XXXI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C.
Padre Dr. Juan Pablo Esquivel
Para comprender mejor este Ev. debemos
recordar brevemente el que
leímos y meditamos el Domingo pasado
(
el fariseo y el publicano que suben al
Templo a rezar
).
Hemos recordado entonces el perfil social y religioso de los
publicanos o
cobradores de impuestos
, considerados los
peores entre los malos
: gente
endurecida en su
egoísmo
(eran ricos, con fortunas mal habidas),
traidores
a la
patria (cobraban impuestos para el gobierno romano opresor),
usureros
(al no
haber tasas fijas, exigían lo que se les ocurría),
repudiados
por todos los que
deseaban la liberación de Israel por "
vendepatrias
" y
colaboracionistas
...
Por todo esto, las leyes religiosas de entonces
prohibían tratar con ellos
,
admitirlos al culto o rezar con ellos, bajo pena de contraer
impureza ritual
(es decir,
"quedar manchado" e imposibilitado de participar en el culto)
Zaqueo no sólo
era publicano
, sino que era
Jefe de los mismos
(sin
comentarios
!)
"Quería ver quién era Jesús"...
esta saludable curiosidad, quizás reflejo de
una cierta
búsqueda interior
, es el primer paso de un giro decisivo en su existencia.
No se rinde
, pensando que había una multitud entre el Señor y él; aplica su
ingenio para
vencer la limitación
que le imponía su estatura, sin medir que quizás
podría verse un poco
ridículo
;
tampoco se echa atrás
previendo los
"comentarios" que seguramente harán los que lo conocen (
estos "comentaristas
religiosos" - por llamarlos piadosamente - son como los avisos parroquiales: nunca
faltan
!)...
Por fin, Jesús se acerca... Y sucede algo totalmente inesperado, y no sólo para
Zaqueo: el relato no deja entrever para nada sorpresa en Jesucristo, por
encontrarse con alguien trepado a un árbol para verlo... Ni sorpresa, ni
improvisación:
casi pareciera que Jesús lo está buscando con la mirada
:
"Al
llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: 'Zaqueo, bajá pronto,
porque hoy tengo que alojarme en tu casa'"
... Lo llama por su nombre (lo cual
deja entrever que ya lo conocía!), y además no pregunta acerca de la posibilidad de
hospedarse, sino que se invita como si fuese a su casa:
"hoy tengo que alojarme
en tu casa"...
Y la cosa no es "más tarde... cuando puedas... si te queda
tiempo"... sino ahora:
"bajá pronto"
...
Sorpresa y media
para Zaqueo!
...
y para quienes presenciaban la escena,
que eran testigos de una auto-invitación a una
visita prohibida
por las normas
religiosas de entonces...
"Al ver esto, todos se pusieron a criticar"
dice el Ev. Y
no era para menos: Jesús estaba a punto de "mancharse", de deshonrarse yendo a
la casa de este traidor miserable que se enriquecía injustamente con el dinero de
los pobres... Pero Jesús
ni hace ni deja de hacer por el "
qué dirán
":
es un
pedagogo, no un demagogo... Pedagogo del amor eterno del Padre, que provoca
encuentros, que busca con la mirada del corazón, que vence los prejuicios, que se
sobrepone a la incomprensión de quienes,
porque ya han juzgado y condenado
,
no creen en la conversión de un hermano pecador...
"Zaqueo bajó rápidamente, y lo recibió con alegría".
El Evangelio es eso:
alegría por la salvación que se anuncia allí donde ni siquiera se imaginaba; caricias
de Dios a quien sabe que merecería azotes; perdón y misericordia no a quien lo
merece, sino a quien
lo necesita...
¿Y quién lo necesita?
TODOS
, incluidos los
que se pusieron a criticar, los "comentaristas religiosos" de todos los tiempos, y
también los que han avanzado más en el camino de la santidad, pues lo han hecho
precisamente por la entrañable misericordia del Señor, y no por otra cosa...
Por otra parte, la autenticidad y sinceridad de la conversión de Zaqueo se
verifica en su profundo cambio de actitud ante la vida:
"Zaqueo dijo
resueltamente al Señor: 'Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los
pobres, y si he perjudicado a alguien le daré cuatro veces más'"
. Notemos
que esta afirmación es hecha no de cara a los criticones, sino al Señor. Porque
la
conversión
SIEMPRE
es de cara a Dios
, y sus frutos se reflejan en toda la vida.
Los criticones se equivocaron doblemente
: al juzgar, y al descreer de la
conversión de un hijo de Abraham igual que ellos. Zaqueo divide su fortuna en dos
partes: una mitad para los pobres, y la otra para reparar sus actos de corrupción,
pagando cuatro veces más, como se estipulaba para las estafas.
Este Evangelio pone ante nuestra consideración el tema de la
conversión...
Tema que siempre tiene que ver con todos, pues
la conversión no
es un momento, sino una
dimensión
esencial de la existencia cristiana.
Cada uno es llamado a la conversión desde un punto de partida distinto, desde
una situación vital diferente, desde una cercanía o lejanía de Dios más o menos
intensa... pero es un paso al que
todos y permanentemente somos llamados
(como cuando nos sentamos frente al sol para beneficiarnos con su luz: debemos
cada tanto reacomodar nuestra silla, reorientarla, reubicarnos frente al sol... así es
precisamente la conversión!).
Necesitaba conversión Zaqueo, pero también la necesitaban quienes lo habían
juzgado y condenado definitivamente, y no creían en su conversión (como pasa a
veces cuando alguien regresa de un cursillo, ejercicios espirituales, o alguna
experiencia fuerte de Dios...)
En el fondo, no creer en la conversión de los
demás es haber renunciado a la propia... Es dudar o negar la acción
salvífica del Dios vivo y verdadero, y por ende ceder algunos escaños de
nuestro corazón al ateísmo práctico...
La conversión
tiene tanto de misterio como la vida misma de la persona, y
de Aquel que la provoca: Jesús no seduce a Zaqueo con una oratoria brillante e
incontestable, ni hace un milagro espectacular para encandilarlo y conquistarlo...
Jesús lo llama al cambio igual que a nosotros: con un bajo perfil característico que
pone en funcionamiento
la libertad de cada uno frente a una opción de FE.
En el Evangelio de hoy Jesús termina reivindicando la lógica de su Corazón:
"El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido".
Y
la vida de Zaqueo se lleno de Luz, y su casa se llenó de una alegría y una fiesta
hasta ahora desconocidas para él,
misteriosas
... Es una fiesta a la que también
nosotros estamos invitados... ¡Ojalá que examinando todas nuestras zonas que aún
necesitan conversión, respondamos con la prontitud, generosidad y decisión de
Zaqueo, para
que también nuestra vida se llene incesantemente de alegría y
fiesta.
Amén