EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 19,3-12.
Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: "¿Es lícito al
hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?".
El respondió: "¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo
varón y mujer;
y que dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su
mujer, y los dos no serán sino una sola carne?
De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que
Dios ha unido".
Le replicaron: "Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de
divorcio cuando uno se separa?".
El les dijo: "Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del
corazón de ustedes, pero al principio no era así.
Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión
ilegal, y se casa con otra, comete adulterio".
Los discípulos le dijeron: "Si esta es la situación del hombre con respecto a su
mujer, no conviene casarse".
Y él les respondió: "No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes
se les ha concedido.
En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre;
otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no
casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!".
Comentario del Evangelio por :
San Pedro Crisólogo (c.406-450), arzobispo de Ravenna, doctor de la
Iglesia
Sermón 99
“Gran misterio éste...” (Ef 5,32)
“Por lo demás, entre cristianos, ni la mujer sin el varón, ni el varón sin la
mujer.(1Cor 11,11) Es lo que dice San Pablo. En el evangelio, el hombre y la mujer
se encaminan juntos hacia el Reino. Cristo llama al hombre y a la mujer sin
separarlos. Dios los une y la naturaleza los junta, dándoles, por una conformidad
admirable poder participar en las mismas funciones y las mismas obras. Por el lazo
del matrimonio, Dios hace de dos seres uno solo y de uno solo hace dos, de manera
que el uno descubre en el otro un segundo “yo-mismo”, sin perder su personalidad
ni confundirse con el otro.
¿Por qué en las imágenes que Dios nos da de su Reino hace intervenir al hombre y
a la mujer? ¿Por qué sugiere Dios tanta grandeza con unos ejemplos que pueden
parecer bien frágiles y desproporcionados? Hermanos, hay un misterio grande
escondido en esta pobreza. Según la palabra de Pablo: “Gran misterio éste, que yo
relaciono con la unión de Cristo y de la Iglesia"(Ef 5,32).
Estas palabras evocan el misterio más grande de la humanidad: el hombre y la
mujer han puesto fin a la condena del mundo, una condena que duraba desde
siglos. Adán, el primer hombre, y Eva, la primer mujer, son conducidos del árbol
del conocimiento del bien y del mal al fuego del fermento evangélico. Los ojos que
el árbol de la tentación había cerrado a la verdad, abriéndolos a la ilusión del mal,
son abiertos por la luz del evangelio y cerrados al mal. Estas bocas enfermas por el
fruto del árbol envenenado, son curadas por el sabor delicioso de la salvación, de
aquel árbol cuyo sabor de fuego abrasa los corazones.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”