Una sabiduría inédita
Jesús va enseñando en el evangelio una sabiduría extraña, contracorriente, inédita. Pablo
nos habla de Ella como de algo escondido, misterioso, pero que tiene en Cristo su punto
culminante. Algo así como su manifestación, un estallido revelador que atrae, convoca,
convence. Es la sabiduría de Dios con la que va diagramando su obra creadora también
al ser humano, llamándole a un protagonismo único en la dirección del universo.
La sabiduría que nos insinúa el evangelio en la escuela del discipulado exige
ponderación, clarividencia en riesgos, dificultades y confrontación bien ponderada de
alternativas: Los cimientos no pueden estar a la deriva o ignorar las fuerzas enemigas.
Se requiere inteligencia, fidelidad, compromisos que cargan con la vida misma llevando
la cruz sin claudicar, disponibilidad para confrontar fatigas, cansancios y rechazos.
Es una sabiduría que aligera la marcha haciendo liviana la carga: Esta carga es el amor y
tiene el mismo peso de la Cruz. Podríamos decir que se confunden: Hay sabiduría si hay
amor y hay amor si es la misma cruz. Más aún, la Cruz es la sabiduría con la cual se
identifican los/las seguidores de Jesús. . En cristiano, la vida tiene el peso de la cruz y la
fuerza del amor. A esto llamamos sabiduría.
Pablo en su carta a Filemón hace alarde de la sabiduría según el evangelio. Comienza
por renunciar a todo título, poder, influencia. Allana el camino de la convicción y
recurre a la sabiduría del corazón: Allí ya no hay esclavos sino hermanos, no hay
hipotecas de dignidad humana, sino la plena libertad de los hijos e hijas de Dios. La
paternidad espiritual tiene más peso que la sangre o la herencia. Es fruto del amor.
Cochabamba 08.09.13
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com