Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario,
Domingo de la Semana No. 21
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: De todos los países traerán a todos vuestros
hermanos * Id al mundo entero y proclamad el Evangelio * El Señor
reprende a los que ama * Vendrán de oriente y occidente y se sentarán a la mesa
en el reino de Diosde Dios
Textos para este día:
Isaías 66, 18-21:
Así dice el Señor: "Yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua: vendrán
para ver mi gloria, les daré una señal, y de entre ellos despacharé supervivientes a
las naciones: a Tarsis, Etiopía, Libia, Masac, Tubal y Grecia, a las costas lejanas que
nunca oyeron mi fama ni vieron mi gloria; y anunciarán mi gloria a las naciones. Y
de todos los países, como ofrenda al Señor, traerán a todos vuestros hermanos a
caballo y en carros y en literas, en mulos y dromedarios, hasta mi monte santo de
Jerusalén -dice el Señor-, como los israelitas, en vasijas puras, traen ofrendas al
templo del Señor. De entre ellos escogeré sacerdotes, y levitas" -dice el Señor-
Salmo: 116:
Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos. R.
Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre. R
Hebreos 12, 5-7 11-13:
Hermanos: Habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron: "Hijo mío, no
rechaces la corrección del Señor, no te enfades por su reprensión; porque el Señor
reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos."
Aceptad la corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues, ¿qué padre no
corrige a sus hijos?
Ninguna corrección nos gusta cuando la recibimos, sino que nos duele; pero,
después de pasar por ella, nos da como fruto una vida honrada y en paz.
Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad
por una senda llana: así el pie cojo, en vez de retorcerse, se curará.
Lucas 13, 22-30:
En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas
enseñando.
Uno le preguntó: "Señor, ¿serán pocos los que se salven?"
Jesús les dijo: "Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos
intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la
puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos";
y él os replicará: "No sé quiénes sois."
Entonces comenzaréis a decir.
"Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas."
Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados."
Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y
Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera.
Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el
reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos."
Homilía
Temas de las lecturas: De todos los países traerán a todos vuestros hermanos *
Id al mundo entero y proclamad el Evangelio * El Señor reprende a los que ama *
Vendrán de oriente y occidente y se sentarán a la mesa en el reino de Diosde Dios
1. ¿Qué es encontrarse con Dios?
1.1 ¿Cómo describir la felicidad del encuentro con Dios? La Biblia usa varias
imágenes. En el Cantar de los Cantares nos habla del amor de una pareja que
puede expresar todo su deseo y deleitarse en la mutua compañía. Es una
comparación muy hermosa pero con una grave limitación: no expresa bien el
aspecto de comunidad, de bien compartido por muchos.
1.2 Otra imagen bíblica es la de aquel que encuentra un valioso tesoro o una perla
maravillosa. En este otro caso se resalta el aspecto de sorpresa y gratuidad, así
como la alegría incontenible. Sin embargo, tales imágenes se quedan cortas en
cuanto parecen muy fugaces y de nuevo muy centradas en la experiencia de un
individuo.
1.3 Por eso hay una imagen que se fue imponiendo desde el Antiguo Testamento y
que alcanza su máximo esplendor en los Evangelios y en el Nuevo Testamento,
hasta el Apocalipsis: se trata del banquete: un encuentro festivo, compartido,
gozoso, que confirma la dicha de un acontecimiento, por ejemplo, unas bodas.
1.4 El cielo es como un banquete; la gloria que nos aguarda es como la
prolongación de aquello que vivimos cuando disfrutamos la compañía de los amigos
que amamos y nos aman en torno a una buena comida y una generosa bebida.
2. Significado profundo del banquete
2.1 Un banquete no es solamente una comida: no se limita al acto de alimentarse;
va mucho más allá del simple placer del paladar.
2.2 El banquete incluye un motivo, unos invitados, un ambiente de cantos y
probablemente bailes o danzas. El ambiente prolonga y expresa el motivo; por su
parte, el motivo congrega y da un mismo lenguaje a los invitados.
2.3 Un banquete, pues, es una manera vivencial de profundizar y hacer resonar una
buena noticia: nace del pasado y quiere hacerlo actual, quiere sostenerlo, hacerlo
eterno.
2.4 Los banquetes son momentos de particular libertad. Como la justificación del
encuentro está en el motivo, que es algo ya establecido y puesto en firme, un
banquete no requiere una justificación externa o posterior. No sirve para algo; su
finalidad, como decía san Bernardo refiriéndose al amor, está en sí mismo. También
en esto habla de eternidad.
3. Un banquete lleno de sorpresas
3.1 De banquetes nos hablan la primera lectura y el evangelio de hoy. La
Eucaristía, además, ha sido llamada “Banquete Sagrado.” Mas en los textos de hoy
se trata de banquetes llenos de sorpresas: gente que creía tener asegurado su
puesto se ve rechazada mientras que algunos que nadie creería que podían asistir
son muy bienvenidos.
3.2 Dos cosas podemos aprender de estas sorpresas, que como vemos serán
buenas o malas. En primer término, una sana desconfianza de nuestras virtudes o
bienes. La entrada al Reino no se compra ni puede uno creerse seguro por cierta
cercanía a las cosas de Dios o de su servicio.
3.3 En segundo lugar, apertura de la mente. A menudo queremos excluir a otros
para asegurar que nuestras opciones son las correctas y que por lo tanto nuestros
derechos están en firme. Excluimos para asegurarnos de ser incluidos. El que es
duro con otros quiere asegurarse de estar pagando lo debido para asegurar su
plaza en los cielos. No es una buena idea. Dios no piensa así.
3.4 Por el contrario: cuando descubro que mi salvación es regalo, no se me hace
extraño que Dios otorgue ese mismo regalo a otros. Que me ame no le hace corto
para amar a otros.