Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 20, Martes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Gedeón, salva a Israel. Yo te envío * El Señor anuncia la
paz a su pueblo. * Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a
un rico entrar en el reino de Dios
Textos para este día:
Jueces 6,11-24a:
En aquellos días, el ángel del Señor vino y se sentó bajo la encina de Ofrá,
propiedad de Joás de Abiezer, mientras su hijo Gedeón estaba trillando a látigo en
el lagar, para esconderse de los madianitas. El ángel del Señor se le apareció y le
dijo: "El Señor está contigo, valiente." Gedeón respondió: "Perdón, si el Señor está
con nosotros, ¿por qué nos ha venido encima todo esto? ¿Dónde han quedado
aquellos prodigios que nos contaban nuestros padres: "De Egipto nos sacó el
Señor"? La verdad es que ahora el Señor nos ha desamparado y nos ha entregado
a los madianitas." El Señor se volvió a él y le dijo: "Vete, y con tus propias fuerzas
salva a Israel de los madianitas. Yo te envío." Gedeón replicó: "Perdón, ¿cómo
puedo yo librar a Israel? Precisamente mi familia es la menor de Manasés, y yo soy
el más pequeño en casa de mi padre." El Señor contestó: "Yo estaré contigo, y
derrotarás a los madianitas como a un solo hombre." Gedeón insistió: "Si he
alcanzado tu favor, dame una señal de que eres tú quien habla conmigo. No te
vayas de aquí hasta que yo vuelva con una ofrenda y te la presente." El Señor dijo:
"Aquí me quedaré hasta que vuelvas."
Gedeón marchó a preparar un cabrito y unos panes ázimos con media fanega de
harina; colocó luego la carne en la cesta y echó el caldo en el puchero; se los llevó
al Señor y se los ofreció bajo la encina. El ángel del Señor le dijo: "Coge la carne y
los panes ázimos, colócalos sobre esta roca y derrama el caldo." Así lo hizo.
Entonces el ángel del Señor alargó la punta del cayado que llevaba, tocó la carne y
los panes, y se levantó de la roca una llamarada que los consumió. Y el ángel del
Señor desapareció. Cuando Gedeón vio que se trataba del ángel del Señor,
exclamó: "¡Ay Dios mío, que he visto al ángel del Señor cara a cara!" Pero el Señor
le dijo: "¡Paz, no temas, no morirás!" Entonces Gedeón levantó allí un altar al Señor
y le puso el nombre de "Señor de la Paz"
Salmo 84:
Voy a escuchar lo que dice el Señor: / "Dios anuncia la paz / a su pueblo y a sus
amigos / y a los que se convierten de corazón." R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran, / la justicia y la paz se besan; / la
fidelidad brota de la tierra, / y la justicia mira desde el cielo. R.
El Señor nos dará la lluvia, / y nuestra tierra dará su fruto. / La justicia marchará
ante él, / la salvación seguirá sus pasos. R.
Mateo 19,23-30:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Os aseguro que difícilmente entrará
un rico en el reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el
ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios." Al oírlo, los discípulos
dijeron espantados: "Entonces, ¿quién puede salvarse?" Jesús se les quedó mirando
y les dijo: "Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo." Entonces le
dijo Pedro: "Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va
a tocar?" Jesús les dijo: "Os aseguro: cuando llegue la renovación, y el Hijo del
hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis
seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que
por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras,
recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos y
muchos últimos serán primeros."
Homilía
Temas de las lecturas: Gedeón, salva a Israel. Yo te envío * El Señor anuncia la
paz a su pueblo. * Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a
un rico entrar en el reino de Dios
1. ¿Por qué han caído sobre nosotros tantas desgracias?
1.1 La pregunta de Gedeón en la primera lectura nos la hemos hecho más de una
vez, de seguro: "¿Por qué han caído sobre nosotros tantas desgracias?" Es la
pregunta que se hace quien descubre que tiene una enfermedad terminal, o quien
ha quedado sin empleo por meses eternos, o quien aprende un día que su país es la
fácil presa de un sistema económico que asesina sin entrañas a los pequeños, o
quien simplemente siente que naufraga en la vorágine de su propia depresión.
1.2 La respuesta que da el ángel del Señor no tiene las características de un
emplasto emocional, ni tampoco de una conclusión filosófica o racional. Sin
embargo, estoy seguro de que sentimos su vigor: "Usa la fuerza que tienes, para ir
a salvar a Israel". Quizá podemos más de lo que creemos; quizá la fuerza que
estamos malgastando en criticar a Dios o murmurar de la humanidad estaría mejor
empleada en buscar una salida, no para nosotros solos sino para nuestro pueblo.
1.3 Ahora bien, la respuesta se completa. Cuando Gedeón reconoce su fragilidad
viene la segunda parte de la réplica de Dios: "Yo estaré contigo".
1.4 De aquí concluimos dos cosas básicas: al mal no se responde con muchas
teorías sino con acciones, en primer lugar. Y en segundo lugar: las acciones brotan
de criticar menos y hacer más, y para eso necesitamos reconocer la presencia y
acción de Dios en medio de nosotros.
2. El camello y la aguja
2.1 La parte que personalmente más disfruto del santo evangelio del día de hoy es
aquello del asombro de los discípulos ante el provocador comentario de Cristo. Dice
Nuestro Señor que "difícilmente entrará un rico en el Reino de los cielos", y ellos
exclaman impresionados: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?". Creo que es bien
interesante lo que queda implícito en esa pregunta de estos hombres, que
ciertamente no eran ningunos ricos.
2.2 Pienso que a partir de las lecturas debemos entender que los discípulos sentían
que los ricos estaban más cerca de la salvación. Y pienso que el comentario de
Cristo vino ante todo a sacarlos de esa idea. Ellos hablan con este razonamiento de
base: "se supone que los ricos están próximos a salvarse; pero si ahora resulta que
ellos difícilmente entran en el Reino, ¿qué habrá que decir de todos nosotros, los
demás?".
2.3 Es claro que Jesús no tiene nada contra los ricos por ser ricos. Es claro sobre
todo, porque, cuando los discípulos dicen lo que dicen, Cristo no replica: "No os
preocupéis; los ricos se van a condenar, pero los pobres se van a salvar". No es ese
el objetivo del discurso del Señor. En cambio de esa frase de corte "lucha de clases"
lo que él dice iguala a todos los seres humanos en la indigencia de la salvación.
Esto es lo que dice: "Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es
posible". En esto entendemos que Cristo sobre todo quiere anunciar la gratuidad de
la salvación; lo cual, ciertamente implica que, en la medida en que alguien se
considere salvado, por sus riquezas, por ejemplo, más difícil hace su propia entrada
en la lógica de la gracia.