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Domingo 24C TO
“Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se
arrepienta, que por noventa y nueve justos que no necesitan
convertirse” (Lc 15, 1-32 ó 15, 1-10)
(Diálogo sobre el Evangelio de hoy: Oveja perdida )
José Martínez de Toda, S.J. ( martodaj@gmail.com )
¿Quiénes acompañan a Jesús en sus correrías?
Y se llegaban a él todos los publicanos y pecadores a oírle ” (v. 1). Jesús atrae
grandes multitudes. Los publicanos y pecadores también suben con Él a Jerusalén (14:25).
Los publicanos son lacayos de los odiados romanos, a quienes sirven por dinero.
Por eso los fariseos y escribas los condenaban por antinacionalistas y egoístas.
Los publicanos saben que están equivocados, pero les atrae Jesús, tan santo pero tan
misericordioso. Ellos están seguros de que Él puede arreglar su vida y su conciencia. Vienen
a oír a Jesús, porque se sienten aceptados por Él – y sienten que Jesús se ALEGRA de su
compañía. Algo bueno saldrá de Él.
¿Y qué decían los fariseos y los escribas?
Ellos murmuraban: “ Éste recibe a los pecadores, y come con ellos (v. 2b). Acepta a
los inaceptables. Y se acordaban de varios casos:
- El publicano o recaudador de impuestos Leví le dio un banquete.
- En otro banquete una pecadora le ungió los pies (7:36-50).
- En otro banquete Jesús recomendó que invitaran sobre todo a los pobres, mancos,
cojos, y ciegos (14:1-12), que eran precisamente los que, según la ley, ni podían servir en el
Templo, por estar castigados por Dios, según ellos, por su pobreza y enfermedad.
-En la parábola de la gran cena (14:15-24) dijo que si los primeros invitados no
venían, invitaría a los pobres, mancos, ciegos, y cojos – dando a entender que ellos, la élite
religiosa, sería pasada de largo a favor de aquellos de religión sospechosa.
Pero, ¿no tienen algo de razón los fariseos?
Así es:
─ Los padres inteligentes recomiendan a sus hijos las buenas compa￱ías.
─ Si Jesús come con los pecadores, se lo podrían interpretar como que para Él el
pecado importa poco.
─ Pablo aconseja, “ No se junten con los infieles: porque ¿qué compañía hace la
justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión hace la luz con las tinieblas ?” (2 Corintios 6:14).
Ciertamente los fariseos eran hombres religiosos, pilares de su comunidad.
Pero su preocupación por la observación ritual les ha cegado y les ha hecho olvidar el
amor de Dios hacia los pecadores.
Jesús, en cambio, pide amar a los pecadores y odiar el pecado, pide celebrar la
redención, aunque sea de un solo pecador. Jesús va donde hay necesidad. Un médico que
rehúsa tocar a una persona enferma no servirá de mucho. Un poco antes Jesús dice: “ Los que
están sanos no necesitan médico, sino los que están enfermos ”. (Lucas 5:31-32).
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¿Cómo dice Jesús que debemos tratar a los pecadores?
Jesús nos cuenta tres parábolas : la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo
pródigo. Todas tratan el mismo tema de la alegría por el pecador arrepentido.
< Si uno de ustedes tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve
en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y ¡cómo lo celebras con los
amigos!>
La pérdida de una oveja rompe el corazón del Buen Pastor; así que deja las 99 ovejas
al cuidado de otros pastores amigos, y va a buscarla y a gritar su nombre en el campo, porque
ella conoce su voz. El Antiguo Testamento a menudo utiliza la metáfora del pastor para
describir el cuidado de Dios por nosotros ( Salmo 23 ; 28:9; 78:52; 80:1; 100:3; Jeremías
31:10; Zacarías 13:7; Ezequiel 34:11, 12b, 16).
¿Cuál es la segunda parábola?
La de la moneda perdida. < Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no
enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y
cuando la encuentra, reúne a las vecinas para decirles: ¡Felicítenme!, he encontrado la
moneda que se me había perdido. Les digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de
Dios por un solo pecador que se convierta .>
Las “diez dracmas” equivalen a diez salarios diarios.
Finalmente está la parábola del Hijo Pródigo. Hay una progresión en estas tres
parábolas. El pastor pierde una de cien ovejas (es el 1%). La mujer pierde una de diez
monedas (es el 10%). El padre pierde uno de dos hijos (es el 50%).
¿Por qué se alegra tanto Dios por un pecador arrepentido?
Dios no da a nadie por desaparecido ni por muerto, aunque pasen los días y los años.
Dios no borra a nadie de su lista.
Para Dios no hay personas “no gratas”. Todos estamos en su coraz￳n. En la justicia de
Dios no hay silla eléctrica ni inyección letal. Sólo hay amor y perdón para el que se deja
encontrar por Él. En las matemáticas de Dios “UNO” es tan valioso como el 99.
¿Somos nosotros así?
La Palabra del Evangelio nos invita a revisar nuestro corazón. ¿No somos muchas
veces como los fariseos que se incomodaban porque Jesús acogía a los pecadores? Pensando
que somos justos, en muchas ocasiones despreciamos a quienes Dios tiene preparada una
misericordia inmensa. Nuestras Misas deberían ser momentos de gran alegría: El Padre
Bueno recibe, abraza, levanta y envía a quienes buscamos su misericordia perdonadora.
Nosotros nos conformamos, si se nos pierde algo pequeño.
- Si a un vendedor de frutas se le cae un mango, y es difícil recuperarlo, lo
abandona.
- Un financista podrá sobrellevar la pérdida del uno por ciento, pero no la
pérdida del 99%.
Pero el reino de Dios es un lugar donde las reglas normales de negocios no se aplican,
y que refleja la naturaleza radical del amor de Dios.