EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 9,9-13.
Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa
de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y
pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos.
Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con
publicanos y pecadores?".
Jesús, que había oído, respondió: "No son los sanos los que tienen necesidad del
médico, sino los enfermos.
Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo
no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
Comentario del Evangelio por :
San Beda el Venerable (c.673-735), monje benedictino, doctor de la
Iglesia
Homilías sobre los evangelios, I, 21; CCL 122, 149-151 (trad. cf breviario
21/09)
“Sígueme!” (Mt 8,22)
“Jesús vio a un hombre sentado al mostrador de los impuestos...” Su nombre era
Mateo. “Sígueme” le dice. Lo vio más con la mirada interna de su amor que con los
ojos corporales. Jesús vio al publicano y, porque lo amó, lo eligió, y le dijo:
“Sígueme, que quiere decir: “Imítame”. Le dijo: Sígueme, más que con sus pasos,
con su modo de obrar. Porque, quien dice que permanece en Cristo debe vivir como
vivió él (cfr. Jn 2,6)...
Mateo “se levant￳ y lo sigui￳”. No hay que extra￱arse del hecho de que aquel
recaudador de impuestos, a la primera indicación imperativa del Señor, abandonase
su preocupación por las ganancias terrenas y, dejando de lado todas sus riquezas,
se adhiriese al grupo que acompañaban a aquel que él veía carecer en absoluto de
bienes. Es que el Señor, que lo llamaba por fuera con su voz, lo iluminaba de un
modo interior e invisible para que lo siguiera, infundiendo en su mente la luz de la
gracia espiritual, para que comprendiese que aquel que aquí en la tierra lo invitaba
a dejar sus negocios temporales era capaz de darle en el cielo un tesoro
incorruptible (Cfr. Mt 6,20).
Y sucedió que, estando Jesús a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y
pecadores vinieron a colocarse junto a él y a sus discípulos. La conversión de un
solo publicano fue una muestra de penitencia y de perdón para muchos otros
publicanos y pecadores. Ello fue un hermoso y verdadero presagio, ya que Mateo,
que estaba destinado a ser apóstol y maestro de los gentiles, en su primer trato
con el Señor arrastró en pos de sí por el camino de la salvación a un considerable
grupo de pecadores.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”