EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 8,19-21.
Su madre y sus hermanos fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la
multitud.
Entonces le anunciaron a Jesús: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y
quieren verte".
Pero él les respondió: "Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra
de Dios y la practican".
Comentario del Evangelio por :
Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897), carmelita descalza, doctora de
la Iglesia
Ultimas Conversaciones, 21•08•1897
Vivía de fe como nosotros
¡Cuánto me hubiera gustado ser sacerdote para predicar sobre la Santísima Virgen!
Un solo sermón me habría bastado para decir todo lo que pienso al respecto.
Ante todo, hubiera hecho ver qué poco se conoce su vida. No habría que decir de
ella cosas inverosímiles o que no sabemos; por ejemplo que de muy pequeñita, a
los tres años, la Santísima Virgen fue al templo para ofrecerse a Dios con ardientes
sentimientos de amor, totalmente extraordinarios, cuando tal vez fue allá
sencillamente por obedecer a sus padres... Para que un sermón sobre la Virgen me
guste y me aproveche, tiene que hacerme ver su vida real, no su vida supuesta; y
estoy segura de que su vida real fue extremadamente sencilla. Nos la presentan
inaccesible, habría que presentarla imitable, hacer resaltar sus virtudes, decir que
ella vivía de fe igual que nosotros, probarlo por el Evangelio, donde leemos. «No
comprendieron lo que quería decir». Y esta otra frase, no menos misteriosa: «Su
padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño». Esta admiración
supone una cierta extrañeza, ¿no te parece, Madrecita?
Sabemos muy bien que la Santísima Virgen es la Reina del cielo y de la tierra, pero
es más madre que reina; y no se debe decir que a causa de sus prerrogativas
eclipsa la gloria de todos los santos como el sol al amanecer hace que desaparezcan
las estrellas. ¡Dios mío, que cosa más extraña! ¡Una madre que hace desaparecer la
gloria de sus hijos...!Yo pienso todo lo contrario, yo creo que ella aumentará con
mucho el esplendor de los elegidos. Está bien hablar de sus privilegios, pero no hay
que quedarse ahí... ¡Y quién sabe si en ese caso algún alma no llegará incluso a
sentir cierto distanciamiento de una criatura tan superior y a decir: «Si eso es así,
mejor irse a brillar como se pueda en un rincón».
Lo que la Santísima Virgen tiene sobre nosotros es que ella no podía pecar y que
estaba exenta del pecado original. Pero por otra parte, tuvo menos suerte que
nosotros, porque ella no tuvo una Santísima Virgen a quien amar, y eso es una
dulzura más para nosotros y una dulzura menos para ella.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”