Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Agosto 6
Ciclo C, Fiesta de la Transfiguración del Señor
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Su vestido era blanco como nieve * El Señor reina,
altísimo sobre la tierra * Esta voz del cielo la oímos nosotros * Moisés y Elías
hablaban de su muerte
Textos para este día:
Daniel 7,9-10.13-14:
Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido
era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de
fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él.
Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se
abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del
cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le
dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán.
Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.
Salmo 96:
El Señor reina, la tierra goza, / se alegran las islas innumerables. / Tiniebla y nube
lo rodean, justicia y derecho sostienen su trono. R.
Los montes se derriten como cera / ante el dueño de toda la tierra; / los cielos
pregonan su justicia, / y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
Porque tú eres, Señor, / altísimo sobre toda la tierra, / encumbrado sobre todos los
dioses. R.
2 Pedro 1,16-19:
Queridos hermanos: Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de
nuestro Señor Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que
habíamos sido testigos oculares de su grandeza. Él recibió de Dios Padre honra y
gloria, cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: "Éste es mi Hijo amado, mi
predilecto." Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la
montaña sagrada. Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien
en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que
despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones.
Lucas 9, 28b-36:
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la
montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos
brillaban de blancos.
De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que,
apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a
los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús:
-«Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para
Moisés y otra para Elías.»
No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al
entrar en la nube. Una voz desde la nube decía:
-«Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.»
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el
momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
Homilía
Temas de las lecturas: Su vestido era blanco como nieve * El Señor reina,
altísimo sobre la tierra * Esta voz del cielo la oímos nosotros * Moisés y Elías
hablaban de su muerte
1. Sentido de la Fiesta de Transfiguración
1.1 Escribe el Papa Juan Pablo II en su Carta sobre la Vida Consagrada, n. 15 : "El
episodio de la Transfiguración marca un momento decisivo en el ministerio de
Jesús. Es un acontecimiento de revelación que consolida la fe en el corazón de los
discípulos, les prepara al drama de la Cruz y anticipa la gloria de la resurrección."
1.2 "Este misterio es vivido continuamente por la Iglesia, pueblo en camino hacia el
encuentro escatológico con su Señor. Como los tres apóstoles escogidos, la Iglesia
contempla el rostro transfigurado de Cristo, para confirmarse en la fe y no
desfallecer ante su rostro desfigurado en la Cruz.
1.3 "En un caso y en otro, ella es la Esposa ante el Esposo, partícipe de su misterio
y envuelta por su luz."
2. Resonancia de la Transfiguración en la Vida Litúrgica
2.1 Y en Orientale Lumen, n. 11, nos dice: "En la acción sagrada también la
corporeidad está convocada a la alabanza, y la belleza, que en Oriente es uno de
los nombres con que más frecuentemente se suele expresar la divina armonía y el
modelo de la humanidad transfigurada, se muestra por doquier: en las formas del
templo, en los sonidos, en los colores, en las luces y en los perfumes. La larga
duración de las celebraciones, las continuas invocaciones, todo expresa un
progresivo ensimismarse en el misterio celebrado con toda la persona. Y así la
plegaria de la Iglesia se transforma ya en participación en la liturgia celeste,
anticipo de la bienaventuranza final.
2.2 "Esta valorización integral de la persona en sus componentes racionales y
emotivos, en el éxtasis y en la inmanencia, es de gran actualidad, y constituye una
admirable escuela para comprender el significado de las realidades creadas: no son
ni un absoluto ni un nido de pecado e iniquidad. En la liturgia las cosas revelan su
naturaleza de don que el Creador regala a la humanidad: Vio Dios cuanto había
hecho, y todo estaba muy bien (Gn 1, 31). Aunque todo ello está marcado por el
drama del pecado, que hace pesada la materia e impide su transparencia, ésta es
redimida en la Encarnación y hecha plenamente teofórica, es decir, capaz de
ponernos en relación con el Padre: esta propiedad queda de manifiesto sobre todo
en los santos misterios, los Sacramentos de la Iglesia.
2.3 "El Cristianismo no rechaza la materia, la corporeidad; al contrario, la valoriza
plenamente en el acto litúrgico, en el que el cuerpo humano muestra su naturaleza
íntima de templo del Espíritu y llega a unirse al Señor Jesús, hecho también él
cuerpo para la salvación del mundo. Y esto no implica una exaltación absoluta de
todo lo que es físico, porque conocemos bien qué desorden introdujo el pecado en
la armonía del ser humano. La liturgia revela que el cuerpo, atravesando el misterio
de la cruz, está en camino hacia la transfiguración, hacia la pneumatización: en el
monte Tabor Cristo lo mostró