XXV Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Lunes
Jesús nos comunica la luz de su gracia, para que alumbremos a los demás
con ella
“Nadie que ha encendido una lámpara, la oculta con una vasija o la
pone debajo de la cama, sino que la coloca sobre un candelero para
que los que entran vean la luz.
Porque no hay oculto que no haya de manifestarse y hacerse
público. Mirad, pues, cómo oís: porque al que tiene se la dará, y a
todo aquel que no tiene, incluso lo que piensa tener se le quitará”.
(Lucas 8,16-18)
1. -“ Jesús decía a sus discípulos: "Nadie enciende una lámpara para
cubrirla con una vasija o ponerla debajo de la cama..."” Una lámpara
se la coloca en el lugar más adecuado para que alumbre al máximo.
-“ Se la pone sobre un candelero, para que los que entran vean la
luz”. Hemos de usar las cosas con “rendimiento”, y cuanta más luz demos,
mejor. ¡Dar fruto en abundancia, si es un árbol! ¡Dar ciento por uno, si es
una semilla! ¡Iluminar todo el entorno, si es una lámpara! Yo, en mi vida
¿tengo una verdadera solicitud por "hacer que la luz rinda" al máximo su
resplandor y claridad?
«Te aseguro que, sí los hijos de Dios queremos, contribuiremos
poderosamente o iluminar el trabajo y la vida de los hombres, con el
resplandor divino -¡eterno!- que el Señor ha querido depositar en nuestras
almos.
”-Pero «quien dice que mora en Jesús, debe seguir el camino que ÉI
siguió», como enseña San Juan: camino que conduce siempre o la gloria,
pasando -siempre también- a través del sacrificio» (J. Escrivá, Forja 1018).
-“ Pues nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que
no llegue a ser conocido y manifiesto”. ¿Tengo yo esa solicitud para no
esconder el don de Dios, y dejar que se propague? Los discípulos son aún
como una luz "escondida", pero Jesús entrevé el día en el cual el evangelio
será proclamado "a plena luz". ¿Procuro que mi vida y mis palabras, en
ocasiones oportunas, sean evangelizadoras? La fe no será nunca un
"secreto" personal, un "asunto privado", pues el amor, si bien no lleva a
imposiciones, sí lleva a desear para los que se ama lo mejor…
-“ Estad atentos al modo como escucháis y aprendéis...” a veces nos
dormimos, como los alumnos que no están muy interesados en la lección.
Ayúdame, Señor, a tener un buen “rendimiento”, escuchar tu palabra,
dejarme iluminar por ella, darla a los demás…
-“ Porque al que tenga se le dará; y al que no tenga, aun lo que crea
tener se le quitará...” Sí, es una verdad popular, de experiencia: se
pierden los dones que no se hacen fructificar... se atrofian los músculos que
no se hacen actuar... se apaga poco a poco la Fe que no se lleva a la
práctica (Noel Quesson).
La parábola de la semilla que leímos el sábado, que da el ciento por uno de
fruto, se relaciona con la luz del Evangelio de hoy. Si escuchamos la palabra
de Dios "con un corazón noble y generoso" y la guardamos, tendremos esa
luz para los demás, daremos el ciento por uno.
Quisiera que me explicaras, Jesús, la misteriosa expresión "al que tiene, se
le dará". Imagino que si me abro a la Palabra, la tengo y se multiplica sus
frutos en nosotros. Y al revés, si no hago caso de tu Palabra, "se le quitará
hasta lo que cree tener" y quedará estéril.
Sería una pena desperdiciar la luz, la semilla… una madre sacrificada, un
amigo que sabe animar y también decir una palabra orientadora, una
muchacha que está cuidando de su padre enfermo, un anciano que muestra
paciencia y ayuda con su interés y sus consejos a los más jóvenes, un
voluntario que sacrifica sus vacaciones para ayudar a los más pobres… son
luz para el mundo.
El día de nuestro Bautismo -y lo recordamos en el cirio pascual, en la Vigilia
Pascual y las misas de difuntos- se encendió esa luz de la fe en el alma,
para alumbrar según el compromiso de bautizados de dar testimonio de esa
luz ante las personas que viven con nosotros.
El Vaticano II llamó a la Iglesia Lumen Gentium, luz de las naciones. Lo
deberíamos ser en realidad, comunicando la luz y la alegría y la fuerza que
recibimos de Dios, de modo que no queden ocultas por nuestra pereza o
nuestro miedo. Jesús, que se llamó a sí mismo Luz del mundo , también
nos dijo a sus seguidores: vosotros sois la luz del mundo . Somos Iglesia
misionera, que multiplica los dones recibidos comunicándolos a cuantos más
mejor (J. Aldazábal).
2. Las lecturas a partir de hoy se refieren al retorno del exilio en Babilonia.
En 538 se derrumba el imperio babilónico, bajo la ofensiva del persa Ciro,
que promulga un edicto famoso por el que permite que los deportados
vuelvan a su patria. Después de un duro y largo cautiverio, de 587 a 538,
los judíos retornan a su país y algunas personalidades excepcionales
animan a la «restauración»: Nehemías, el constructor... Esdras, el
sacerdote... Ageo y Zacarías, los profetas... Se emprende la reconstrucción
del Templo de Jerusalén, luego de las murallas de la ciudad; y ante todo se
reconstruirá el alma de la comunidad, en derredor de la Ley. Es una de las
más grandes épocas del judaísmo.
-“ En el año primero de Ciro, rey de Persia, el Señor inspiró a Ciro
quien mandó publicar a todo el imperio: «Quienes de entre vosotros
pertenezcan a su pueblo sea su Dios con ellos, y suban a Jerusalén a
edificar el templo del Señor...»”. Es una forma de respeto a las minorías
que hace pensar que Ciro fue un enviado de Dios.
-“ A todo el resto de Israel donde residan, que las gentes del lugar
les ayuden, proporcionándoles oro, plata, hacienda y ganado, así
como ofrendas voluntarias para el Templo de Dios que está en
Jerusalén”. Es una invitación generosa a evitar particularismos. Si conozco
a personas que practican una religión diferente de la mía, ¿cuál es mi
actitud hacia ellas? ¿Y mi propia convicción personal?: ¿me contento con
una práctica religiosa totalmente exterior? O bien, ¿profundizo en mi propia
fe para ser capaz, eventualmente, de dar cuenta de ella a los que practican
otras religiones, o a los ateos?
-“ Entonces, los cabeza de familia de Judá y Benjamín, los sacerdotes
y los levitas, todos aquellos cuyo ánimo había movido Dios, se
pusieron en marcha para subir a reconstruir el Templo del Señor en
Jerusalén”. Fueron unos pioneros los que arrimaron el hombro. De este
modo, comienza una especie de nuevo Éxodo. Hay que arrancarse de las
seguridades adquiridas, y lanzarse a la aventura... bajo la inspiración de
Dios (Noel Quesson).
3. Dios va escribiendo su historia, para salvación de todos. Los años del
destierro habían sido ruinosos social y religiosamente. Recordemos el
dramático salmo "¡capital de Babilonia, criminal!". Pero las promesas de
Dios se cumplen, y empieza de nuevo la historia. Dios nunca deja las
puertas cerradas del todo.
No fue nada fácil la vuelta de los israelitas a su antigua tierra. Encontraron
muchas dificultades. No perdamos la confianza en Dios, que está siempre a
nuestro lado y nos ayuda. Por oscura que nos parezca una situación, el
salmo nos invita a decir: " cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar... el Señor ha estado grande con nosotros y
estamos alegres ".
Llucià Pou Sabaté