XXV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C.
Padre Dr. Juan Pablo Esquivel
+ Hoy Jesús, como Divino Maestro, quiere enseñarnos a administrar
nuestros bienes. Para lo cual propone una parábola ... (que es bastante clara...)
Es evidente que este administrador es un delincuente , un corrupto (no ha
cuidado los bienes de su patrón; los ha utilizado mal ; los usó en provecho propio).
¿Cómo entonces Jesús lo alaba y lo pone como ejemplo?
Porque el Señor quiere hacer notar cómo los hombres de este mundo son
prudentes, son vivos , inteligentes y pueden resolver sus asuntos. Jesús elogia el
administrador porque fue astuto , vivo , pero de ninguna manera por ser injusto .
Por eso, el nombre correcto de esta enseñanza del señor es “Parábola del
administrador sagaz
Se nos invita a que seamos vivos , sagaces, astutos para las cosas de Dios:
pongamos todo nuestro empeño, nuestra creatividad, nuestro ardor apostólico al
jugarnos por el Reino de los Cielos.
Los cristianos corremos el riesgo de parecer a los ojos del mundo tontos,
que vamos en perdedores; predicadores de utopías tan lindas como irrealizables;
personas que creen mucho, pero piensan poco; y esto porque es frecuente ver que
los cristianos no ponemos tanto empeño en nuestros asuntos (especialmente los
apostólicos) como el empeño puesto por el administrador infiel; “los hijos de este
mundo son más astutos en sus negocios que los hijos de la luz”...
+ El Evangelio termina con otra enseñanza: se nos habla de usar el dinero
injusto para conquistar amigos (como hizo el administrador)…
Pero ¿Qué significa esto?
Que todos somos administradores de una cantidad de bienes que el Señor
ha puesto en nuestras manos (dinero, salud, familia, sabiduría, fuerza de voluntad,
deseos de superación... talentos ). Todos tenemos cosas distintas - y algunos más
que otros - pero todos tenemos algo que hemos recibido de Dios ( dones ) y que
debemos administrar con habilidad, para ganarnos nada menos que el Cielo.
Si Dios es el Señor de todo y de todos, cometemos un gran error cuando
nos comportamos como dueños absolutos de lo que debemos administrar para ser
felices nosotros, y hacer felices a los demás ... Aún el bien más privado de todos
(salud) tiene una cierta “hipoteca social”...
El día del Juicio Final seremos juzgados por el Amor... Todo lo que hemos
hecho será juzgado, y el juicio será más riguroso con quienes más talentos
poseyeron.
No permitamos que ningún bien se vuelva injusto en nuestras manos
porque nos “sobra” mientras que a otros les falta por completo: seamos generosos
con nuestros bienes materiales, pero también con nuestro afecto , con nuestra
comprensión ; con el consejo oportuno que nos dieron (y nos ayudó), y
debemos ahora pasarlo a otro; con la palabra de aliento (que siempre nos gusta
recibir) que quizás otro nos pide con su silencio; con nuestros trabajos (en
especial los apostólicos) con nuestro tiempo , (para escuchar al que tiene necesidad
de hablar o acompa￱ar al que está s￳lo)… ᄀCuántos bienes! Y somos nosotros los
administradores…
El CATIC1[1] nos enseña, recogiendo la más genuina tradición catequística,
eco de la Escritura, que la injusticia para con el asalariado es uno de los
“pecados que clama al cielo ...” (nº 1867)
Y en la Iª lectura de hoy, a quienes dicen “disminuiremos la medida,
aumentaremos el precio, falsearemos las balanzas para defraudar, compraremos al
pobre por dos pesos...” y, actualmente, “arreglaremos” a fulano con unos
billetes, compraremos los votos, “ adornaremos ” a este otro con un regalito... En
fin, a los que tienen por ley la mentira, la injusticia, el favoritismo, el negociado, el
soborno... a todos ellos Dios le dice con juramento: “jamás olvidaré ninguna de
sus acciones”.
Idem leyes laborales: patrones explotadores , empleados holgazanes y
flojos para el trabajo… Así, las partes de un todo se convierten en enemigos
mortales . Y eso nunca se solucionará sólo a fuerza de leyes, decretos y
reglamentos : tiene que salir del corazón: una actitud nueva: la que
corresponde a los hijos de Dios...
+ "El que es fiel en lo poco, será fiel en lo mucho" = fidelidad en lo
cotidiano .
+ Si no somos de fiar en lo peque￱o… ﾿C￳mo lo seremos en lo grande?
+ “No se puede servir a dos señores... a Dios y al dinero”
+ Que sea el Iº mandamiento el que oriente toda nuestra existencia... como
María
Amén
1 [1] Catecismo de la Iglesia Católica