EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
martes 30 Julio 2013
Martes de la decimoséptima semana del tiempo ordinario
Libro del Exodo 33,7-11.34,5b-9.28.
Moisés tomó la Carpa. la instaló fuera del campamento, a una cierta distancia, y la
llamó Carpa del Encuentro. Así, todo el que tenía que consultar al Señor debía
dirigirse a la Carpa del Encuentro, que estaba fuera del campamento.
Siempre que Moisés se dirigía hacia la Carpa, todo el pueblo se levantaba, se
apostaba a la entrada de su propia carpa y seguía con la mirada a Moisés hasta que
él entraba en ella.
Cuando Moisés entraba, la columna de nube bajaba y se detenía a la entrada de la
Carpa del Encuentro, mientras el Señor conversaba con Moisés.
Al ver la columna de nube, todo el pueblo se levantaba, y luego cada uno se
postraba a la entrada de su propia carpa.
El Señor conversaba con Moisés cara a cara, como lo hace un hombre con su
amigo. Después Moisés regresaba al campamento, pero Josué - hijo de Nun, su
joven ayudante - no se apartaba del interior de la Carpa.
El Señor descendió en la nube, y permaneció allí, junto a él. Moisés invocó el
nombre del Señor.
El Señor pasó delante de él y exclamó: "El Señor es un Dios compasivo y
bondadoso, lento para enojarse, y pródigo en amor y fidelidad.
El mantiene su amor a lo largo de mil generaciones y perdona la culpa, la rebeldía y
el pecado; sin embargo, no los deja impunes, sino que castiga la culpa de los
padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y cuarta generación."
Moisés cayó de rodillas y se postró,
diciendo: "Si realmente me has brindado tu amistad, dígnate, Señor, ir en medio de
nosotros. Es verdad que este es un pueblo obstinado, pero perdona nuestra culpa y
nuestro pecado, y conviértenos en tu herencia".
Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni
beber. Y escribió sobre las tablas las palabras de la alianza, es decir, los diez
Mandamientos.
Salmo 103(102),6-7.8-9.10-11.12-13.
El Señor obra en justicia y a los oprimidos les da lo que es debido.
Reveló sus caminos a Moisés y a los hijos de Israel sus proezas.
El Señor es ternura y compasión, lento a la cólera y lleno de amor;
si se querella, no es para siempre, si guarda rencor, es sólo por un rato.
No nos trata según nuestros pecados ni nos paga según nuestras ofensas.
Cuanto se alzan los cielos sobre la tierra tan alto es su amor con los que le temen.
Como el oriente está lejos del occidente así aleja de nosotros nuestras culpas.
Como la ternura de un padre con sus hijos es la ternura del Señor con los que le
temen.
Evangelio según San Mateo 13,36-43.
Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se
acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo".
El les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;
el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña
son los que pertenecen al Maligno,
y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los
cosechadores son los ángeles.
Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera
sucederá al fin del mundo.
El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los
escándalos y a los que hicieron el mal,
y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes.
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que
tenga oídos, que oiga!
Comentario del Evangelio por:
Catecismo de la Iglesia Católica
§ 760-769
“Los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre.”
“El mundo fue creado en vistas a la Iglesia”, decían los cristianos de los primeros
tiempos. (Hermas) Dios creó al mundo en vistas a la comunión de vida con él,
comunión que se realiza por la convocación de los hombres en Cristo y esta
“convocación” (ecclesia) es la Iglesia. La Iglesia es el fin de toda cosa, y las
vicisitudes dolorosas, como la caída de los ángeles y el pecado del hombre, los
permitió Dios como ocasión y medio para desplegar toda la fuerza de su brazo (Lc
1,51) toda la medida de amor que quería entregar al mundo: “Lo mismo que la
voluntad de Dios es un acto y esta voluntad se llama “mundo”, así su intención es
la salvación de los hombres, y ésta se llama Iglesia” (Clemente de Alejandría).
En el mismo instante en que el hombre comete el pecado que destruye la
comunión del hombre con Dios y entre ellos mismos, empieza la convocación del
pueblo de Dios: la convocación de la Iglesia es, para decirlo de alguna manera, la
reacción de Dios al caos provocado por el pecado. Esta reunificación se realiza
secretamente en el seno de todos los pueblos. “En cualquier nación, el que respeta
a Dios y obra rectamente le es grato.” (Hch 10,35) La convocación remota del
pueblo de Dios empieza con la vocación de Abrahán al que Dios promete que será
padre de una multitud de pueblos (Gn 12,2) La preparación inmediata comienza
con la elección de Israel como pueblo de Dios (Ex 19,5). Por su elección, Israel
debe ser el signo de la convocación futura de todas las naciones. (Is 2,2)...
Compete al Hijo realizar en la plenitud del tiempo el plan de salvación de su padre.
Este es el motivo de su misión... Cristo inaugura el reino de los cielos en la tierra.
La Iglesia “es el reino de Cristo misteriosamente presente ya ahora” (Vaticano II,
LG3)... “La Iglesia...llegará a su consumación al final del los tiempos.” (cf LG 48)
cuando el retorno de Cristo glorioso... La Iglesia espera ansiosa esta venida del
reino en plenitud. Esta consumación gloriosa de la Iglesia, y a través de ella, la del
mundo, no se realizará sin grandes pruebas. Sólo así “todos los justos, desde Adán,
desde Abel, el justo, hasta el último elegido se encontrarán reunidos en la Iglesia
universal junto al Padre” (LG 2).
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”