XXII Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Lunes
Lecturas bíblicas
a.- 1Tes. 4,13-17: A los que han muerto en Jesús Dios los llevará con ÉL.
b.- Lc. 4, 16-30: Me ha enviado a dar la buena noticia a los pobres.
El evangelista nos presenta la visita de Jesús a la sinagoga de Nazaret, su pueblo.
Lee un pasaje del profeta Isaías, con el cual se siente plenamente identificado (vv.
18-21; cfr. Is. 61,1-2). “El Espíritu está sobre mí”, en tiempos de Jesús, se
consideraba, todo un anuncio de la llegada del profeta escatológico y ÉL se lo
aplica, inaugurando ese momento. Este comienzo tiene sus características en la
misión de Jesús: predica la buena nueva a los pobres, la clase más olvidada de los
poderosos, y la que más refleja su necesidad de Dios, y en todos aquellos que se
abren a la acción de la salvación. Anuncia la libertad a los cautivos, alusión
profética a los exiliados. Esta libertad en la mente del evangelista, encierra lo físico,
lo moral y lo espiritual; sanar la ceguera, significa también ver el camino de Dios,
tener acceso a la salvación; el profeta escatológico es la luz del mundo (cfr. Is. 42,
6-7). Proclama la libertad a los oprimidos. Todo lo que no hicieron los antepasados,
en particular los reyes de Israel, lo hará el profeta con una justicia para los más
pobres. Proclama un año de gracia del Señor o jubilar, que más que coincidir con
fechas del calendario judío, es un tiempo especial de salvación que inaugura en ese
momento. Terminada la lectura, todos en la asamblea lo miran dirigiendo a ÉL sus
interrogantes, un joven rabino que ha vuelto después de un tiempo de estar fuera
de Nazaret (vv. 21-22). El hoy de Jesús se prolonga en el tiempo, su palabra y
obras, se hacen realidad en todo creyente, que lo acepta como Señor de su
existencia. Escucharle significa dar una respuesta, sabiendo que la salvación, viene
del profeta escatológico ahora presente en medio de su pueblo. La palabra y
autoridad de Jesús, provocó la admiración de sus paisanos, reconoce que Dios,
estaba detrás de sus palabras (cfr. Dt. 8,3). Ha cambiado el ambiente de la
sinagoga, de la admiración, se pasa al rechazo, porque no era posible que una
familia tan pobre, un hijo del pueblo, diera un año jubilar, trajera la liberación a
Israel; demasiado mensaje y muy poco profeta. Jesús, adivina su incredulidad, e
indignación, se aplica varios proverbios (vv.23-24), lo que supone, que ellos no
aceptan que haya hechos grandes milagros en Cafarnaún, y no los haga ahora en
su Nazaret natal; en fin, ningún profeta, es bien recibido en su tierra (v. 24).
Provoca a la asamblea al recordarles la actitud de Elías y Eliseo, que sanaron a
paganos, como la viuda de Sarepta y el leproso Naamán, el sirio (cfr.1Re.17-18;
2Re. 5, 1-14). Con esto, la ira llegó a su punto máximo contra Jesús, ya que
comparó a los nazarenos con paganos; lo sacaron de la sinagoga, pidiéndole que se
marchara. El cristianismo es fe en el hoy de Dios, no es mirar el pasado, sino fe en
la palabra de Dios. El creyente ha de vivir con alegría el hoy eterno de Dios, que
desde su palabra, nos hace nacer cada día en el Espíritu de Cristo Resucitado.
Teresa de Jesús, mujer de la Iglesia del Concilio de Trento, sufrió la ruptura
protestante y por eso uno de los fines de la Reforma de la Orden Carmelitana fue
orar por la Iglesia y los sacerdotes que defendían con la santidad de vida, la
predicación y sus escritos la verdad de la fe católica. “Todas ocupadas en oración
por los…predicadores y letrados que defienden la Iglesia” (CV 1,2).