Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 17, Jueves
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: La nube cubrió la tienda del encuentro, y la gloria del
Señor llenó el santuario * ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos!
* Reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran
Textos para este día:
Éxodo 40,16-21.34-38:
En aquellos días, Moisés hizo todo ajustándose a lo que el Señor le había mandado.
El día uno del mes primero del segundo año fue construido el santuario. Moisés
construyó el santuario, colocó las basas, puso los tablones con sus trancas y plantó
las columnas; montó la tienda sobre el santuario y puso la cubierta sobre la tienda;
como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Colocó el documento de la alianza en
el arca, sujetó al arca los varales y la cubrió con la placa. Después la metió en el
santuario y colocó la cortina de modo que tapase el arca de la alianza; como el
Señor se lo había ordenado a Moisés.
Entonces la nube cubrió la tienda del encuentro, y la gloria del Señor llenó el
santuario. Moisés no pudo entrar en la tienda del encuentro, porque la nube se
había posado sobre ella, y la gloria del Señor llenaba el santuario. Cuando la nube
se alzaba del santuario, los israelitas levantaban el campamento, en todas las
etapas. Pero, cuando la nube no se alzaba, los israelitas esperaban hasta que se
alzase. De día la nube del Señor se posaba sobre el santuario, y de noche el fuego,
en todas sus etapas, a la vista de toda la casa de Israel.
Salmo 83:
Mi alma se consume y anhela / los atrios del Señor, / mi corazón y mi carne /
retozan por el Dios vivo. R.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa; / la golondrina, un nido / donde colocar
sus polluelos: / tus altares, Señor de los ejércitos, / Rey mío y Dios mío. R.
Dichosos los que viven en tu casa, / alabándote siempre. / Dichosos los que
encuentran en ti su fuerza; / caminan de baluarte en baluarte. R.
Vale más un día en tus atrios / que mil en mi casa, / y prefiero el umbral de la casa
de Dios / a vivir con los malvados. R.
Mateo 13,47-53: La nube cubrió la tienda del encuentro, y la gloria del Señor
llenó el santuario * ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos! *
Reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de los cielos se parece también a la
red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la
arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos
de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de
dientes. ¿Entendéis bien todo esto?" Ellos le contestaron: "Sí." Él les dijo: "Ya veis,
un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va
sacando del arca lo nuevo y lo antiguo." Cuando Jesús acabó estas parábolas,
partió de allí.
Homilía
Temas de las lecturas: La nube cubrió la tienda del encuentro, y la gloria del
Señor llenó el santuario * ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos!
* Reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran
1. La nube luminosa. La luz nublada.
1.1 La primera lectura nos habla de la presencia de Dios en medio de su pueblo con
la imagen de una nube luminosa... o de una luz nublada. Los dos aspectos de esta
imagen, nube y luz, nos aportan valiosas enseñanzas.
1.2 Una nube se ve pero no deja ver. La luz hace ver pero también deslumbra. La
nube muestra que no vemos. La luz oculta que no podemos verlo todo. Es una
imagen preciosa: habla de una visión ciega, de una oscuridad clara, de una noche
brillante y de un conocimiento arcano. Y así es la presencia misteriosa pero
realísima de Dios. Por algo hay un clásico de la espiritualidad que se intitula "La
Nube del No-Saber".
2. Vivir al ritmo de Dios
2.1 Uno de los aspectos pedagógicos de nuestro acompañar litúrgicamente a los
israelitas en su peregrinar por el desierto es verlos obedecer al ritmo de Dios. La
nube misteriosa de la presencia divina no es un freno de incomprensión o de
incapacidad para entender el plan divino: es más bien la guía providente que marca
un paso y que defiende el paso del pueblo de Dios.
2.2 De esto aprendemos que sólo seremos salvos caminando a ritmo de Dios. El
agua que nos bendice o las fieras que nos acechan las conoce mejor aquella nube
que desde su altura ve más de lo que nosotros vemos, por hablar figuradamente.
2.3 Vivir guiado por Dios es como vivir en la actitud del "sí" de María. Es acoger el
querer divino y amar su voluntad como a la propia vida, o incluso más. Una prueba
que los israelitas no superaron, cuando les acosó la sed o les apretó el hambre,
pero que nosotros, ungidos por el Espíritu Santo, podremos superar con garbo y
gozo.
3. "¿Han entendido todo esto?"
3.1 ¡Vaya pregunta la que nos trae Jesús en el evangelio de hoy! "¿Han entendido
todo esto?". Con más optimismo que tino aquellos oyentes dijeron que sí. Parece
que hubiera sido más sensato dudar un poco.
3.2 Les hablaba Cristo, en efecto, de los misterios del Reino de Dios. Y aunque sus
palabras eran sencillas, y las imágenes que utilizaba pertenecían al mundo de cada
día, no por ello el contenido debía parecerles tan obvio. Pero ellos creyeron que
entendían. Nos puede pasar también a nosotros.
3.3 Aquí hay una relación con la primera lectura: descubrir que no entiendo, darme
cuenta que no me estoy dando cuenta de todo es el principio de la sabiduría. Es
algo como la nube luminosa. Nadie que sepa que no abarca la profundidad del
Evangelio despreciará al Evangelio. Sólo desprecian la buena nueva los que creen
que ya la entienden y que ya ha sido probada a fondo y que ya ha dado todo de sí.
3.4 Y aunque parezca extraño eso se da, eso existe. La Europa de nuestros días,
por dar sólo un ejemplo, quiere definirse como indiferente y cuando menos
"posterior" al cristianismo. Millones de europeos sienten que ya aprendieron todo lo
que el Evangelio les podía dar y que la propuesta cristiana ya se ensayó lo
suficiente. Quizá hará falta para ellos que alguien sepa mostrarles de modo nuevo y
sugerente que hay una nube de luz y una luz de niebla que viste la desnudez de
Cristo en la Cruz.