Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Julio 29
Memoria de Santa Martha
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros
* Bendigo al Señor en todo momento * Creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
Textos para este día:
1 Juan 4, 7-16:
Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el
que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios,
porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios
envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste
el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos
envió a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados. Queridos
hermanos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos
los unos a los otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros,
Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En
esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de
su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su
Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios
permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos
tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor
permanece en Dios, y Dios en él.
Salmo 33:
Bendigo al Señor en todo momento, / su alabanza está siempre en mi boca; / mi
alma se gloría en el Señor: / que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor, / ensalcemos juntos su nombre. / Yo
consulté al Señor, y me respondió, / me libró de todas mis ansias. R. Contempladlo,
y quedaréis radiantes, / vuestro rostro no se avergonzará. / Si el afligido invoca al
Señor, él lo escucha / y lo salva de sus angustias. R. El ángel del Señor acampa /
en torno a sus fieles y los protege./ Gustad y ved qué bueno es el Señor, / dichoso
el que que se acoge a él. R: Todos sus santos, temed al Señor, / porque nada les
falta a los que le temen; / los ricos empobrecen y pasan hambre, /los que buscan al
Señor no carecen de nada. R.
Juan 11,19-27:
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el
pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su
encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: "Señor, si
hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo
que pidas a Dios, Dios te lo concederá." Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará."
Marta respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día." Jesús le
dice: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto,
vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?" Ella
le contestó: "Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía
que venir al mundo."
Homilía
Temas de las lecturas: Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros
* Bendigo al Señor en todo momento * Creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
1. Amiga de Jesucristo
1.1 Hubo una familia en Betania, compuesta, hasta donde sabemos, por tres
hermanos: Martha, María y Lázaro. Uno de los aspectos más bellos de esa familia
está en Jn 11,5: "Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro". Es muy grato
pensar en ese afecto cálido, cercano y puro con que Nuestro Señor regaló a estos
hermanos, porque nos hace sentir de una manera casi tangible el amor humano del
Hijo de Dios.
1.2 Es hermoso y trae mucha sencillez y alegría al alma pensar en Martha como
amiga de Jesucristo. Tal vez esa imagen agradable y cercana matiza un poco la otra
imagen, tan frecuente, de Cristo como un profeta ensimismado en su misión
trascendente y santísima, sin tiempo ni espacio para cultivar amistad con nadie. Y
matiza también la idea de ese Cristo lejano y como aislado en su propia pureza,
incapaz de dar amor si no es a través de una rigurosa distribución equitativa, como
el que da pan en un campo de concentración.
1.3 Martha, amiga de Jesús: ruega por nosotros. Enséñanos ese rostro tan
amable y encantador del "Dios-con-nosotros".
2. Mujer de fe y de esperanza
2.1 Martha de Betania brilla en el evangelio de hoy con el resplandor de una fe
vigorosa y cuajada de confianza en el Señor. Tomemos sus propias palabras, y
admiremos el don de la fe, concedido por el Único que puede darla.
2.2 "Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora
estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas". Así habla Martha. Está
segura del poder de Jesús, y esa certeza no queda destruida ni siquiera por el
hecho aparentemente irreversible de la muerte.
2.3 "Sé que mi hermano resucitará en la resurrección del último día". Aquí la fe se
funde en esperanza. En efecto, quien conoce cuánto puede Dios, conoce qué puede
esperar de él.
2.4 Marta, mujer creyente, ejemplo vivo de confianza en el Señor, ruega por
nosotros. Inspira en nuestras almas el don eximio de la fe que vence al mundo, y
de la esperanza que no se arredra ante las dificultades.