XX Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Lunes
Dios nos llama, su misericordia se vuelca en la historia, y se encarna en
Jesús, que nos ofrece continuamente dejarlo todo y seguirle
En esto se le acercó uno y le dijo: «Maestro, ¿qué he de hacer de
bueno para conseguir vida eterna?» Él le dijo: «¿Por qué me
preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el Bueno. Mas si quieres
entrar en la vida, guarda los mandamientos.» «¿Cuáles?» - le dice
él. Y Jesús dijo: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás,
no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y
amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Dícele el joven: «Todo eso
lo he guardado; ¿qué más me falta?» Jesús le dijo: «Si quieres ser
perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás
un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme.» Al oír estas palabras,
el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes ” (Mateo
19,16-22).
1. Antes se distinguían dos estados: el de cumplir los mandamientos
y un “estado de perfecci￳n” o vocaci￳n religiosa (siguiendo las palabras de
Jesús de la llamada a una pobreza total). Ahora decimos que no hay
“estados de perfecci￳n” como el que se sube a un coche y “ya es perfecto”
(por el hecho de ingresar en una institución religiosa). Hablamos de “la
perfección en el propio estado”, sea cual sea el modo concreto de
vocación cristiana que se ha escogido en la vida, discerniendo lo que
intuimos que Dios nos pide: casados muchos, célibes otros … no hay
dos categorías sino una única vocación cristiana: la elección divina que
podemos sentir cada uno en nuestra existencia humana, es igualmente
cierta…
Joven, quizá de unos 25 a 30 años, porvenir por delante. Todavía no
se ha casado, por eso está reflexionando sobre sí mismo, tiene ambiciones,
aun de carácter filantrópico y moral, un hombre que sabe que la vida no se
juega con poco, sino que hay que gastarla en cosas grandes. Pregunta a
Jesús qué hacer para tener la vida eterna.
Jesús, nos has dicho estos días: " El que no se haga como estos
pequeños no entrará en el reino" . Ahora vemos este joven que quiere
"poseer", “haciendo” cosas: ¿qué tengo que hacer para poseer la vida
eterna? Las palabras revelan el mundo interior de cada persona. Hombre
muy preocupado del "hacer"… acostumbrado a comprar, sabe que todo
tiene un precio, que el hombre rico puede hacer muchas cosas. Es la
eficiencia de un hombre práctico. "Para poseer la vida" . Aquí también el
verbo significa: para que yo la tenga en mano, esté seguro de tenerla. Es
un hombre acostumbrado a comprar y a poseer mediante el dinero, por
tanto hasta la vida eterna la quiere con seguridad.
Jesús "lo amó", y le dice: " ¿Qué me preguntas acerca de lo que
es bueno? Uno sólo es el bueno ". ¿Qué quiere decir? Se entiende
Marcos, en donde el joven pregunta: "Maestro bueno" y Jesús contesta:
" Uno sólo es bueno: Dios ". Jesús, le vienes a decir: cuidado, el bien no es
una cosa, sino una persona. No le respondes "si quieres poseer la vida",
sino "si quieres entrar en la vida". La verdad del Reino no se puede poseer,
sino dejarse poseer por ella, “entrar” en ella. Dios te ofrece la vida, por
tanto, no es que tú puedas poseerla; sino, si quieres participar en ella,
observa los mandamientos.
Este hombre añade: " ¿Qué mandamientos? ". Jesús, le das la
respuesta: " No matar, no robar, no fornicar, no decir falsos
testimonios, honrar al padre y a la madre, amar al prójimo como a sí
mismo ". Las relaciones con el prójimo: ten buenas relaciones con el
prójimo, dice Jesús, no lo engañes en nada, da a cada uno lo que le
pertenece: las cosas, la esposa, el honor al padre y a la madre, la verdad a
todos.
Jesús, tú le vuelves a invitar: “ Si quieres ser perfecto ”… es la
invitación a "algo más". Así lo decía Juan Pablo II: " Ven, y sígueme ". El
camino y, a la vez, el contenido de esta perfección consiste en la sequela
Christi , en el seguimiento de Jesús, después de haber renunciado a los
propios bienes y a sí mismos. Precisamente ésta es la conclusión del
coloquio de Jesús con el joven: "luego ven, y sígueme". Es una invitación
cuya profundidad maravillosa será entendida plenamente por los discípulos
después de la resurrección de Cristo cuando el Espíritu Santo los guiará
hasta la verdad completa.
Seguir a Cristo es el fundamento esencial y original de la
moral cristiana : como el pueblo de Israel seguía a Dios, que lo guiaba por
el desierto hacia la tierra prometida, así el discípulo debe seguir a Jesús,
hacia el cual lo atrae el mismo Padre. No se trata aquí solamente de
escuchar una enseñanza y de cumplir un mandamiento, sino de algo
mucho más radical: adherirse a la persona misma de Jesús,
compartir su vida y su destino, participar de su obediencia libre y
amorosa a la voluntad del Padre. Jesús es la luz del mundo, la luz de
la vida ; es el pastor; que guía y alimenta a las ovejas , es el camino,
la verdad y la vida , es aquel que lleva hacia el Padre, de tal manera
que verle a él, el Hijo, es ver al Padre . Imitar al Hijo, "imagen de Dios
invisible", significa imitar al Padre. Es seguir el camino del amor, de un
amor que se da totalmente a los hermanos por amor de Dios. El modo de
actuar de Jesús y sus palabras, sus acciones y sus preceptos
constituyen la regla moral de la vida cristiana .
El joven dice: " Todo esto lo he observado ": ha dado limosnas, ha
sido generoso con los pobres, se ha preocupado de los enfermos... E
insiste: " ¿Qué me falta todavía? ”. Queremos muchas veces algo más: no
nos basta con “ir tirando”. Tenemos un deseo infinito, de profundidad, de
relaciones sin límites, una existencia superficial y vana no nos llena.
