1
Domingo 20C TO
“He venido a prender fuego en el mundo” (Lc 12, 49-53)
(Diálogo sobre el Evangelio de hoy: Fuego)
José Martínez de Toda, S.J. ( martodaj@gmail.com )
Jesús en este evangelio es exigente, celoso y provocador. ¿Qué le preocupa?
Le preocupa el fracaso del plan divino sobre la humanidad.
En el Antiguo Testamento Dios se escogió un pueblo – Israel – para que fuera como
modelo de la humanidad. Quería que tuviera la justicia como norma de vida y así aniquilara la
injusticia dentro del ser humano y en las estructuras de la sociedad.
Pero Israel no fue fiel a esta vocación.
Por eso el planteamiento de Jesús es muy distinto.
¿En qué se distingue el planteamiento de Jesús?
Él predica el amor, la solidaridad, el respeto, la atención a los más necesitados, y
anima a destruir el deseo de dominar a los demás.
Con esto todos los poderes judíos se veían directamente amenazados, afectados y
cuestionados por los planteamientos de Jesús.
Así que, no es que Jesús provoque o declare la guerra , sino que su mensaje es signo
de contradicción: es buena noticia para los pobres y mala noticia para los explotadores, para
quienes dominan, y para los que abusan de su poder; más bien, son éstos los que empuñan la
espada y matan a Jesús y sus seguidores (cfr. Ex 5, 21).
Con la frase " Fuego vine a traer a la tierra y qué quiero sino que arda", ¿qué
nos quiere decir Jesús?
El fuego tiene varios significados positivos:
Primero: El fuego simboliza el entusiasmo con que hablamos y actuamos. El
entusiasmo es “un fuego que enciende otros fuegos”. Uno desea que el Espíritu arda y brille
en el corazón de todo creyente.
Segundo: Necesitamos el fuego del Espíritu para quemar todo lo que nos estorba , y
para liberarnos de todo lo que nos ata a la basura de este mundo. Por eso Juan Bautista dijo
que el Mesías “les bautizará en Espíritu Santo y fuego” (3:16).
Pero el fuego también sirve para la destrucción…
Pero Jesús nunca quiso el fuego de la destrucción. Por ejemplo, Santiago y Juan
querían hacer caer fuego del cielo sobre los samaritanos, que rechazaron a Jesús, y no querían
que entrara en su pueblo; pero Jesús no se lo permitió (9:54).
También habla Jesús del bautismo, que tiene que recibir. ¿De qué bautismo
habla?
Es una referencia encubierta a su muerte. Así ocurrió también cuando Santiago y
Juan le pidieron a Jesús sentarse a su derecha e izquierda en el reino. En aquella oportunidad
2
Jesús les dijo: “ No saben lo que piden. ¿Pueden beber del cáliz que yo bebo, o ser bautizados
del bautismo de que yo soy bautizado ?” (Marcos, 10:38).
‘Bautizo’ en su sentido original es sumergirse; y esa inmersión representa la muerte.
El cáliz y el bautizo son metáforas que indican el sufrimiento y la muerte de Jesús.
¿Siente Jesús miedo ante lo que le espera?
Así lo expresa Él mismo: “ Y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla ese bautizo! ”.
Estas son palabras fuertes de un hombre comprometido con una misión difícil, y
angustiado por lo que puede ocurrir de inmediato. He aquí algunos ejemplos parecidos:
- Es lo que siente un soldado antes de entrar en batalla.
- O un policía cuando va a enfrentar a unos narcos, bandidos o secuestradores,
- O un paciente esperando el momento de su operación.
Ésta es la angustia de Jesús, cuando en el Monte de los Olivos, ve su sudor “ como
grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra ” (22:44).
También dice Jesús que ha venido a traer división. ¿Qué trae Jesús: paz o
guerra?
No es una guerra contra otras personas, sino una guerra contra el mal, contra el pecado
y la corrupción. Es una guerra sin sangre ni represión.
Es una guerra, por ejemplo, contra los Siete Pecados Capitales : Orgullo, codicia,
lujuria, ira, glotonería, envidia, pereza. A estos males podemos añadir la madre de todos
ellos: la injusticia , fruto del egoísmo.
Esta guerra trae consecuencias graves, hasta entre amigos y familiares: enemistades,
persecución, muertes…
Porque estarán cinco en una casa divididos; tres contra dos, y dos contra tres ”.
¡La palabra ‘división’ perturba! Hasta las familias serán divididas a causa de Jesús.
Porque el amor verdadero elige luchar a favor de los más débiles, y esto puede traer
discriminación y persecución por parte de los poderosos.
Muchos de los primeros en este mundo serán los últimos en el reino de Dios (13:30),
pues perseguirán a los buscadores de la justicia y del respeto a los débiles.
Eso le pasó primero a Jesús. A lo largo de su ministerio Jesús experimenta conflicto ,
culminando con la cruz. Ya Simeón predijo este conflicto cuando Jesús era todavía un
infante. Simeón le dijo a María: “ He aquí que éste tu hijo es puesto para caída y para
levantamiento de muchos en Israel. Y una espada traspasará tu alma de ti misma ” (Lucas
2:34-35).
¿Y pasa eso también hoy día?
Eso le está pasando a muchos de nuestro tiempo: a los seis Jesuitas asesinados de El
Salvador, al jesuita Vicente Cañas y a la Hna. Dorothy Stang asesinados por defender los
derechos de los indígenas de la Amazonia.
La fidelidad a Jesús ha de superar cualquier otra fidelidad, incluso la familiar; porque,
lejos de discriminar, dará su verdadero sentido a todas las demás fidelidades.