I Domingo de Adviento Ordinario, Ciclo A.
Padre Dr. Juan Pablo Esquivel
Comenzamos con el tiempo litúrgico de A DVIENTO , palabra que significa
ADVENIMIENTO , llegada... del Señor!!
El lema, la característica primordial de este tiempo es la esperanza de los
creyentes.
En la celebración de la Misa no se dice “Gloria” , y el sacerdote utiliza
ornamentos de color morado. Estos quieren ser signos de la expectación y la
preparación que vivimos de cara a la llegada del Señor.
La Iglesia, en este tiempo quiere hacernos tomar conciencia de la
permanente llegada del Reino de Dios a nuestro mundo, con una doble referencia
histórica: la Navidad , y la Parusía (= retorno glorioso de Cristo al fin de los
tiempos, para juzgar a vivos y difuntos).
Por eso durante este tiempo se nos llama a intensificar las actitudes
fundamentales de la vida cristiana: la espera atenta, la vigilancia, la fidelidad
en el trabajo cotidiano, la sensibilidad para descubrir y discernir los signos de los
tiempos, como manifestaciones del Dios Salvador que sale a nuestro encuentro
desde el final de los tiempos, desde el día del juicio.
A lo largo de estas semanas que nos conducen a la Navidad tenemos que
esforzarnos por descubrir y desear eficazmente las promesas mesiánicas : la
paz, la justicia, la relación fraternal, el nacimiento de un mundo nuevo desde la
raíz .
El Adviento nos dice que no tenemos que encerrarnos (¡ni menos
ahogarnos!) en el presente, porque la gran perspectiva de la vida humana está
de cara al futuro, con la esperanza puesta en la garantía del Dios de las
promesas.
Así, la Iglesia vive en la historia la progresiva manifestación de Dios con la
esperanza cierta que brota de su primera venida, la fe inconfundible de que Dios
está permanentemente entre nosotros, y aguardando su venida definitiva para
reinar con poder y gloria, para transformar todas las cosas en la medida de lo
cumplido en Jesucristo.
Por eso Jesús, en el Evangelio de hoy, habla como queriendo provocar una
“cierta intranquilidad” en los oyentes... Una espera… nza. Somos invitados a no
vivir “despreocupados” de todo, como lo hizo la generaci￳n del patriarca Noé…
Cuando ellos se dieron cuenta de la catástrofe, ¡ya era demasiado tarde!... Hoy
nuestro riesgo quizás sea estar demasiado ocupados en cosas urgentes , y
descuidar las importantes...
Jesús nos dice que algo semejante ocurrirá cuando venga el Hijo del hombre
(personaje celestial que viene para juzgar en nombre de Dios). Jesús es este “Hijo
del hombre” que vendrá por segunda vez al final de los tiempos como Juez
supremo, para premiar los méritos y castigar las maldades.
Estamos, por lo tanto, frente a D OS VENIDAS DE J ESÚS :
v Navidad : Jesús pobre y humilde, semejante a nosotros en todo - menos en el
pecado - y que culminó con su pasión, muerte y resurrección.
v En esta primera venida, no vino para juzgar ni condenar a nadie, sino
para perdonar y salvar a todos.
v Segunda venida: al final de los tiempos, con toda su gloria, para juzgar todas
las acciones ( “no quedará ni una palabra sin juzgar” ) de todos hombres, de
todos los tiempos y lugares.
Jesús insiste en que nadie sabe cuando será la Venida del Hijo del hombre.
Pero nos dice que será como los tiempos de Noé: en el momento en que menos se
lo espera (como el ladrón que viene de noche): nunca se da a conocer...
¡”efecto sorpresa”!
+ Muchos han intentado predecir la fecha de la Venida del Señor (= “fin del
mundo” ): Sectas, exaltados religiosos... que sólo han engendrado preocupación,
terror, suicidios (en el 1000 y el 1900)...
+ Jesús nos enseña claramente a no hacer estos cálculos . Nadie lo sabe
( “cómo un ladrón” ). Si alguien dice saberlo está equivocado : Jesús dice: “ nadie
lo sabe”.
“Por eso, uds. También estén prevenidos, porque el Hijo del hombre
VIENE a la hora que menos piensen”... (no dice “vendrá”, sino viene ...)