-" Le dijo Jesús : "Si quieres ser perfecto, anda, vende cuanto
tienes y dalo a los pobres; y tendrás un tesoro en los cielos;
después, ven y sígueme". Habrá dificultades si uno hace esto: “¡Se ha
vuelto loco!”, dirán… por eso a￱ades, Jesús: " Tendrás un tesoro en los
cielos ". Llegarás a ser libre, si pones tu punto de equilibrio fuera de ti, en
los cielos, es decir, en Dios: verás cómo llegarás a una relación con Dios.
Hasta ahora era una relación de comodidad, y así te colocas en una
relación de enemistad con la sociedad que te rodea, no te comprenderán; te
pones en una situación de dependencia total delante de Dios. El equilibrio,
será ser lo que verdaderamente debes ser, tendrás la plenitud de la vida y
la autenticidad a la que aspiras secretamente, habrás vencido ese sutil
descontento que te corroe, que está presente en todas las cosas que haces
bien, en todas las alabanzas que recibes, en todos los honores que te brinda
la gente a quien sirves. Entonces serás auténtico. Esta es la propuesta de
verdad.
Pero vemos en el joven la imposibilidad de salir de la propia
esclavitud: " Al oír esto, el joven se fue entristecido ". Se dio cuenta de
que era esclavo, “ porque tenía muchas riquezas ", o mejor muchas cosas
que lo poseían. Está ya triste porque se da cuenta de que no es auténtico,
no es verdadero. Quería algo más, pero no se atreve a dejar todo. Debió de
pensar: “quiero otra vez hablar con Jesús, no me basta con la primera vez,
no me doy por vencido. Lo busca, se informa y decide, porque no puede ya
vivir sin ir a buscarlo”. Al final, como es honesto, elegirá el camino justo. Es
decir, probablemente se acerca a Jesús en un momento en el que estaba un
poco solo y le dirá: “Señor, sólo tú me llenas con la verdad. Mis riquezas no
me sirven. Dime qué puedo hacer ahora, me apunto a lo que sea, como el
último de la fila”...
Y Jesús le dirá: “mira, tú entonces no podías menos de comportarte
así: no podías obrar de otro modo, porque tu tesoro estaba allá y tú no
podías cambiar el lugar de tu tesoro, ahora estás preparado, ven y
sígueme” (Carlo M. Martini).
2. De hoy al jueves leeremos el Libro de los Jueces, siguiendo la
historia del pueblo de Israel, para pasar el próximo lunes al Nuevo
Testamento. Es el período que va desde Josué hasta unos dos siglos más
tarde, cuando se estableció la monarquía (1200-1000 a. C.). Es el tiempo
de los Jueces (como Sansón o de Débora): ahora leeremos de sólo de dos
de ellos, Gedeón y Jefté.
Después de la muerte de Josué, los hijos de Israel hicieron lo
que desagradaba al Señor y dieron culto a los Baales ... Siguieron a
otros dioses de los pueblos de alrededor... No nos quedemos en la situación
de "aquella época", evocada aquí. Nuestra época, nuestra Iglesia, nosotros
los cristianos de HOY ¿no caemos también en esa misma infidelidad?, que,
como entonces, consiste precisamente en dejarse contaminar por el
paganismo materialista que nos envuelve. ¿No adoptamos, también
nosotros, la mentalidad del ateísmo del dejarse llevar, del culto del dinero y
del confort? Me detengo a considerar mi vida y a descubrir cómo me dejo
intoxicar... quizá sin darme cuenta de ello.
Entonces se encendió la ira del Señor contra Israel . Los puso en
manos de salteadores, los abandonó a los enemigos del alrededor y fueron
incapaces de resistirles... Fueron sumidos en un gran desamparo. En
realidad, el castigo no viene de Dios sino del mal mismo: se es castigado
por donde se ha pecado. Los vecinos, a los que se ha imitado, son los que
se encargan de hacer sufrir a los israelitas.
El Señor se conmovió por los gemidos que proferían los
israelitas bajo la violencia de sus opresores : la fidelidad incansable de
Dios no renuncia nunca a querer salvar y perdonar. Pero es preciso
consentir en aceptar esa gracia.
Entonces el Señor suscitó jueces que les salvaran de los
salteadores ... Cuando el Señor hacia surgir para ellos un juez, les salvaba
de la mano de sus enemigos. La liberación de los enemigos temporales es
una primera aproximación de una salvación, cuya verdadera naturaleza se
irá revelando a lo largo de la historia sagrada: ¡Dios salva! La salvación
definitiva será Jesucristo, vencedor del pecado y de la muerte. Gracias,
Señor. ¡Sálvanos! ( Noel Quesson).
2. “No exterminaron a los pueblos que Yahveh les había
señalado, sino que se mezclaron con las gentes, aprendieron sus
prácticas. Sirvieron a sus ídolos que fueron un lazo para ellos;
sacrificaban sus hijos y sus hijas a demonios. Así se manchaban con
sus obras, y se prostituían con sus prácticas ”. El salmo evoca esas
infidelidades, y el mal que se atribuye a Dios pero en realidad es la
autoexclusión de la alianza: “Entonces se inflamó la cólera de Yahveh
contra su pueblo, y abominó de su heredad. Muchas veces los libró
aunque ellos, en su propósito obstinados, se hundían en su culpa; y
los miró cuando estaban en apuros, escuchando su clamor ”. Siempre
es Dios quien toma la delantera en perdonar, en acogernos, en mostrarnos
su misericordia.
Llucià Pou Sabaté