Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 18, Lunes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Yo solo no puedo cargar con este pueblo * Aclamad a
Dios, nuestra fuerza. * Alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición y dio los
panes a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente
Textos para este día:
Números 11,4b-15:
En aquellos días, los israelitas dijeron: "¡Quién pudiera comer carne! Cómo nos
acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones
y puerros y cebollas y ajos. Pero ahora se nos quita el apetito de no ver más que
maná." El maná se parecía a semilla de coriandro con color de bedelio; el pueblo se
dispersaba a recogerlo, lo molían en el molino o lo machacaban con el almirez, lo
cocían en la olla y hacían con ello hogazas que sabían a pan de aceite. Por la noche
caía el rocío en el campamento y, encima de él, el maná.
Moisés oyó cómo el pueblo, familia por familia, lloraba, cada uno a la entrada de su
tienda, provocando la ira del Señor; y disgustado, dijo al Señor: "¿Por qué tratas
mal a tu siervo y no le concedes tu favor, sino que le haces cargar con todo este
pueblo? ¿He concebido yo a todo este pueblo o lo he dado a luz, para que me
digas: "Coge en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la
tierra que prometí a sus padres"? ¿De dónde sacaré pan para repartirlo a todo el
pueblo? Vienen a mí llorando: "Danos de comer carne". Yo solo no puedo cargar
con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas. Si me vas a tratar así, más vale que
me hagas morir; concédeme este favor, y no tendré que pasar tales penas."
Salmo 80:
Mi pueblo no escuchó mi voz, / Israel no quiso obedecer: / los entregué a su
corazón obstinado, / para que anduviesen según sus antojos. R.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo / y caminase Israel por mi camino!: / en un
momento humillaría a sus enemigos / y volvería mi mano contra sus adversarios.
R.
Los que aborrecen al Señor te adularían, / y su suerte quedaría fijada; / te
alimentaría con flor de harina, / te saciaría con miel silvestre. R.
Mateo 14,13-21:
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de
allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra
desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los
enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: "Estamos en
despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se
compren de comer." Jesús les replicó: "No hace falta que vayan, dadles vosotros de
comer." Ellos le replicaron: "Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces."
Les dijo: "Traédmelos." Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando
los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición,
partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente.
Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras.
Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
Homilía
Temas de las lecturas: Yo solo no puedo cargar con este pueblo * Aclamad a
Dios, nuestra fuerza. * Alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición y dio los
panes a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente
1. Del hambre al hastío
1.1 ¡Otra vez el pueblo hebreo quejándose! Antes era por hambre, ahora por
hastío. Primero no encontraban qué comer, ahora les fastidia comer siempre lo
mismo.
1.2 Hambre y hastío son también dos palabras que resumen mucho de la situación
de la economía del mundo. Cuatro quintas partes del mundo sufren hambre y una
quinta parte sufre hastío. Quizá las proporciones sean incluso peores que esto.
1.3 El hambre lleva a la desesperación; el hastío lleva a la náusea. El hambre
termina despertando al monstruo de la guerra; el hastío termina arrojándose en la
vorágine del suicidio. El hambre quiere arrancar sus bienes al rico; el hastío nos
vuelve insensibles al clamor del pobre.
1.4 ¡Líbrenos Dios del hambre, pero rompa también las cadenas del hastío!
2. "Denles ustedes de comer..."
2.1 El evangelio de hoy nos ayuda a profundizar en el tema siempre actual del
hambre. Muchos seguramente sentimos que las palabras del Señor Jesús a sus
apóstoles son más que una frase anecdótica, ante el hambre del mundo: "denles
ustedes de comer".
2.2 ¿Qué tal suenan hoy, por ejemplo, las palabras de San Juan Crisóstomo en sus
Homilías sobre el evangelio según san Mateo? Allí nos dice el santo doctor:
"¿Deseas honrar el cuerpo de Cristo? No lo desprecies, pues, cuando lo encuentres
desnudo en los pobres, ni lo honres aquí en el templo con lienzos de seda, si al salir
lo abandonas en su frío y desnudez. Porque el mismo que dijo: esto es mi cuerpo, y
con su palabra llevó a realidad lo que decía, afirmó también: Tuve hambre y no me
disteis de comer, y más adelante: Siempre que dejasteis de hacerlo a uno de estos
pequeñuelos, a mí en persona lo dejasteis de hacer [...].¿De qué serviría adornar la
mesa de Cristo con vasos de oro, si el mismo Cristo muere de hambre? Da primero
de comer al hambriento, y luego, con lo que te sobre, adornarás la mesa de
Cristo...".
2.3 Resuenen, pues, en nuestros oídos las palabras del Papa Juan Pablo II en el n.
20 de su Carta "Ecclesia de Eucharistia", allí donde nos dice: "¿Qué decir... de las
tantas contradicciones de un mundo globalizado, donde los más débiles, los más
pequeños y los más pobres parecen tener bien poco que esperar? En este mundo es
donde tiene que brillar la esperanza cristiana. También por eso el Señor ha querido
quedarse con nosotros en la Eucaristía, grabando en esta presencia sacrificial y
convival la promesa de una humanidad renovada por su amor.
2.4 "Es significativo que el Evangelio de Juan, allí donde los Sinópticos narran la
institución de la Eucaristía, propone, ilustrando así su sentido profundo, el relato del
lavatorio de los pies, en el cual Jesús se hace maestro de comunión y servicio (cf.
Jn 13, 1-20). El apóstol Pablo, por su parte, califica como indigno de una
comunidad cristiana que se participe en la Cena del Señor, si se hace en un
contexto de división e indiferencia hacia los pobres (Cf. 1 Co 11, 17.22.27.34)".