Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 18, Viernes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Amó a tus padres y después eligió a su descendencia *
Recuerdo las proezas del Señor. * ¿Qué podrá dar un hombre para recobrar su
vida?
Textos para este día:
Deuteronomio 4,32-40:
Moisés habló al pueblo, diciendo: "Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que
te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿hubo
jamás, desde un extremo al otro del cielo, palabra tan grande como ésta?; ¿se oyó
cosa semejante?; ¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del
Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?; ¿algún dios intentó jamás
venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios
y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo
que el Señor, vuestro Dios, hizo con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos?
Te lo han hecho ver para que reconozcas que el Señor es Dios, y no hay otro fuera
de él. Desde el cielo hizo resonar su voz para enseñarte, en la tierra te mostró
aquel gran fuego, y oíste sus palabras que salían del fuego. Porque amó a tus
padres y después eligió a su descendencia, él en persona te sacó de Egipto con
gran fuerza, para desposeer ante ti a pueblos más grandes y fuertes que tú, para
traerte y darte sus tierras en heredad, cosa que hoy es un hecho. Reconoce, pues,
hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y
aquí abajo en la tierra; no hay otro. Guarda los preceptos y mandamientos que yo
te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos después de ti, y prolongues tus
días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre."
Salmo 76:
Recuerdo las proezas del Señor; / sí, recuerdo tus antiguos portentos, / medito
todas tus obras / y considero tus hazañas. R.
Dios mío, tus caminos son santos: / ¿qué dios es grande como nuestro Dios? / Tú,
oh Dios, haciendo maravillas, / mostraste tu poder a los pueblos. R.
Con tu brazo rescataste a tu pueblo, / a los hijos de Jacob y de José. / Guiabas a tu
pueblo, como a un rebaño, / por la mano de Moisés y de Aarón. R.
Mateo 16,24-28: Amó a tus padres y después eligió a su descendencia * Recuerdo
las proezas del Señor. * ¿Qué podrá dar un hombre para recobrar su vida?
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "El que quiera venirse conmigo, que se
niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida,
la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre
ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y
entonces pagará a cada uno según su conducta. Os aseguro que algunos de los
aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del hombre con
majestad."
Homilía
Temas de las lecturas: Amó a tus padres y después eligió a su descendencia *
Recuerdo las proezas del Señor. * ¿Qué podrá dar un hombre para recobrar su
vida?
1. La Unidad de Dios
1.1 La primera lectura nos recuerda el dato fundamental de nuestra profesión de
fe: Dios es uno. Santo Tomás de Aquino, en su Suma de Teología (cuestión 11,
artículo 3) lo explica así: "Dios es uno. Se demuestra de tres maneras. 1) Primera,
por su simplicidad. Es evidente que aquello por lo cual algo es esta cosa, de ningún
modo es transmisible a muchos. Ejemplo: Aquello por lo que Sócrates es hombre,
se puede decir de muchos; pero aquello por lo que es este hombre, sólo se puede
decir de uno. Si aquello por lo que Sócrates es hombre fuera también aquello por lo
que es este hombre, así como no puede haber muchos Sócrates, así tampoco
podría haber muchos hombres. Esto es lo que le corresponde a Dios, pues el mismo
Dios es su naturaleza, como quedó demostrado (S: Th. I, q.3 a.3). Por lo cual dios
y este Dios son el mismo. Así, pues, resulta imposible que haya muchos Dioses.
1.2 Segunda, por la infinitud de su perfección. Quedó demostrado (S. Th. I, q.4
a.2) que Dios contiene en sí mismo toda la perfección del ser. Si hubiera muchos
dioses, entre ellos debería haber diferencia. Algo le correspondería a uno que no
tendría otro. Y si este algo fuese la privación, no sería absolutamente perfecto. Y si
este algo fuese la perfección, a otro le faltaría. Luego es imposible que haya
muchos dioses. De ahí que los antiguos filósofos, impulsados por esta misma
verdad, al establecer un principio infinito, establecieron un solo principio.
1.3 Tercera, por la unidad del mundo. Todo lo existente esta íntimamente
ordenado, ya que unas cosas sirven a las otras. Las cosas diversas no convergerían
en un orden a no ser que fueran ordenadas por uno. Pues lo múltiple se coordina
mejor dentro del orden que establece uno al que establecen muchos ya que el uno
es causa de unidad, mientras que lo múltiple lo es sólo accidentalmente, esto es, en
cuanto de algún modo es uno. Así pues, como quiera que aquello que es primero
es, en cuanto tal, lo más perfecto y no accidentalmente, es necesario que lo
primero a lo que se reduce todo en un orden sea uno solo. Y esto es Dios.
2. Exigencias del Seguimiento de Cristo
2.1 Las ternuras y ternezas del amor no deben hacernos creer que sea fácil o trivial
vivir en el amor. El evangelio de hoy nos recuerda de modo agudo, casi agresivo,
las infinitas exigencias del amor, que no sabe darse todo sin pedirlo, así como es
verdad que nada pide sino entregándose.
2.2 El amor nos trae todos los derechos pero por todo ello pide un precio: nosotros
mismos. No hay alternativa. La alternativa sería no amar, que equivale a amar la
muerte. Una vida sin ataduras, una vida en absoluta independencia, es una vida
desatada de la vida, es decir: un monumento a la muerte.
2.3 Catalina de Siena llegó a decir que el alma estaba "hecha" de amor. No puede
dejar de amar sin morir. Pero al amar necesita desposeerse, arriesgarse, hacerse
vulnerable, entregarse. Entonces todo el tema de esta vida nuestra es ese: ¿por
qué o para quién va a ser la vida que vas a entregar? Y Cristo nos dice que en él,
que es Fuente de todo Amor, y en su Evangelio, que es Palabra Máxima sobre el
Amor, está el único lugar justo para poner esa carga cuasi divina que llevamos por
ser humanos y que se llama amor.
2.4 Así entendemos que su "exigencia" de cruz es en realidad una "bendición", pues
al llamarnos y acogernos Cristo está dando una ruta, —en realidad, la única y
verdadera ruta— a nuestro propio ser de hombres o mujeres necesitados de amor y
de amar