Domingo 19º del Tiempo Ordinario Ciclo C
Lecturas bíblicas :
Sab. 18, 5-9
Heb. 11, 1-2.8-19
Lc. 12, 32-48
La fe, garantía de lo que esperamos
Comenzamos a proclamar, como segunda lectura, una selección de la carta a los hebreos. El verso
que inicia nos da una magnífica definición bíblica de la fe: “La fe es la garantía de los bienes que se
esperan, la plena certeza de las realidades que no se ven”. En el año de la fe, no podemos dejar de
destacarlo.
En el Antiguo Testamento, la experiencia del Pueblo de Dios es ésta: nos fiamos de Dios -fiarse de
Dios, en eso consiste la fe, creer en Él-, y nos fueron concedidos los bienes que esperábamos y se
nos habían prometido. Es lo que expresa la primera lectura, del libro de la Sabiduría.
En la encíclica “Lumen Fidei” del Papa Francisco (2013) se afirma que así como en las catedrales
góticas del medioevo la luz del sol llegaba pasando a través de los ventanales vidriados con figuras
de la historia de la salvación, la luz de la fe se manifiesta a través de la historia salvífica.
La carta a los hebreos recuerda sobre todo a Abraham y su esposa Sara. Abraham es llamado
padre de nuestra fe. Él se fio de la palabra de Dios, le creyó a Dios cuando le prometió una
descendencia numerosa, y a pesar de avanzada edad siguió su llamado y se puso en camino. La fe
de Abraham es imagen de cómo debe ser siempre la fe, una fe en camino , avanzando audazmente
en cierto modo hacia lo imprevisible, dispuesta a someterse a la prueba, porque confiada en la
promesa de Dios. Pone de relieve el Papa en la cuarta parte de la encíclica, a propósito de este
texto de la carta a los hebreos, que la fe no sólo es camino sino también edificación. Abraham,
mientras habitaba en carpas transitorias, esperaba la ciudad de sólidos cimientos que iba a edificar
Dios. La fe no sólo cimienta el interior individual del hombre creyente sino también la comunidad
en la que vive. La luz de la fe, dice el Papa, debe iluminar también la vida fraterna de la sociedad
con obras de servicio, justicia, paz.
Pongamos esto en relación con el mensaje central del fragmento del evangelio de san Lucas leído
hoy. La actitud del creyente no es la de esperar ocioso la venida del Señor sino la de servir y
trabajar vigilante. Trabajando, sirviendo, tratando bien a sus hermanos, así lo debe encontrar el
Señor cuando vuelva. En la Encíclica “Lumen Fidei” eso se expresa así: los brazos de la fe se elevan
al cielo pero también están empeñados en el trabajo al servicio de los hermanos, colaborando con
el Señor que prepara para el hombre una ciudad de sólidos cimientos.
En conexión con el mensaje del domingo pasado, ahora se habla de un tesoro en el que hay que
poner el corazón y es el reino de Dios. ¿Cómo aumentar ese capital? Mediante el amor, el
compartir solidario con los necesitados. Ese capital está tan bien guardado que allí no llega ni el
ladrón ni la polilla.
1
Dos veces se hace mención de los ladrones en este texto. Una para afirmar que el Señor vendrá a
la hora menos prevista, como el ladrón. Y la otra para decir que los ladrones no tienen acceso a
nuestro tesoro en el reino de Dios.
Varias figuras usa Jesús para enseñarnos que debemos estar preparados para rendirle cuentas. La
de los servidores que esperan despiertos para abrir la puerta al patrón cuando regrese de la boda.
La del capataz que debe tratar bien a los obreros porque el propietario en cualquier momento le
pedirá cuentas de su administración.
El Señor se nos presenta como un juez al que habrá que rendir cuentas, a cada uno según lo que le
fue encomendado. Lo importante es que ahora no podemos esperar ociosos , inactivos. El reino de
Dios pide nuestra colaboración para la ciudad de sólidos cimientos que Dios edifica para los
hombres. La recompensa está expresada con la figura del Señor servido que se pone Él mismo a
servir a sus servidores. La imagen evoca el banquete del reino , en el que los bienes que habían sido
prometidos para el futuro, se harán realidad, presentes.
Mientras todavía caminamos en la fe , “garantía de los bienes que se esperan”, no debemos temer .
Porque Jesús dijo: “No temas, pequeño rebaño , porque el Padre de ustedes ha querido darles el
Reino”.
Pbro. Hernán Quijano Guesalaga
Sábado 10 y domingo 11 de agosto de 2013
iglesia parroquial Sagrado Corazón de Jesús
y Capilla San Sebastián, Paraná, Argentina
2