Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 25, Martes
--------------------------------------------------------------------------------
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Terminaron la construcción del templo y celebraron la
Pascua * Vamos alegres a la casa del Señor. * Mi madre y mis hermanos son éstos:
los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra
Textos para este día:
Esdras 6,7-8.12b.14-20:
En aquellos días, el rey Darío escribió a los gobernantes de Transeufratina:
"Permitid al gobernador y al senado de Judá que trabajen reconstruyendo el templo
de Dios en su antiguo sitio. En cuanto al senado de Judá y a la construcción del
templo de Dios, os ordeno que se paguen a esos hombres todos los gastos
puntualmente y sin interrupción, utilizando los fondos reales de los impuestos de
Transeufratina. La orden es mía, y quiero que se cumpla a la letra. Darío."
De este modo, el senado de Judá adelantó mucho la construcción, cumpliendo las
instrucciones de los profetas Ageo y Zacarías, hijo de Idó, hasta que por fin la
terminaron, conforme a lo mandado por el Dios de Israel y por Ciro, Darío y
Artajerjes, reyes de Persia. El templo se terminó el dia tres del mes de Adar, el año
sexto del reinado de Darío. Los israelitas, sacerdotes, levitas y resto de los
deportados, celebraron con júbilo la dedicación del templo, ofreciendo con este
motivo cien toros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y doce machos
cabríos, uno por tribu, como sacrificio expiatorio por todo Israel. El culto del templo
de Jerusalén se lo encomendaron a los sacerdotes, por grupos, y a los levitas, por
clases, como manda la ley de Moisés. Los deportados celebraron la Pascua el día
catorce del mes primero; como los levitas se habían purificado, junto con los
sacerdotes, estaban puros e inmolaron la víctima pascual para todos los
deportados, para los sacerdotes, sus hermanos, y para ellos mismos.
Salmo 121:
¡Qué alegría cuando me dijeron: / "Vamos a la casa del Señor"! / Ya están pisando
nuestros pies / tus umbrales, Jerusalén. R.
Jerusalén está fundada / como ciudad bien compacta. / Allá suben las tribus, / las
tribus del Señor, R.
según la costumbre de Israel, / a celebrar el nombre del Señor; / en ella están los
tribunales de justicia, / en el palacio de David. R
Lucas 8,19-21:
En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el
gentío no lograban llegar hasta él. Entonces lo avisaron: "Tu madre y tus hermanos
están fuera y quieren verte." Él les contestó: "Mi madre y mis hermanos son éstos:
los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra."
Homilía
Temas de las lecturas: Terminaron la construcción del templo y celebraron la
Pascua * Vamos alegres a la casa del Señor. * Mi madre y mis hermanos son éstos:
los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra
1. ¡Reconstruyan el templo!
1.1 La síntesis más amarga del dolor de Israel en el Antiguo Testamento es, sin
lugar a dudas, la destrucción del templo, a manos de Nabucodonosor y sus
secuaces. El templo se había convertido en el gran símbolo de la unidad del pueblo,
de su elección singular, de la santidad de su llamado, de la cercanía del Señor, de
la posibilidad siempre abierta del perdón, de la fidelidad incondicional de Dios... Un
día ese templo, devastado y profanado, tuvo que ver partir inermes y dolidos a los
judíos, sin más defensas que sus lágrimas ni más consuelo que sus recuerdos.
1.2 Sabiendo esto, algo entendemos del gozo intenso y como comprimido que
destila la primera lectura. El hagiógrafo ha querido dejarnos algo así como el
testimonio "histórico" de cómo sucedió eso de que el pueblo otrora desterrado
ahora pudiera volver a su patria y reconstruir su amado templo... ¡con dinero de
paganos! Era como sentir que, de alguna manera estaban resarciendo lo que antes
destruyeron y estaban reconstruyendo lo que antes arrasaron.
1.3 El texto, pues, quiere insistir en esos dos elementos: que la reconstrucción fue
como un acto de justicia, y que el orden querido por Dios y expresado en la ley de
Moisés quedó realmente restablecido. La pureza ha vencido a la profanación, la
verdad se ha impuesto, la culpa ha sido expiada, el orden querido por el Señor ha
vuelto a su cauce... Son pensamientos bellos, que algo nos dicen de la victoria de
Dios al final de los tiempos, pero que ciertamente rayan en el triunfalismo si somos
realmente críticos con los acontecimientos tales como se dieron.
1.4 En todo caso, no seamos duros contra el entusiasmo de quien redactó, guiado
por el Espíritu Santo, tales palabras que destilan entusiasmo. Ese ánimo, casi
ingenuo, que pareciera decir: "aquí no ha pasado nada", es también un regalo del
amor divino, que en esos momentos nos deja aspirar el aroma del mundo nuevo, o
quizá de la creación, en su primer día. ¿No has vivido nunca esa experiencia de ver
y oler el mundo como si recién hubiera salido de las manos del Creador..? Se
parece a la alegría cándida y rebosante que muchas veces sentimos al salir de una
buena confesión.
2. No estaban afuera, estaban adentro
2.1 Mi madre y mis hermanos no están "afuera", dice Cristo, están "adentro". No
salen de mí cuando se alejan ni vuelven cuando se acercan.
2.2 Mi madre y mis hermanos quieren VERME, dice Cristo, pero yo quiero que me
OIGAN, que oigan mi palabra. Todos quieren ver, pero es más importante oír,
porque el oído va conectado a la obediencia, y la obediencia a la transformación de
la propia vida.
2.3 Mi madre, dice Cristo, está allí donde mi palabra se cree; mis hermanos están
allí donde se hace caso a mi evangelio. No falta María en donde se predica bien; no
falta la Iglesia donde resuena la gracia.