XXV Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Miércoles
Jesús envió a los apóstoles a proclamar el Reino de Dios y a curar a los
enfermos, y a todos nos llama al apostolado
“En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y
autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades.
Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los
enfermos, diciéndoles: -«No llevéis nada para el camino: ni bastón
ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto.
Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel
sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el
polvo de los pies, para probar su culpa.» Ellos se pusieron en
camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y
curando en todas partes” (Lucas 9,1-6).
1 . - Habiendo convocado Jesús a los doce les dio poder y
autoridad para: 1º Expulsar todos los demonios y curar las
enfermedades... 2º Proclamar el reino de Dios... Se pusieron pues
en camino y fueron de aldea en aldea, 1º Anunciando la "buena
noticia"...2º Curando en todas partes... La "misión" se resume pues en
dos puntos precisos: la palabra, proclamación... y la curación. Van unidas
las dos cosas. La liberación del mal va unida a la palabra. De ti, Señor, se
nos dice que hiciste y hablaste: palabras y obras. La acción apostólica unida
a la palabra de la oración y predicación.
El Catecismo 863 se￱ala: “Toda la Iglesia es apost￳lica mientras
permanezca, a través de los sucesores de San Pedro y de los apóstoles, en
comunión de fe y de vida con su origen. Toda la Iglesia es apostólica en
cuanto que ella es "enviada" al mundo entero; todos los miembros de la
Iglesia, aunque de diferentes maneras, tienen parte en este envío. "La
vocación cristiana, por su misma naturaleza, es también vocación al
apostolado". Se llama "apostolado" a "toda la actividad del Cuerpo Místico"
que tiende a "propagar el Reino de Cristo por toda la tierra" (AA 2)”.
Jesús, envías aquí a los doce, y poco después a 72. También nos
envías a los miembros de la Iglesia: Papa, obispos, sacerdotes, laicos...
Todos reciben las mismas consignas de "pobreza":- a los Doce, les dices:
" No toméis ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni túnica de
repuesto ;" – y a los Setenta y dos: " No llevéis ni dinero ni alforja, ni
sandalias..."
-“ Jesús les dijo: "No toméis nada para el camino: Ni bastón, ni
alforja, ni pan, ni dinero, ni túnica de repuesto. Quedaos en la casa
donde os alojéis, hasta que os vayáis de aquel lugar. " La Iglesia
primitiva cuidaba mucho de mantener ese ideal de pobreza real, como un
signo del Reino.
-“ Y en caso de que no os reciban al salir de aquel pueblo
sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos ”. Te pedimos,
Señor, que sepamos abrirnos a tu gracia salvadora, no
autoexcluirnos, y acertar para llegar al corazón de los que no quieren
saber nada (Noel Quesson).
San Josemaría hablaba de “Ser ap￳stol de ap￳stoles”: “Llenar de luz
el mundo, ser sal y luz: así ha descrito el Señor la misión de sus discípulos.
Llevar hasta los últimos confines de la tierra la buena nueva del amor de
Dios. A eso debemos dedicar nuestras vidas, de una manera o de otra,
todos los cristianos.
”Diré más. Hemos de sentir la ilusión de no permanecer solos,
debemos animar a otros a que contribuyan a esa misión divina de llevar el
gozo y la paz a los corazones de los hombres. En la medida en que
progresáis, atraed a los demás con vosotros , escribe San Gregorio Magno;
desead tener compañeros en el camino hacia el Señor .
Pero tened presente que, cum dormirent homines, mientras dormían
los hombres, vino el sembrador de la cizaña, dice el Señor en una parábola.
Los hombres estamos expuestos a dejarnos llevar del sueño del egoísmo,
de la superficialidad, desperdigando el corazón en mil experiencias
pasajeras, evitando profundizar en el verdadero sentido de las realidades
terrenas. ¡Mala cosa ese sueño, que sofoca la dignidad del hombre y le hace
esclavo de la tristeza!
”Hay un caso que nos debe doler sobre manera: el de aquellos
cristianos que podrían dar más y no se deciden; que podrían entregarse del
todo, viviendo todas las consecuencias de su vocación de hijos de Dios,
pero se resisten a ser generosos. Nos debe doler porque la gracia de la fe
no se nos ha dado para que esté oculta, sino para que brille ante los
hombres; porque, además, está en juego la felicidad temporal y la eterna
de quienes así obran. La vida cristiana es una maravilla divina, con
promesas inmediatas de satisfacción y de serenidad, pero a condición de
que sepamos apreciar el don de Dios , siendo generosos sin tasa.
”Es necesario, pues, despertar a quienes hayan podido caer en ese
mal sueño: recordarles que la vida no es cosa de juego, sino tesoro divino,
que hay que hacer fructificar. Es necesario también enseñar el camino, a
quienes tienen buena voluntad y buenos deseos, pero no saben cómo
llevarlos a la práctica. Cristo nos urge. Cada uno de vosotros ha de ser no
sólo apóstol, sino apóstol de apóstoles, que arrastre a otros, que mueva a
los demás para que también ellos den a conocer a Jesucristo.
”Quizás alguno se pregunte cómo, de qué manera puede dar este
conocimiento a las gentes. Y os respondo: con naturalidad, con sencillez,
viviendo como vivís en medio del mundo, entregados a vuestro trabajo
profesional y al cuidado de vuestra familia, participando en los afanes
nobles de los hombres, respetando la legítima libertad de cada uno”.
