatos que Dios ha dado a los
hombres se cumple en la pureza del corazón, como lo dijeron los padres, así
también todos los modos y maneras por los cuales los hombres rezan a Dios se
cumplen en la oración pura. Los gemidos, las prosternaciones, las súplicas, los
lamentos, todas las formas que puede tomar la oración tienen en efecto su fin en
una oración pura... La reflexión no tiene nada más que lo que tiene: ni oración, ni
movimiento, ni lamento, ni poder, ni libertad, ni súplica, ni deseo, ni placer de lo
que espera en esta vida o en el mundo venidero; después de la oración pura, no
hay otra oración... Más allá de este límite, está la admiración, no hay más oración;
la oración cesa, y comienza la contemplación... La oración es la semilla, y la
contemplación, la cosecha de las gavillas. El segador se maravilla de ver lo
indecible: ¿cómo a partir de pequeños granos desnudos que sembró, pudieron
crecer de repente ante él tales espigas florecientes? La vista de su cosecha le quita
todo movimiento... Lo mismo que apenas se encuentra un hombre entre varios
millares para cumplir un poco mejor los mandatos y las normas de la Ley y alcanzar
la pureza del alma, de igual manera sólo se encuentra un hombre de cada mil que
sea digno de alcanzar con mucha vigilancia la oración pura, de atravesar el límite y
de descubrir este misterio. Porque no es dado a muchos, sino a poco, el conocer la
oración pura.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”