Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 25, Lunes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Los que pertenezcan al Señor suban al Templo * El Señor
ha estado grande con nosotros. * El candil se pone en el candelero para que los que
entran tengan luz
Textos para este día:
Esdras 1,1-6:
El año primero de Ciro, rey de Persia, el Señor, para cumplir lo que había anunciado
por boca de Jeremías, movió a Ciro, rey de Persia, a proclamar de palabra y por
escrito en todo su reino: "Ciro, rey de Persia, decreta: "El Señor, Dios del cielo, me
ha entregado todos los reinos de la tierra y me ha encargado construirle un templo
en Jerusalén de Judá. Los que entre vosotros pertenezcan a ese pueblo, que su
Dios los acompañe, y suban a Jerusalén de Judá para reconstruir el templo del
Señor, Dios de Israel, el Dios que habita en Jerusalén. Y a todos los supervivientes,
dondequiera que residan, la gente del lugar proporcionará plata, oro, hacienda y
ganado, además de las ofrendas voluntarias para el templo del Dios de Jerusalén.""
Entonces, todos los que se sintieron movidos por Dios, cabezas de familia de Judá y
Benjamín, sacerdotes y levitas, se pusieron en marcha y subieron a reedificar el
templo de Jerusalén. Sus vecinos les proporcionaron de todo: plata, oro, hacienda,
ganado y otros muchos regalos de las ofrendas voluntarias.
Salmo 125:
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, / nos parecía soñar: / la boca se nos
llenaba de risas, / la lengua de cantares. R.
Hasta los gentiles decían: / "El Señor ha estado grande con ellos." / El Señor ha
estado grande con nosotros, / y estamos alegres. R.
Que el Señor cambie nuestra suerte, / como los torrentes del Negueb. / Los que
sembraban con lágrimas / cosechan entre cantares. R.
Al ir, iba llorando, / llevando la semilla; / al volver, vuelve cantando, / trayendo sus
gavillas. R.
Lucas 8,16-18:
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "Nadie enciende un candil y lo tapa con una
vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que
entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que
no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis bien: al que tiene se
le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener."
Homilía
Temas de las lecturas: Los que pertenezcan al Señor suban al Templo * El Señor
ha estado grande con nosotros. * El candil se pone en el candelero para que los que
entran tengan luz
1. ¿Cómo quiere Ud. que Dios actúe?
1.1 A menudo imaginamos que para que Dios actúe los seres humanos deberían
dejar de actuar, es decir, imaginamos la acción de Dios como un reemplazo, se
supone que temporal, del obrar humano.
1.2 Es típica, digamos por caso, la popularidad de las personas que dan mensajes
supuestamente venidos "de parte de Dios" de una manera tal que anula al
mensajero, por ejemplo, llevándolo a un estado de enajenamiento parecido al de
los espiritistas. La idea que hay es que si alguien habla "en su sano juicio", ahí está
hablando un ser humano, pero si esa misma persona está transformada, incluso en
su voz y su aspecto, entonces "ya no es ella", y entonces es por lo menos más
probable que la cosa venga más derechamente de Dios.
1.3 Según esta misma opinión, si las cosas llegan a presentarse muy complejas o
dolorosas, es muy humano que deseemos que Dios intervenga como desde fuera,
privando a los odiosos protagonistas de lograr sus metas o deseos. Por ejemplo: un
gobernante pretende hacerse con el dinero de los pobres. Es fácil imaginarse
soluciones instantáneas como "de repente se convirtió, y devolvió todo", o
soluciones drásticas: "cuando iba a firmar el cheque que le aseguraba su propio
dinero, le dio un ataque cardíaco". Pero nuestras imaginaciones suceden demasiado
pocas veces y entonces es fácil que nos llenemos de frustración y hasta de enojo
contra Dios (por eso hoy se habla de aprender a "perdonar" a Dios...).
2. No por oculto, ineficaz
2.1 La primera lectura de hoy, que nos devuelve al Antiguo Testamento después de
unas cuantas semanas con algunas Cartas del apóstol Pablo, nos muestra con un
ejemplo sobresaliente cómo Dios enseña a su pueblo que su acción no por oculta es
menos eficaz, y no por discreta es menos poderosa. Dios no detuvo el curso de la
historia cuando Nabucodonosor asaltó a Jerusalén y la saqueó a placer. No detuvo
el curso de los acontecimientos cuando aquellos judíos, ya deportados, gemían bajo
peso de cadenas. No hizo entonces prodigios como los del Mar Rojo, entre otras
cosas porque esos mismos prodigios, con toda su "espectacularidad" resultaron
incapaces para engendrar corazones fieles en el pueblo así liberado.
2.2 ¿Estaba Dios descuidando a su pueblo? ¿Es que no le dolía lo que sufrían los
niños judíos o cómo enronquecían en llanto sus madres maltratadas? ¿Por qué no
hizo más cosas maravillosas o envió ángeles como había mandado al ángel
exterminador en tiempos de Faraón? Repito: porque eso no funciona. Mejor dicho:
puede funcionar alguna vez, pero no es regla general, y la prueba está en el mismo
Antiguo Testamento: ver cosas maravillosas puede cambiarlo a uno, pero haberlas
visto ya no tiene la misma fuerza. Las intervenciones estruendosas son como los
estruendos mismos: pronto pierden fuerza.
2.3 A largo plazo, termina sucediendo entonces que el pecado neto es peor que la
situación inicial, por dos razones: primera, porque padecer el mal no lo hace a uno
malo forzosamente, mientras que pecar si hace daño en primer lugar al pecador.
Segunda, porque pecar después de haber recibido manifestaciones tan patentes de
poder de Dios daña la conciencia y termina empujando hacia el cinismo o el
desprecio explícito a la voluntad divina.
3. Un actuar que engendra sabiduría
3.1 Por eso vemos que a lo largo mismo del camino del Antiguo Testamento hay
como un "cambio en la estrategia" de Dios. De las demostraciones grandiosas a las
acciones, quizá más discretas, pero con un poder incomparable a largo plazo,
porque tienen capacidad de dar sabiduría y de generar humildad y confianza en la
prueba.
3.2 Ver a Dios parando al mundo para obrar él será siempre emocionante, pero
verle actuar mientras el mundo parece seguir su rumbo nos da algo más que
emoción: nos da una actitud sapiencial, humilde, respetuosa del ser humano, como
es en realidad, y respetuosa de la majestad divina, como es y será en la eternidad.