Con lo cual se nos insinúa que ese último día ya ha comenzado, y el Sr.
está viniendo siempre hasta que termine la historia humana...
Jesucristo en su pasión, delante de los jueces, hace una afirmación semejante
a la anterior: desde ahora van a ver al Hijo del hombre que viene sobre las
nubes del cielo…” Por lo tanto, la primera venida de Jesús, en la debilidad de la
carne, terminó con su muerte y Resurrección. Y con la Resurrección ya comienza
una nueva venida: ahora viene con gloria, como Juez.
¿Qué nos pide al Evangelio de hoy?
Que evitemos los dos vicios extremos; que no vivamos ni alarmados, ni
despreocupados: sino atentos, prevenidos . No inquietos, pero sí vigilando para
reconocer al S EÑOR cuando se nos presente.
Y Jesús se nos presenta a cada momento: en la SANTA MISA, en la
naturaleza; en cada cristiano, más aún, en cada persona que se os acerca ... =>
abrir muy bien los ojos de la fe, para alcanzar a ver a Jesús que viene a
nosotros cada vez que nos encontramos con otra persona… porque en
estos encuentros ya estamos siendo juzgados por el Hijo del hombre. Es
decir, en el momento en que estamos más distraídos, cuando menos lo pensamos,
Jesús se pone a nuestro lado pidiéndonos ayuda, exigiéndonos una definición,
solicitándonos algo de nuestro tiempo, nuestra alegría, nuestra comprensión o
nuestro afecto …
Dios, al mismo tiempo, se muestra y se oculta en el hambriento, en el
abandonado, en el que no tiene ropa limpia para ponerse, en el enfermo en el
preso… Más aún: en el que necesita nuestra escucha, nuestro tiempo, nuestro
entusiasmo, nuestro compromiso, nuestra solidaridad, nuestra comprensión,
nuestra misericordia.
Como nunca, Dios se mostró - y se ocultó - en un bebito recién nacido en
Belén, que lloraba de hambre y de frío … Y en un hombre semejante a nosotros en
todo, menos en el pecado… abandonado por todos, burlado, escupido, abofeteado,
insultado, azotado, coronado de espinas, clavado en una cruz...
¿En todo está esto Dios? SÍ. Y el Adviento es tiempo para descubrir estas
tan distintas presencias de Dios. Jesús está en los acontecimientos de la vida diaria,
familiares, como sociales, nacionales y mundiales: invitándonos a pensar en clave
cristiana, a sentir como cristianos, a tener actitudes opiniones, criterios y valores
que expresen nuestra fe. No hay un solo momento de nuestra vida que no sea
juzgado por el Hijo del Hombre, que pesa el amor de nuestros
pensamientos, palabras, obras y omisiones.
Nada hay que sea “indiferente”: se trata pues de vivir atentos, prevenidos…
El día del juicio final pondrá fin a la historia del mundo.
Ese día Dios juzgará definitivamente las acciones de todos los hombres.
Pero eso no quiere decir que será la primera vez que el Señor juzgue:
v Las cosas que hacemos, decimos, pensamos o dejamos de hacer ya nos están
juzgando.
v La muerte de cada persona => la conduce inmediatamente a la Presencia del
Señor para recibir el premio o el castigo merecido.
v La vida cotidiana, con sus cotidianos avatares > permanente venida del Señor.
Por lo tanto, el Señor ya está viniendo , y nosotros ya estamos siendo
juzgados. El día final se verá “de un solo golpe” lo que han sido todos esos juicios
cotidianos, y se pondrá de manifiesto la fidelidad de cada uno.
Por lo tanto, es un grave error pensar que el último día será una “mega-
catástrofe” que aplastará a todos (buenos y malos) por igual: “de dos hombres
en el campo, uno tomado y otro dejado”… “De dos mujeres moliendo
granos …” (incluso el Ev. de Lc. pone: “de dos que estén en una misma cama…” )
Es claro que el juicio será personalísimo .
+ A DVIENTO : El Se￱or está cerca de nosotros… Abramos nuestro coraz￳n para
recibirlo y celebrarlo con ánimo renovado… De la mano de María caminamos desde
el primer Adviento de la historia hacia el último; y como ella queremos descubrir y
recibir al Señor cada día.
A
N
Amén