EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
martes 20 Agosto 2013
Martes de la vigésima semana del tiempo ordinario
Libro de los Jueces 6,11-24a.
El Angel del Señor fue a sentarse bajo la encina de Ofrá, que pertenecía a Joás de
Abiézer. Su hijo Gedeón estaba moliendo trigo en el lagar, para ocultárselo a los
madianitas.
El Angel del Señor se le apareció y le dijo: "El Señor está contigo, valiente
guerrero".
"Perdón, señor, le respondió Gedeón; pero si el Señor está con nosotros, ¿por qué
nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas esas maravillas que nos contaron
nuestros padres, cuando nos decían: 'El Señor nos hizo subir de Egipto?' Pero ahora
él nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián".
El Señor se volvió hacia él y le dijo: "Ve, y con tu fuerza salvarás a Israel del poder
de los madianitas. Soy yo el que te envío".
Gedeón le respondió: "Perdón, Señor, pero ¿cómo voy a salvar yo a Israel, si mi
clan es el más humilde de Manasés y yo soy el más joven en la casa de mi padre?".
"Yo estaré contigo, le dijo el Señor, y tú derrotarás a Madián como si fuera un solo
hombre".
Entonces Gedeón respondió: "Señor, si he alcanzado tu favor, dame una señal de
que eres realmente tú el que está hablando conmigo.
Te ruego que no te muevas de aquí hasta que yo regrese. En seguida traeré mi
ofrenda y la pondré delante de ti". El Señor le respondió: "Me quedaré hasta que
vuelvas".
Gedeón fue a cocinar un cabrito y preparó unos panes sin levadura con una medida
de harina. Luego puso la carne en una canasta y el caldo en una olla; los llevó
debajo de la encina y se los presentó.
El Angel del Señor le dijo: "Toma la carne y los panes ácimos, deposítalos sobre
esta roca y derrama sobre ellos el caldo". Así lo hizo Gedeón.
Entonces el Angel del Señor tocó la carne y los panes ácimos con la punta del
bastón que llevaba en la mano, y salió de la roca un fuego que los consumió. En
seguida el Angel del Señor desapareció de su vista.
Gedeón reconoció entonces que era el Angel del Señor, y exclamó: "¡Ay de mí,
Señor, porque he visto cara a cara al Angel del Señor!".
Pero el Señor le respondió: "Quédate en paz. No temas, no morirás".
Gedeón erigió allí un altar al Señor y lo llamó: "El Señor es la paz". Todavía hoy se
encuentra ese altar en Ofrá de Abiézer.
Salmo 85(84),9.11-12.13-14.
Quiero escuchar lo que dice el Señor,
pues Dios habla de paz
a su pueblo y a sus servidores,
con tal que en su locura no recaigan.
La Gracia y la Verdad se han encontrado,
la Justicia y la Paz se han abrazado;
de la tierra está brotando la verdad,
y del cielo se asoma la justicia.
El Señor mismo dará la felicidad,
y dará sus frutos nuestra tierra.
La rectitud andará delante de él,
la paz irá siguiendo sus pisadas.»
Evangelio según San Mateo 19,23-30.
Jesús dijo entonces a sus discípulos: "Les aseguro que difícilmente un rico entrará
en el Reino de los Cielos.
Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico
entre en el Reino de los Cielos".
Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: "Entonces, ¿quién
podrá salvarse?".
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres esto es imposible,
pero para Dios todo es posible".
Pedro, tomando la palabra, dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te
hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo
del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también
se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre,
hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna.
Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los
primeros.
Comentario del Evangelio por:
San Gregorio Magno (c. 540-604), papa y doctor de la Iglesia
Homilía 5 sobre el Evangelio.
«He aquí que nosotros hemos dejado todo por seguirte»
Vosotros habéis entendido, mis queridos hermanos, que Pedro y Andrés han
abandonado sus redes para seguir al Redentor a la primera voz de su llamada (Mt
4, 20)... Puede ser que alguno se diga todo bajo: Para obedecer a la llamada del
Señor, ¿ que es lo que estos dos pescadores han abandonado, ellos que no tenían
casi nada? Pero en esta materia, nosotros debemos considerar las disposiciones del
corazón antes que la fortuna. Ha dejado mucho, el que nada retenía para él; ha
dejado mucho el que ha abandonado todo, lo mismo si es poca cosa. Nosotros que
poseemos, lo conservamos con pasión, y esto que no tenemos, lo perseguimos
nosotros con el deseo. Sí, Pedro y Andrés han dejado mucho, puesto que el uno y
el otro han abandonado el deseo de poseer. Ellos han abandonado mucho, puesto
que han renunciado a sus bienes y también han renunciado a sus codicias.
Siguiendo al Señor, ellos han renunciado a todo lo que habrían podido desear si no
le hubieran seguido.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”