EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 4,31-37:
Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados.
Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.
En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio
impuro; y comenzó a gritar con fuerza;
"¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros?
Ya sé quién eres: el Santo de Dios".
Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre". El demonio salió de
él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño.
El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: "¿Qué tiene su palabra?
¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!".
Y su fama se extendía por todas partes en aquella región.
Comentario del Evangelio por :
San [Padre] Pio de Pietrelcina (1887-1968), capuchino
Epistolario 3, 626 y 570; CE 34
«¡Sal de este hombre!»
Las tentaciones no deben asustarte; es a través de ellas que Dios quiere probar y
fortificar tu alma, y él te da, al mismo tiempo, la fuerza para vencerlas. Hasta aquí
tu vida ha sido la de un niño; desde ahora el Señor quiere tratarte como adulto.
Ahora bien, las pruebas de un adulto son muy superiores a las de un niño, y esto
explica porque tú, al principio te has turbado tanto. Pero la vida de tu alma pronto
recuperará su calma, eso no va a tardar. Ten aún un poco de paciencia, y todo ira
mejorando.
Deja,pues,caer estas vanas aprehensiones. Acuérdate de que no es la sugestión
del Maligno el que hace la falta sino más bien el consentimiento que se da a estas
sugestiones. Solamente una voluntad libre es capaz del bien y del mal. Pero
cuando la voluntad gime por el efecto de la prueba infligida por el Tentador, y
cuando ella no quiere lo que éste le propone, no solamente no hay falta sino que es
virtud.
Guárdate mucho de caer en una agitación cuando luchas contra tus tentaciones,
porque esto no haría sino fortificarlas. Es necesario tratarlas con desprecio y no
ocuparte más de ellas. Vuelve tu pensamiento hacia Jesús crucificado, su cuerpo
puesto entre tus brazos y di: «¡Esta es mi esperanza, la fuente de mi gozo! Me uno
a él con todo mi ser, y no te dejaré hasta que no me hayas dado seguridad»
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”