2. –“ Yo, Esdras, a la hora de la oblación de la tarde, salí de mi
postración y con las vestiduras y el manto rasgados, caí de rodillas,
con las manos extendidas hacia el Señor, mi Dios ”. Esdras siente dolor
por los abandonos de la fe, que para ellos estaba en gran parte marcado
con los casamientos con mujeres paganas. Los libros de Rut y de Jonás, por
ejemplo, son abiertos hacia esos matrimonios mixtos, con miras
universalistas... Esdras, en cambio, no. Nos parece hoy nacionalismo
estrecho, racismo, aunque nos cuesta ver esa cultura de tiempos antiguos,
con riesgo de perder su identidad, en medio de costumbres paganas. Hoy
vemos que hay mujeres en la genealogía de Jesús procedentes de otras
razas… que debemos ser respetuosos con las religiones de los demás;
también resulta con frecuencia dramático ver como algunos creyentes
abandonan su fe. Es un problema de todas las épocas. Este texto debe
movernos a rogar por todas esas familias que se encuentran en situaciones
semejantes.
-" Dios mío, siento harta vergüenza y confusión, para levantar
mi rostro hacia Ti ". La conciencia del pecado. Esta es una gracia a pedir,
sobre todo HOY en que en tantos de nuestros contemporáneos parece
haberse borrado, casi completamente, el sentido del «mal». La psicología
moderna, y esto es un bien, nos ha revelado los resortes escondidos y
complejos del alma humana. Es verdad que nuestras culpabilidades son a
menudo atenuadas por todo un conjunto de condicionamientos que pesan
sobre nosotros. Sin embargo, con relación a nosotros mismos, en primer
lugar es indispensable que agudicemos nuestra lucidez para no deslizarnos
hacia la irresponsabilidad. Luego, con relación a los demás, es catastrófico
dañarlos sin que nos demos cuenta de ello. En fin, con relación a Dios, es
capital situarse ante El con la verdad: Dios es perfectamente santo y
trascendente y yo soy pobre y frágil.
-“ Nuestras faltas se han multiplicado, nuestros pecados han
crecido hasta el cielo ”. Esdras no se sitúa al nivel de una conciencia
individual del pecado. Dice «nuestros». Se siente solidario de todo el mal
que pueda haber cometido el conjunto del pueblo. Hoy vemos como una
«marea negra», “poluci￳n moral” que destruye a la humanidad: egoísmo.
La fórmula de Esdras a ese nivel colectivo no es excesiva: ¡el mal nos
" sumerge y crece ". Hasta el punto que todos nosotros corremos el riesgo
de cruzarnos de brazos diciendo: "¿qué podemos hacer?".
-“ A causa de nuestras faltas fuimos entregados a la espada, a
la deportación, al saqueo, al oprobio ”. No hay relación entre la
desgracia y el mal: ese modo de pensar que tenían, equivocado, ha sido
corregido por Jesús. Pero sí podemos aprovechar la llamada a la conversión.
Juan Pablo II pidió perdón de parte de la Iglesia "por los pecados que han
dañado la unidad querida por Dios para su pueblo", o por haber permitido
"métodos de intolerancia e incluso de violencia en el servicio a la verdad", y
la responsabilidad que podemos tener en "la indiferencia religiosa que lleva
a muchos a vivir como si Dios no existiera". El Papa afirma que la Iglesia
"no pueda atravesar el umbral del nuevo milenio sin animar a sus hijos a
purificarse, en el arrepentimiento, de errores, infidelidades, incoherencias y
lentitudes". "A las puertas del nuevo milenio los cristianos deben ponerse
humildemente ante el Señor para interrogarse sobre las responsabilidades
que ellos tienen también en relación a los males de nuestro tiempo". Hemos
pasado esta puerta del tercer milenio pero el ejemplo de Juan Pablo II
podría ser seguido por muchos…
-“ Mas ahora, en un instante, el Señor nuestro Dios, con su
misericordia nos ha permitido escapar dándonos una liberación ”. El
sentimiento de postración da lugar a la acción de gracias (Noel Quesson).
3. En vez de salmo, hace eco a la lectura de hoy la oración de Tobías,
que también sabe lo que es la culpa y el castigo y la ayuda de Dios para la
conversión: " él nos dispersó entre los gentiles... veréis lo que hará
con vosotros, le daréis gracias a boca llena... convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia ". Está compuesto para ser recitado
en la diáspora, en cualquier circunstancia. En el canto –que tiene
diferencias, en varias versiones- late la esperanza de la reunificación del
pueblo judío en torno a una Jerusalén maravillosamente reconstruida,
esperanza que continúa hasta la venida de Jesús que con la Iglesia, la
Nueva Jerusalén, hace realidad todas las profecías de la que ha de aparecer
gloriosa al fin de los tiempos (Ap 21,2-22,15; Biblia de Navarra). Hacia este
cántico pareciéramos remontar una buena parte del cántico de María en el
Evangelio de san Lucas. Dios ha hecho grandes cosas por nosotros, por eso
hemos de darle gracias. A ella acudimos, pidiéndole su intercesión para
hacer nuestra su oración.
Llucià Pou Sabaté