XXI Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Jueves
Lecturas bíblicas
a.- 1Tes.3, 7-13: Que el Señor les haga rebosar de amor mutuo.
b.- Mt. 24, 42-51: Estad alerta para no ser sorprendidos.
En este evangelio, se quiere resaltar la responsabilidad del siervo o administrador
de todo aquello que le ha sido confiado. Mateo, está pensando en sus destinatarios
más cercanos, judíos o judeocristianos. No olvidemos que el siervo en la Biblia,
supone una elección de Dios, para una misión específica que siempre implica
responsabilidad. La vigilancia que exige el reino de Dios, es necesaria
particularmente en los responsables del nuevo pueblo de Israel, los jefes de la
Iglesia. La parábola, menciona las responsabilidades del siervo, pero también
señala el peligro de convertir ese servicio en una actitud despótica de mando con
los demás, y de perjuicio personal, al entregarse a todo tipo de vicios: comer y
beber en exceso y castigar a sus compañeros. El siervo se convierte en un servido,
es decir, traiciona su misión específica: esperar trabajando el regreso de su señor.
Ahora bien, si el señor le sorprende en esa actitud, lo separará de sí, y lo pondrá en
el sitio de los hipócritas, donde será el llanto y el rechinar de dientes (v. 51), es
decir, la exclusión de la vida eterna. Recordemos, sin embargo, la alabanza por el
siervo vigilante con que comienza la parábola (v.45). A él le ha sido confiada la
casa y los siervos, es decir, la Iglesia, el pueblo fiel. Como buen administrador dará
a los siervos todo cuanto necesitan, compartir la voluntad de su señor, para que
todos haciendo su voluntad, tengan participación en el banquete de bodas de su
señor. Se trata de participar en el en el reino de Dios, cuando regrese al final de los
tiempos. Esta parábola, es una seria advertencia a los dirigentes del nuevo Israel.
Que no suceda lo mismo, que con los escribas y fariseos del tiempo de Jesús,
poseían la llave de la ciencia, pero no dejaban ver su contenido ni su autor, por la
interpretación equivocada que hacían, y no entraban al reino de Dios ni ellos ni los
demás (cfr. Lc.11,52). Al siervo responsable se le exige vigilancia activa, puesto
que explica la voluntad de su Señor, con la misma pureza, con que fue propuesta
por Jesucristo el Señor.
Teresa vivió en continua tensión de eternidad, esperando el momento del encuentro
definitivo con el Señor Jesús. “Gran cosa es lo que agrada a Nuestro Señor
cualquier servicio que se haga a su Madre, y grande es su misericordia. Sea por
todo alabado y bendito, que así paga con eterna vida y gloria la bajeza de nuestras
obras y las hace grandes siendo de pequeño valor” (F 10,5).